15.05.2013 Views

Se rompieron las cadenas.pdf - Stichting In de Rechte Straat

Se rompieron las cadenas.pdf - Stichting In de Rechte Straat

Se rompieron las cadenas.pdf - Stichting In de Rechte Straat

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

Fundatión En la Calle Recta (ECR)<br />

Santa Cena es un asombroso misterio, <strong>de</strong> un atractivo singular. En él el alma se sale<br />

<strong>de</strong> sí misma y se pier<strong>de</strong> en el amor <strong>de</strong> su Salvador.<br />

Sabemos que en la Cena, Jesús es nuestro anfitrión. Él es quien ha preparado para<br />

nosotros alimentos espirituales. Él nos presenta el pan y nos dice: . . Y, cuando se rompe el pan, reconocemos por este gesto,<br />

que Jesús ha <strong>de</strong>jado romper su propio cuerpo en la cruz <strong>de</strong> la infamia. En esos<br />

momentos el silencio se hace en nosotros y carecemos <strong>de</strong> palabras para expresar<br />

nuestra gratitud. Sólo tenemos entonces miradas para Jesús. Nuestros corazones<br />

musitan palabras inefables.<br />

En el momento en que recibimos el pan, escuchamos la voz <strong>de</strong> Jesús: . Una paz perfecta se establece en nosotros;<br />

nuestras inquietu<strong>de</strong>s <strong>de</strong>saparecen y pregustamos el cielo.<br />

Cuando comemos este pan vivmos una comunión profunda con Jesús, con los <strong>de</strong>más<br />

creyentes y con la Iglesia, <strong>de</strong> la cual Jesús es la cabeza, la vid, como nosotros somos<br />

los sarmientos. Formamos un solo todo que vive una misma vida. La paz irradia <strong>de</strong><br />

este in<strong>de</strong>cible misterio. El canto <strong>de</strong> un amor insondable arrulla nuestra alma y<br />

presentimos, en la lejanía, el coro <strong>de</strong> los ángeles que repite: .<br />

Y cuando todavía estamos absorbidos en la adoración <strong>de</strong> la infinita bondad divina, un<br />

nuevo signo se nos manifiesta. El vino es vertido en la copa. Esta pasa <strong>de</strong> unos a<br />

otros y esuchamos cómo nos dice Cristo: . La sangre es el<br />

símbolo <strong>de</strong> la vida y Jesús ha dado su sangre por nosotros. Esta sangre <strong>de</strong>bió verterse<br />

para que se nos otorgara la salvación. Era preciso que Jesús sufriera la muerte para<br />

po<strong>de</strong>r darnos la vida. Él mismo se compara a un grano <strong>de</strong> trigo que <strong>de</strong>be caer a tierra<br />

y pudrirse para po<strong>de</strong>r germinar y producir <strong>de</strong>spués fruto en abundancia.<br />

Al llegarnos la copa es como si con el vino, ese símbolo <strong>de</strong> la sangre <strong>de</strong> Cristo<br />

<strong>de</strong>rramada por nosotros, bebiésemos la misma vida eterna <strong>de</strong> Cristo. Nuestros<br />

pensamientos se elevan a <strong>las</strong> fuentes eternas <strong>de</strong>l Cor<strong>de</strong>ro <strong>de</strong> <strong>las</strong> que habla el<br />

Apocalipsis. ¿No ha <strong>de</strong>clarado Pablo que por la Santa Cena anunciamos la muerte <strong>de</strong><br />

<strong>Se</strong>ñor hasta que vuelva? Toda esta ceremonia está transitada <strong>de</strong> una temblorosa<br />

espera. Cristo, aunque invisible, está presente y le vemos con los ojos <strong>de</strong> la fe. ¡Cómo<br />

le amaremos cuando caigan los velos y le contemplemos cara a cara!<br />

Así nace en nuestro espíritu la visión <strong>de</strong>l banquete eterno. Porque sabemos que un día<br />

veremos la gloria <strong>de</strong>l <strong>Se</strong>ñor. Los velos caerán y seremos testigos <strong>de</strong> la <strong>de</strong>slumbradora<br />

belleza <strong>de</strong> Jesús.<br />

En la tierra, la Iglesia es la “novia” <strong>de</strong> Cristo. Pero <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la Resurrección<br />

estaremos unidos a Él en cuerpo y alma. Entonces, según el Apocalipsis, la Iglesia<br />

será verda<strong>de</strong>ramente la Esposa <strong>de</strong>l Cor<strong>de</strong>ro.<br />

En el protestantismo, como se ve, los ritos sacramentales son <strong>de</strong> una gran belleza.<br />

Son sobrios, nada pomposos, tales como Cristo los instituyó. No se les ro<strong>de</strong>a <strong>de</strong><br />

fantasía alguna.<br />

Por eso causan tan fuerte impresión. <strong>Se</strong> tiene el sentimiento <strong>de</strong> que la eternidad<br />

<strong>de</strong>scien<strong>de</strong> a nosotros por signos visibles. En razón <strong>de</strong> su misma simplicidad inspiran la<br />

certeza <strong>de</strong> que Dios quiere venir a nosotros, a nuestra vida cotidiana, con su gracia.<br />

<strong>Se</strong> Rompieron <strong>las</strong> Ca<strong>de</strong>nas 89 Herman J. Hegger

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!