Se rompieron las cadenas.pdf - Stichting In de Rechte Straat
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Fundatión En la Calle Recta (ECR)<br />
No tenía más salida que el protestantismo. Sólo en la Reforma podría vivir ya. Y<br />
estaba seguro <strong>de</strong> que Dios no me abandonaría jamás y <strong>de</strong> que acabaría la obra que<br />
había comenzado.<br />
Con todo entusiasmo me puse a estudiar el protestantismo. Pero tales estudios no<br />
me resultaban fáciles, pues carecía <strong>de</strong> permiso para leer libros protestantes y<br />
necesitaba, por consiguiente, profundizar <strong>las</strong> proposiciones luteranas que leía en<br />
algunos textos católicos. Pero mi actitud era ahora muy distinta, pues no con<strong>de</strong>naba,<br />
a priori, la teología <strong>de</strong> la Reforma.<br />
La primera impresión que me produjo este estudio fue que ciertas objeciones que yo<br />
tenía contra el catolicismo no podía mantener<strong>las</strong> ante el protestantismo. La<br />
enseñanza <strong>de</strong> la existencia <strong>de</strong> un solo Mediador comenzó a atraerme. No tenía,<br />
a<strong>de</strong>más ninguna necesidad <strong>de</strong> imponerme penosos esfuerzos para encen<strong>de</strong>r en mí la<br />
<strong>de</strong>voción mariana ni <strong>de</strong> preguntarme, con ansiedad, si le concedía a María la <strong>de</strong>bida<br />
atención. Podría entregarme, por fin, sin ninguna inquietud, a una comunión íntima<br />
con Cristo, como lo había hecho anteriormente, lleno <strong>de</strong> alegría, durante mis<br />
meditaciones evangélicas.<br />
En <strong>las</strong> iglesias protestantes mi oración no sería distraída por piadosas estatuas, bel<strong>las</strong><br />
unas y <strong>de</strong> <strong>de</strong>plorable gusto otras. No me sería necesario arrodillarme ante el<strong>las</strong> ni<br />
incensar<strong>las</strong>. Entraría en una religión que adora a Dios en espíritu y en verdad. No<br />
expondría nunca más sobre la mesa <strong>de</strong> disección <strong>de</strong>l confesionario mi alma, para<br />
sufrir en él la fría inquisición <strong>de</strong> un hombre <strong>de</strong> oficio, <strong>de</strong> un sacerdote más o menos<br />
endurecido por la rutina.<br />
Observé también cómo los protestantes no distinguían entre una certeza sobrenatural<br />
y una certeza natural, contentándose con hablar <strong>de</strong> la fe en el <strong>Se</strong>ñor Jesús. Iba hacia<br />
la luz <strong>de</strong> Dios en la Biblia, ya que la revelación divina en la naturaleza no esclarecía<br />
suficientemente mi espíritu y me sumía en la incertidumbre.<br />
Supe que no se me interrogaría sobre la naturaleza <strong>de</strong> mi certeza y que la Palabra <strong>de</strong><br />
Dios se encierra en la Biblia y no en los libros sagrados <strong>de</strong> <strong>las</strong> <strong>de</strong>más religiones. Los<br />
protestantes me admitirían entre ellos con la única condición <strong>de</strong> una firme seguridad<br />
en Jesucristo, el Hijo <strong>de</strong> Dios, muerto en la cruz por la expiación <strong>de</strong> mis pecados.<br />
Así, pues, al principio mi simpatía por el protestantismo se <strong>de</strong>rivaba <strong>de</strong> motivos<br />
negativos. Más tar<strong>de</strong> compren<strong>de</strong>ría el secreto <strong>de</strong> la certeza <strong>de</strong> la salvación por le fe<br />
en Cristo, secreto que constituye la verda<strong>de</strong>ra fuente <strong>de</strong> la alegría evangélica.<br />
Pues, estimado lector/a, si usted todavía está buscando la certidumbre y la verdad<br />
mediante el uso <strong>de</strong> la razón humana, <strong>de</strong>je sus esfuerzos en vanos. La razón nunca<br />
podrá facilitarnos la certidumbre. Por eso, mi conclusión es: Hay solamente dos<br />
posibilida<strong>de</strong>s, o el dubio absoluto o la fe absoluta. No trate <strong>de</strong> sugerirle a su corazón<br />
cierta certidumbre fuera <strong>de</strong> la fe en el único y suficiente Salvador Jesucristo. Este<br />
tipo <strong>de</strong> certidumbre inventada exclusivamente surge <strong>de</strong>l miedo <strong>de</strong> la obscura noche<br />
<strong>de</strong>l dubio completo, o <strong>de</strong>l miedo <strong>de</strong> rendirse sin condición alguna a Jesús, la Luz <strong>de</strong>l<br />
mundo.<br />
<strong>Se</strong> Rompieron <strong>las</strong> Ca<strong>de</strong>nas 56 Herman J. Hegger