15.05.2013 Views

Se rompieron las cadenas.pdf - Stichting In de Rechte Straat

Se rompieron las cadenas.pdf - Stichting In de Rechte Straat

Se rompieron las cadenas.pdf - Stichting In de Rechte Straat

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

Fundatión En la Calle Recta (ECR)<br />

Llamé mientras mi brasileño alcanzaba el otro lado <strong>de</strong> la avenida. <strong>Se</strong> <strong>de</strong>tuvo entonces<br />

unos instantes y me observó. Lo miré también y emprendió <strong>de</strong> nuevo su camino<br />

pero, tras unos pasos, se volvío otra vez hacia mi.<br />

Toda c<strong>las</strong>e <strong>de</strong> i<strong>de</strong>as cruzaron por mi mente. ¿Era, quizás, un amigo <strong>de</strong>l convento y se<br />

dirigía a telefonear rápidamente al superior Deseché la i<strong>de</strong>a; si hubiera conocido los<br />

Padres, me habría hablado <strong>de</strong> ellos durante el trayecto.<br />

La puerta se abrió y me encontré en presencia <strong>de</strong> una niña <strong>de</strong> unos nueve años. En<br />

mi incorrecto portugués y sin conocer siquiera el nombre <strong>de</strong>l pastor, le pregunté:<br />

<br />

La pequeña, manifiestamente asustada, seguramente por mi hábito negro y por mi<br />

acento extranjero, corrió hacia al interior <strong>de</strong> la casa y gritó: <br />

Vino entonces una dama muy amable y repetí la misma pregunta. Me contestó: .<br />

Me conduja al recibidor que parecía ser, al mismo tiempo, gabinete <strong>de</strong> trabajo. Todo<br />

era allí a<strong>de</strong>cuado y no había lujo alguno. Los minutos transcurrían en una espera<br />

ansiosa. Recordaba todos los relatos que en mi infancia había escuchado sobre los<br />

protestantes. Lutero, que había abandonado la Iglesia para casarse con una monja.<br />

Enrique VIII, que para po<strong>de</strong>r cometer adulterio introdujo el anglicanismo en<br />

<strong>In</strong>glaterra. Y la historia <strong>de</strong> unos soldados protestantes que, llenos <strong>de</strong> odio a María,<br />

habían disparado sobre una estatua suya y habían muerto enseguida en <strong>las</strong> más<br />

trágicas condiciones.<br />

¿Qué iba a hacer yo? Podía todavía alejarme, abrir la puerta y marcharme. Cuando<br />

llegase el pastor sería <strong>de</strong>masiado tar<strong>de</strong>.<br />

Otra vez obe<strong>de</strong>cí mis convicciones. No, no <strong>de</strong>bía marcharme. En la Iglesia <strong>de</strong> Roma<br />

no encontraría jamás la paz. El protestantismo era mi único recurso. Sin él, <strong>de</strong>bería<br />

vivir sin Cristo en un camino sin salida.<br />

Escuché cómo giró la llava en la cerradura. La suerte estaba echada. El Pastor Adriel<br />

<strong>de</strong> Souza Motta se reveló como un hombre muy amable. Me dijo que me pusiera todo<br />

lo cómodamente posible. Le hice conocer el motivo <strong>de</strong> mi visita, diciéndole la<br />

convicción <strong>de</strong> que me era imposible permanecer en la Iglesia <strong>de</strong> Roma y que<br />

esperaba encontrar en el protestantismo la paz <strong>de</strong> mi alma.<br />

Adriel me expuso entonces, brevemente, la esencia <strong>de</strong> la doctrina <strong>de</strong> la Reforma. Me<br />

dijo que el hombre no pue<strong>de</strong> salvarse sino por la fe en Jesús, como su único, perfecto<br />

y personal Salvador. Me leyó enseguida los artículos <strong>de</strong> la confesión metodista.<br />

Le escuché con toda la atención <strong>de</strong> que fui capaz pero no comprendí todo cuanto me<br />

dijo <strong>de</strong>bido a mi escaso conocimiento <strong>de</strong>l portugués y porque estaba tan excitado que<br />

apenas podía seguirle.<br />

Al <strong>de</strong>spedirme - no podía permanecer mucho tiempo allí so pena <strong>de</strong> llegar tar<strong>de</strong> al<br />

convento - le prometí que, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> cuatro días, le comunicaría por carta mi<br />

<strong>de</strong>cisión <strong>de</strong> permanecer o no en contacto con la Iglesia metodista.. Asintió y me<br />

recomendó que tomara mi <strong>de</strong>cisión con plena libertad. Me aseguró también que no<br />

<strong>de</strong>bía temer ninguna indiscreción <strong>de</strong> él, aún en el caso <strong>de</strong> que me <strong>de</strong>cidiera a<br />

permanecer en la Iglesia. Este rasgo me pareció exquisito.<br />

<strong>Se</strong> Rompieron <strong>las</strong> Ca<strong>de</strong>nas 67 Herman J. Hegger

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!