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Se rompieron las cadenas.pdf - Stichting In de Rechte Straat

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Fundatión En la Calle Recta (ECR)<br />

Las disciplinas principales que <strong>de</strong>bíamos estudiar en los cuatro años <strong>de</strong> teología eran<br />

la dogmática o doctrina: la ética o teología moral; el <strong>de</strong>recho canónico; la Sagrada<br />

Escritura y la historia <strong>de</strong> la Iglesia.<br />

Debíamos, pues, estudiar la Santa Escritura. <strong>Se</strong>guíamos, <strong>de</strong> ordinario, la traducción<br />

<strong>de</strong> S. Jerónimo o Vulgata pero recurríamos también al texto original hebreo o griego.<br />

El profesor, P. Bod<strong>de</strong>ke, era un maestro <strong>de</strong> gran valor. Tenía el arte <strong>de</strong> mostrarnos<br />

<strong>las</strong> dificulta<strong>de</strong>s <strong>de</strong> un texto para resolver<strong>las</strong> agudamente <strong>de</strong>spués. Con él no aprendía<br />

mucho en cantidad, mas lo poco que quedaba reflejaba el resultado <strong>de</strong> una<br />

investigación personal. Su especialidad consistía en presentar, <strong>de</strong> forma sucinta, todo<br />

el contenido <strong>de</strong> <strong>las</strong> diversas epísto<strong>las</strong> <strong>de</strong> Pablo.<br />

Así, pues, estudiamos la Sagrada Escritura. Sin embargo, a pesar <strong>de</strong> <strong>las</strong> bel<strong>las</strong><br />

explicaciones <strong>de</strong>l P. Bod<strong>de</strong>ke, experimentaba yo un confuso sentimiento <strong>de</strong><br />

insatisfacción, pues me contrariaban algunos textos que me parecían en<br />

contradicción manifiesta con <strong>las</strong> enseñanzas <strong>de</strong> la Iglesia . En la exégesis <strong>de</strong> la<br />

Epístola a los Romanos me pareció <strong>de</strong> escaso valor la refutación a los protestantes.<br />

Estos eran, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> luego, zaran<strong>de</strong>ados sin piedad y objeto <strong>de</strong> implacables<br />

diatribas. Pero yo tenía la impresión <strong>de</strong> que sólo nos burlábamos <strong>de</strong> ellos y <strong>de</strong> que<br />

habíamos saltado sobre la cuestión como quien salta sobre un abismo. Habíamos<br />

soslayado el problema pero no lo habíamos resuelto.<br />

Uno <strong>de</strong> los textos que me preocupaba era éste <strong>de</strong> la primera Carta a Timoteo: (2:5-6). <strong>Se</strong> nos explicaba este pasaje <strong>de</strong> la siguiente forma: . Pero yo no comprendía entonces el porqué <strong>de</strong> la comparación con el Dios<br />

único. ¿Existe acaso un Dios principal al que están subordinados otros dioses? ¿Cómo<br />

se pue<strong>de</strong> pues, hablar <strong>de</strong> tantos mediadores y cómo se pue<strong>de</strong>, sobre todo, llamar a<br />

María mediadora <strong>de</strong> todas <strong>las</strong> gracias? Me inquietaba también el pasaje <strong>de</strong> los Hechos<br />

<strong>de</strong> los Apóstolos, 4:12: . ¿Por qué, pues -<br />

reflexionaba- ha instituido la Iglesia la fiesta <strong>de</strong>l Santo Nombre <strong>de</strong> María el 12 <strong>de</strong><br />

septiembre y cómo pue<strong>de</strong> enseñar que la invocación <strong>de</strong>l nombre <strong>de</strong> María garantiza<br />

la salvación eterna tanto a más aún que el nombre <strong>de</strong> Jesús?<br />

Y me obsesionaban, sobre todo, <strong>las</strong> palabras que pue<strong>de</strong> leerse en<br />

varios lugares <strong>de</strong> la Carta a los Hebreos. Por ejemplo, en el capítulo 10, versículo 10:<br />

. Cuatro versículos más a<strong>de</strong>lante, se lee: . ¡Una sola ofrenda y para<br />

siempre! La misa me parecía, pues, superflua y sin sentido. ¿Cómo podía sustentarse<br />

que Cristo se ofrece diariamente en la misa aunque su sacrificio sea incruento?<br />

¿Cuál era mi actitud ante éstas dificulta<strong>de</strong>s? Jamás hubiera consentido libremente en<br />

la duda. Reposaba en la seguridad absoluta <strong>de</strong> que la Iglesia no podía engañarse. Si<br />

hubiera admitido esta posibilidad, habría cometido instantáneamente un pecado<br />

mortal, una grave ofensa contra Dios. Y el pecador que se rebela contra Dios pier<strong>de</strong><br />

la filiación divina y el <strong>de</strong>recho a la gloria eterna. El pecado mortal <strong>de</strong>stierra <strong>de</strong>l alma<br />

<strong>Se</strong> Rompieron <strong>las</strong> Ca<strong>de</strong>nas 37 Herman J. Hegger

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