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Leer-Los-ríos-profundos

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— ¡Romerito! —le dije—. ¿Podrías tocar ese carnaval del río Apurímac<br />

en tu rondín, conmigo, allá, en el patio de juego<br />

—¿Por qué —me preguntó.<br />

—Abancay tiene el peso del cielo. Sólo tu rondín y el zumbayllu pueden<br />

llegar a las cumbres. Quiero mandar un mensaje a mi padre. Ahora ya está<br />

en Coracora. ¿Has visto que las nubes se ponen como melcocha, sobre los<br />

cañaverales Pero el canto del zumbayllu los traspasa. Al mediodía, el winko<br />

hizo volar su canto y con Antero lo empujamos, soplando, hacia Chalhuanca.<br />

—El agua también sirve —me dijo Romero—. Ahí está la del Colegio;<br />

viene desde un manantial, no es del Mariño. Háblale poniendo la boca sobre<br />

el chorro.<br />

—No creo, Romerito. No puedo creer. La cordillera es peor que el acero.<br />

Si gritas, rebota la voz.<br />

—Pero el agua filtra hasta en la piedra alaymosca. ¿No has visto que<br />

de los precipicios de roca gotea agua<br />

—¿Por dónde va a entrar el agua a la casa en que mi padre, a esta hora,<br />

quizá se pasea<br />

— ¡Buen cholo forastero eres! ¿Tu sangre acaso no es agua Por ahí le<br />

habla al alma, el agua, que siempre existe bajo la tierra.<br />

—No creo, Romerito. Vamos a tocar tu rondín.<br />

—¿Rondín ¿No ves que tiene lata El winku es distinto. El winko<br />

zumba con fuerza que nadie puede atajar, como el parpadeo de la estrella.<br />

¡Así es, así es! Pero el Hermano lo ha amansado, bendiciéndolo en la capilla;<br />

le ha quitado su fuerza.<br />

Palacitos descubrió que hablábamos en secreto y vino hacia nosotros,<br />

casi corriendo.<br />

—¿Tú crees que el canto del rondín puede llegar hasta cien leguas, si<br />

alguien le ruega —le preguntó Romero.<br />

—Quiero mandarle un mensaje a mi padre, en el canto del rondín, Palacitos<br />

—le dije—. Que Romero toque "Apurímac mayo"... Yo imploraré<br />

al canto que vaya por las cumbres, en el aire, y que llegue a los oídos de<br />

mi padre. El sabrá que es mi voz. ¿Llegará, Palacitos ¿Llegará la música<br />

hasta Coracora si le ruego en quechua Tú sabes mejor que yo de estas<br />

cosas.<br />

—¿Y esa lata que hay sobre el rondín ¡Que la arranque primero!<br />

—¿Por qué<br />

—La madera del rondín que quede al aire. ¿No sabes<br />

—Bueno —dijo Romero—. Yo sé.<br />

Con los dientes le arrancó la lámina en que aparecía la marca de fábrica.<br />

El era un atleta, un indio generoso de Andahuaylas.<br />

—Vamos —dije.<br />

Pudimos llegar, solos, al patio oscuro.<br />

Tocó el carnaval.<br />

Iría la música por los bosques ralos que bajan al Pachachaca. Pasaría el<br />

puente, escalaría por los abismos. Y ya en lo alto sería más fácil; en la nieve<br />

cobraría fuerza, repercutiría, para volar con los vientos, entre las lagunas de<br />

las estepas y la paja que en el gran silencio transmite todos los sonidos.

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