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Se rompieron las cadenas.pdf - Stichting In de Rechte Straat

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Fundatión En la Calle Recta (ECR)<br />

Capítulo XI<br />

El paso <strong>de</strong>cisivo<br />

El 7 <strong>de</strong> julio terminaron los examenes. Sólo suspendí a un estudiante. <strong>Se</strong> merecía un<br />

1 sobre 10 pero le concedí un tres.<br />

Paseaba por el jardín bajo un emparrado en flor casi todo el año. Formaba un toldo<br />

florecido que me protegía <strong>de</strong>l sol.<br />

Escuché entonces, proveniente <strong>de</strong> la sala <strong>de</strong> recreo, la música <strong>de</strong> la <strong>de</strong> Beethoven. Las vacaciones habían comenzado y los estudiantes podían<br />

usar la discoteca.<br />

Cuando durante mucho tiempo no se ha escuchado música clásica, su belleza resulta<br />

fascinante. Quedé absorto escuchando la sinfonía. Estaba en una disposición <strong>de</strong><br />

espíritu muy apta para eten<strong>de</strong>rla. La presentía como un po<strong>de</strong>roso esfuerzo <strong>de</strong><br />

Beethoven para librarse <strong>de</strong> la tristeza y escalar la cimas soleadas <strong>de</strong> la alegría.<br />

canta el célebre coro final. Pero el coro <strong>de</strong>ja la<br />

impresión <strong>de</strong> que el mismo Beethoven presintió que ese anhelo no es sino un bello<br />

sueño. ¡Todos los hombres serán hermanos! Al día siguiente abandonaría yo la<br />

Congregación <strong>de</strong> los Padres Re<strong>de</strong>ntoristas y atraería sobre mí la excomunión. ¿Todos<br />

los hombres son, pues, hermanos? Iba a obe<strong>de</strong>cer un imperativo <strong>de</strong> mi conciencia<br />

para no simular más una convicción que no sentía y osar presentarme ante Dios en<br />

sinceridad <strong>de</strong> espíritu. Pero la Iglesia <strong>de</strong> Roma me calificaría <strong>de</strong> apóstata y sería,<br />

hasta la muerte, objeto <strong>de</strong> su silenciosa hostilidad. No me perdonaría jamás mi<br />

abandono <strong>de</strong> <strong>las</strong> funciones sacerdotales y pedagógicas para convertirme en un<br />

obstáculo <strong>de</strong> su po<strong>de</strong>r. ¿Todos los hombres son, pues, hermanos?<br />

Después <strong>de</strong>l mediodía comenzaron los preludios <strong>de</strong> <strong>las</strong> vacaciones. <strong>Se</strong> escenificó una<br />

tragedia cuyo protagonista era el traidor Tira<strong>de</strong>ntes, una <strong>de</strong> <strong>las</strong> principales figuras <strong>de</strong><br />

la in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia brasileña en los tiempos <strong>de</strong>l dominio portugués. Entrañaba la<br />

tragedia, para una compañía exclusivamente masculina, la dificultad <strong>de</strong> que uno <strong>de</strong><br />

los principales papeles correspondía a la amada <strong>de</strong> Tira<strong>de</strong>ntes. ¡No fue obstáculo<br />

insoluble! <strong>Se</strong> substituyó dicho personaje por el hijo <strong>de</strong> Tira<strong>de</strong>ntes. Esto dio lugar a<br />

situaciones incomprensibles; sustituyendo con la imagianción al muchacho por la<br />

joven, todo se aclaraba, se or<strong>de</strong>naba y se enca<strong>de</strong>naba perfectamente.<br />

Cayó por fin el telón, pero se elevó nueva y rápidamente para <strong>de</strong>jarnos ver una<br />

dulcísima Madona, ante la cual estaba un estudiante <strong>de</strong>votamente arrodillado.<br />

<strong>In</strong>móvil, con <strong>las</strong> manos juntas y una expresión extática en su rostro, el joven fijaba<br />

sus ojos brillantes en la imagen. Aquella exhibición me hirio profundamente. Era la<br />

exteriorización <strong>de</strong> la religión llevada al extremo. <strong>Se</strong>ntí un gran alivio cuando el telón<br />

cayó <strong>de</strong> nuevo. La mañana siguiente tuvimos una reunión <strong>de</strong> profesores y hablamos<br />

sobre la necesidad <strong>de</strong> elevar el nivel <strong>de</strong> los estudios. <strong>Se</strong> me encargó <strong>de</strong> hablar con el<br />

Provincial en Sao Paulo <strong>de</strong> cuanto era preciso hacer y se redactó una carta con <strong>las</strong><br />

instrucciones oportunas. Lamentablemente se me perdió la carta.<br />

Después <strong>de</strong> cenar tuvimos otra pequeña reunión, alegrada con habanos y vino. Más<br />

<strong>de</strong> una vez, durante la conversación, hablé vela<strong>de</strong>mente <strong>de</strong> mi próxima partida.<br />

<strong>In</strong>tentaba prepararles un poco pero no podía expresarme claramente. Hubiera<br />

revuelto la casa <strong>de</strong> arriba abajo.<br />

<strong>Se</strong> Rompieron <strong>las</strong> Ca<strong>de</strong>nas 77 Herman J. Hegger

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