15.05.2013 Views

Se rompieron las cadenas.pdf - Stichting In de Rechte Straat

Se rompieron las cadenas.pdf - Stichting In de Rechte Straat

Se rompieron las cadenas.pdf - Stichting In de Rechte Straat

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

Fundatión En la Calle Recta (ECR)<br />

superior? Era <strong>de</strong>l todo improbable pero, en tales circunstancias, <strong>las</strong> menores<br />

posibilida<strong>de</strong>s adquieren verosimilitud.<br />

Finalmente se oyó el ja<strong>de</strong>o <strong>de</strong> la locomotora y el tren llegó al andén. Subimos el<br />

equipaje y pudimos sentarnos juntos.<br />

El tren vaciló y arrancó. Comenzó entonces, realmente, mi marcha hacia un nuevo<br />

porvenir.<br />

Apenas habíamos <strong>de</strong>jado Cerquilho le dije al P. Mario: .<br />

Él no lo quería creer. Pensaba que le gastaba una broma. Pero cuando observó los<br />

rasgos tensos <strong>de</strong> mi rostro, comprendió que hablaba en serio.<br />

Entonces me interrogó: ¿Por qué? ¿Tenía nostalgia <strong>de</strong> Holanda? ¿No me podía<br />

acostumbrar a la vida <strong>de</strong>l seminario? ¿Encontraba <strong>de</strong>masiado pesado el cargo <strong>de</strong><br />

profesor? ¿Estaba <strong>de</strong>sfallecido <strong>de</strong> fatiga y necesitaba un reposo completo?<br />

Le <strong>de</strong>jé preguntar y contesté negativamente a todas sus preguntas.<br />

Fue éste, ciertamente, el viaje más penoso <strong>de</strong> toda mi vida. La tensión <strong>de</strong> los últimos<br />

días alcanzó en él su punto culminante; la falta <strong>de</strong> sueño; la falsedad con un hermano<br />

que igmnoraba completamente mi radical cambio <strong>de</strong> orientación; todos estos factores<br />

juntos acabaron con mi resistencia. No pu<strong>de</strong> retener <strong>las</strong> lágrimas.<br />

El P. Mario me propuso entonces ir al vagón restaurante. Allí pidió café y pastas. Con<br />

gran amabilidad se esforzó por consolarme y reanimarme. Mas sus palabras carecían<br />

<strong>de</strong> sentido para mí, que no podía, por otro lado, <strong>de</strong>cirle la verdad.<br />

Despuntaba el día. Un sol esplendoroso había disipado la oscuridad. El tren<br />

atravesaba una región montañosa y se veía, sobre los prados, el <strong>de</strong>stello <strong>de</strong> <strong>las</strong> per<strong>las</strong><br />

<strong>de</strong>l rocío.<br />

Al fin Soracaba estaba a la vista. El P. Mario se dispuso a <strong>de</strong>scen<strong>de</strong>r y, según la<br />

costumbre brasileña, me estrechó entre sus brazos en un apretado abrazo. Me<br />

agra<strong>de</strong>ció mi amistad y mi ejemplar conducta en el convento. Como recuerdo me <strong>de</strong>jó<br />

una pequeña fotografía suya que he conservado <strong>de</strong>s<strong>de</strong> entonces.<br />

Le entregué en aquel momento una carta que le había escrito y en la que le<br />

comunicaba los verda<strong>de</strong>ros motivos <strong>de</strong> mi partida. Le rogué, al mismo tiempo, que no<br />

la abriese hasta que el tren hubiese partido, pues quería evitar una dolorosa escena<br />

en el andén <strong>de</strong> la estación, en el caso <strong>de</strong> que el tren retrasase su salida.<br />

El P. Mario bajó <strong>de</strong>l vagón y permaneció algún tiempo en el andén junto a la<br />

ventanilla <strong>de</strong> mi <strong>de</strong>partamento. Sonó la señal <strong>de</strong> salida. Las ruedas <strong>de</strong> la locomotora<br />

patinaron unos instantes y <strong>de</strong>spués, lentamente, el tren se puso en marcha. Nos<br />

<strong>de</strong>spedimos saludándonos con la mano hasta que, finalmente, una curva nos ocultó<br />

mutuamente, para siempre.<br />

Yo sabía que el P. Mario abiría enseguida la carta y le veía totalmente trastornado con<br />

su lectura. Mis ojos se hume<strong>de</strong>cieron <strong>de</strong> nuevo. Con dolor les <strong>de</strong>cepcionaba a todos.<br />

Sabía que experimentarían una gran tristeza y una gran pena.<br />

Pensé entonces en mi familia y volé imaginativamente a Lomm. ¿Qué harían en<br />

aquellos instantes los míos? ¿<strong>Se</strong>guirían tan orgullosos <strong>de</strong> mi? Veía a mi madre, a mis<br />

hermanos y hermanas entregados a su trabajo sin sospechar para nada lo que muy<br />

pronto sabrían. Acaso en aquellos precisos momentos hablaban <strong>de</strong>l hijo o <strong>de</strong>l<br />

hermano sacerdote, sin presentir que yo sería el escándalo <strong>de</strong> la familia.<br />

<strong>Se</strong> Rompieron <strong>las</strong> Ca<strong>de</strong>nas 79 Herman J. Hegger

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!