15.05.2013 Views

Se rompieron las cadenas.pdf - Stichting In de Rechte Straat

Se rompieron las cadenas.pdf - Stichting In de Rechte Straat

Se rompieron las cadenas.pdf - Stichting In de Rechte Straat

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

Fundatión En la Calle Recta (ECR)<br />

Capítulo XII<br />

Jesús, mi Salvador<br />

Quiero cantar ahora a mi Salvador, a mi Rey, a mi Maestro. Quiero proclamar sus<br />

maravil<strong>las</strong> que ha obrado en mi alma, balbucir al menos mi reconocimiento. ¡Oh,<br />

Cristo! ¿por qué me has ben<strong>de</strong>cido tanto? ¡Yo no soy digno! ¿Por qué has colmado mi<br />

vida con tus bendiciones? ¿Por qué tan gran amor hacia mí? ¿Por qué esta intimidad<br />

entre nosotros? ¿Por qué te has manifestado con tanta belleza y fuerza en mi alma?<br />

Mi conversión al Protestantismo fue, ante todo, la consecuencia <strong>de</strong> problemas<br />

intelectuales y <strong>de</strong> una sed inextinguible <strong>de</strong>l <strong>In</strong>finito. Recurrí a él en un estado <strong>de</strong><br />

miseria extrema. <strong>Se</strong> me abrieron <strong>las</strong> puertas con afecto cuando me encontraba<br />

solamente en el umbral <strong>de</strong> la fe. Los tesoros secretos <strong>de</strong>l verda<strong>de</strong>ro cristianismo<br />

permanecían todavía ocultas para mí.<br />

Con la asidua asistencia a los cultos protestantes <strong>de</strong>scubrí, progresivamente la<br />

gran<strong>de</strong>za <strong>de</strong> la misericordia <strong>de</strong> Cristo. Me resistí al principio a admitir que Jesús fuese<br />

tan misericordioso como afirma el Protestantismo. Pero se me citaban continuamente<br />

nuevos textos <strong>de</strong> la Biblia que iluminaban mi espíritu. Cada una <strong>de</strong> esas citas<br />

provocaba en mí una extraña explosión <strong>de</strong> alegría. Esta insistencia acabó con mis<br />

dificulta<strong>de</strong>s, aunque me es preciso reconocer que yo aspiraba a que fuese verdad lo<br />

que se me <strong>de</strong>cía.<br />

Empero la plena certeza <strong>de</strong> la absoluta misericordia <strong>de</strong> Cristo no me fue concedida<br />

mediante citas aisladas. Nació en mi por una nueva meditación <strong>de</strong>l Nuevo<br />

Testamento. Entonces se <strong>de</strong>sveló ante mis ojos, plena <strong>de</strong> auténtica belleza, la<br />

verda<strong>de</strong>ra personalidad <strong>de</strong> Jesús. Comencé a ver la largura, la anchura, la altura, la<br />

profundidad <strong>de</strong>l amor <strong>de</strong> Jesucristo. Su gracia inundó mi alma con o<strong>las</strong> <strong>de</strong> luz. Le oí<br />

<strong>de</strong>cirme: (Efs. 5:14). Mi alma se abrío. La vida eterna comenzaba a surgir en todo<br />

mi ser. Descubría, con asombro, un país enteramente nuevo, <strong>de</strong> horizontes infinitos.<br />

Espiritualmente contemplaba también <strong>las</strong> llagas <strong>de</strong> mi Salvador en sus manos, en sus<br />

pies, en su costado. Después, mis ojos encontraron los suyos. Entonces, toda duda y<br />

vacilación me fueron quitadas. Leí en su misericordia y que ningún pecado podía<br />

permancer en mí. Oí su promesa: (Juan 3:15 y<br />

25). En la rectitud <strong>de</strong>l alma <strong>de</strong> Jesús vi una prueba cierta <strong>de</strong> fi<strong>de</strong>lidad que se extendía<br />

a toda mi vida pecadora y hasta más allá <strong>de</strong> mi muerte.<br />

Estaba seguro <strong>de</strong> que Jesús me enviaría el Santo Espíritu, el Espíritu <strong>de</strong> amor, su<br />

Espíritu Santo. <strong>Se</strong>ntía un apaciguamiento inefable. La paz <strong>de</strong>l Espíritu <strong>de</strong> Dios cantaba<br />

en mí, cantaba el lenguaje <strong>de</strong> la gracia libertadora <strong>de</strong> Dios en <strong>las</strong> alturas más límpidas<br />

<strong>de</strong> mi espíritu y hasta en <strong>las</strong> profundida<strong>de</strong>s más oscuras <strong>de</strong> mi intimidad emocional.<br />

Todo temor angustioso <strong>de</strong>l infierno <strong>de</strong>sapareció. Lo supe entonces: Jesús no me<br />

apartaría <strong>de</strong> Él. Él mismo me lo había dicho. Ahora que había leído en sus propios ojos<br />

su fi<strong>de</strong>lidad y su amor, hubiera estimado como una violación <strong>de</strong> los mismos cualquiera<br />

duda sobre mi salvación.<br />

Cerca <strong>de</strong> Cristo, sentía un sentimiento <strong>de</strong> plena seguridad. Sacado por Él <strong>de</strong> <strong>las</strong><br />

tinieb<strong>las</strong> <strong>de</strong> mi condición pecaminosa, me sentía firmemente ligado a su persona. Él<br />

era mi única esperanza. Como el ciervo brama por <strong>las</strong> aguas, así clamaba mi alma por<br />

<strong>Se</strong> Rompieron <strong>las</strong> Ca<strong>de</strong>nas 84 Herman J. Hegger

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!