Se rompieron las cadenas.pdf - Stichting In de Rechte Straat
Se rompieron las cadenas.pdf - Stichting In de Rechte Straat
Se rompieron las cadenas.pdf - Stichting In de Rechte Straat
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
Fundatión En la Calle Recta (ECR)<br />
la disputa los más altos superiores y nada era tan <strong>las</strong>timoso como <strong>de</strong>fraudar <strong>las</strong><br />
esperanzas <strong>de</strong>l auditorio y no saber dar cumplida respuesta a sus objeciones.<br />
Durante mis estudios filosóficos fui el primer estudiante <strong>de</strong>signado para exponer una<br />
tesis. Me consi<strong>de</strong>raban como el majo alumno <strong>de</strong>l año. Esta distinción halagó<br />
ciertamente mi vanidad, mas sentí una gran angustia ante la posibilidad <strong>de</strong> un<br />
fracaso. Me suponía en la posición <strong>de</strong> un animal acosado por todas partes y me<br />
imaginaba la maliciosa alegría <strong>de</strong> los <strong>de</strong>más si no salía airoso <strong>de</strong> la prueba.<br />
Esta <strong>de</strong>sazón me turbó hasta el extremo <strong>de</strong> que me era casi imposible estudiar. Un<br />
continuo estado <strong>de</strong> tensión agotaba mis nervios. Pu<strong>de</strong>, no obstante, en el día<br />
señalado para la disputa, argüir a mis objetores con infinitas distinciones <strong>de</strong>l género<br />
etc. Tenía perfecta<br />
conciencia <strong>de</strong> que todo ello no era sino un puro juego <strong>de</strong> perfecta conciencia <strong>de</strong> que<br />
todo ello no era sino un puro juego <strong>de</strong> dialéctica, <strong>de</strong> que hubiera podido jugarse<br />
mucho mejor y me atormentaba pensando que ésta era también la opinión <strong>de</strong> los<br />
superiores presentes. Estimaba, en efecto, que hubiera podido <strong>de</strong>sarrollar mi tema<br />
con mayor extensión y profundidad a no ser por la congoja paralizadora que me<br />
había embargado. Más tar<strong>de</strong>, en los años <strong>de</strong> teología, hube <strong>de</strong> <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>r nuevamente<br />
otras tesis. En esta ocasión la zozobra creció hasta la obsesión. Tenía literalmente la<br />
impresión <strong>de</strong> que era un asno lanzado a la arena para afrontar la furia <strong>de</strong> los leones y<br />
tigres. No me atrevía a pensar en el momento <strong>de</strong> la prueba.<br />
En ocasiones, la ansiedad, oculta en lo más íntimo <strong>de</strong> mi ser, tensaba mi espíritu<br />
hasta el extremo. Podía entonces, durante horas, analizar los libros más complicados<br />
y obtener <strong>de</strong> ellos todo el provecho posible. Pero tiempo <strong>de</strong>spués, o<strong>las</strong> <strong>de</strong> ansiedad<br />
rompían en mi alma y me sentía incapaz <strong>de</strong> ligar dos simples i<strong>de</strong>as. La tesis me<br />
parecía una roca pétrea que me empeñaba en <strong>de</strong>struir con infantiles patadas.<br />
Mis nervios cedieron finalmente. Al cabo <strong>de</strong> dos semanas caí, bruscamente, en un<br />
estado <strong>de</strong> profunda <strong>de</strong>presión. Tenía la impresión <strong>de</strong> haber trabajado meses enteros<br />
día y noche. Me sentí totalmente agotado. Toda actividad intelectual, aún la más<br />
elemental, me resultaba penosa, insoportable.<br />
Ello motivó que el superior me concediera autorización para dormir un poco más.<br />
Pu<strong>de</strong> echarme la siesta antes <strong>de</strong> la hora fijada y prolongarla in<strong>de</strong>finidamente según<br />
mi criterio.<br />
Después <strong>de</strong> algunos días mejoró mi estado. Me volqué <strong>de</strong> nuevo sobre los libros,<br />
porque el tiempo pasaba. Mas a medida que la fecha temible se acercaba, crecía mi<br />
ansiedad, <strong>las</strong> <strong>de</strong>presiones se sucedieron rápidamente. Fue un camino <strong>de</strong> cruz.<br />
Todavía ahora me parece escuchar la campana llamando para la pública <strong>de</strong>fensa <strong>de</strong><br />
la tesis. Me siento <strong>de</strong> nuevo como si estuviera en un patíbulo.<br />
Los estudiantes que <strong>de</strong>bían objetarme habían observado mi nerviosismo.<br />
Compa<strong>de</strong>cidos, me notificaron <strong>las</strong> objeciones que iban a presentarme, lo que facilitó<br />
mucho mi trabajo. Aparentemente me <strong>de</strong>senvolví muy bien y dije siempre la última<br />
palabra. Pero tuve la impresión <strong>de</strong> que mi espíritu se movía entre tinieb<strong>las</strong> y<br />
experimenté vértigo.<br />
Íntimamente tuve el sentimiento amargo <strong>de</strong>l fracaso, y, la compasión <strong>de</strong> mis<br />
compañeros aumentó mi pena. Nada es tan humillante, en circunstancias, como la<br />
piedad. Le hace sentirse a uno tan inferior que no es digno <strong>de</strong> ser combatido.<br />
<strong>Se</strong> Rompieron <strong>las</strong> Ca<strong>de</strong>nas 35 Herman J. Hegger