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décimas jornadas nacionales sobre víctimas del delito 117<br />
Violencia familiar o social<br />
Veamos, para ello, dos casos que se han dado en España en los últimos<br />
años. Uno de ellos es el famoso y tristemente conocido como “Caso<br />
de la katana”: se trata de un adolescente de 16 años, un chico aparentemente<br />
normal, estudiante de instituto (lo que aquí sería la prepa),<br />
aficionado a los videojuegos y a las artes marciales, que vivía con sus<br />
padres y con su hermana menor (que adolecía del Síndrome de Down)<br />
en una ciudad española de la costa mediterránea: Murcia. Una madrugada,<br />
mientras los padres y la hermana dormían, preso de un<br />
ataque de furia, tomó una katana (espada japonesa) y la emprendió a<br />
golpes del arma con sus padres que, todavía en estado de somnolencia,<br />
no pudieron escapar de los ataques de su hijo: la madre falleció de un<br />
corte en el cuello de manera casi instantánea, y el padre intentó defenderse,<br />
pero finalmente falleció de un fuerte golpe en el cráneo. Acto<br />
seguido, se dirigió a la habitación de su hermana, y también se ensañó<br />
con ella, originando su fallecimiento. Poco después del trágico suceso, el<br />
chico fue detenido y fueron aclarándose las circunstancias que rodearon<br />
el caso: al parecer, el menor era gran aficionado a los videojuegos<br />
y había pedido a su padre que le regalara una katana, instrumento que<br />
también usaba uno de sus personajes preferidos, al que incluso se<br />
parecía físicamente. Los informes periciales estimaron que el menor padecía<br />
“una psicosis epiléptica, por lo que no puede ser declarado<br />
plenamente responsable de sus actos”, así que no podía ingresar en<br />
una cárcel. En su defecto, se determinó que permaneciese durante seis<br />
años en un centro de internamiento terapéutico en régimen cerrado<br />
y otros cuatro en libertad vigilada.<br />
El siguiente caso de lo que hemos llamado violencia familiar o social<br />
tiene como protagonistas a dos chicas, también estudiantes de instituto,<br />
de 17 y 16 años, residentes en un pueblo de la costa andaluza,<br />
San Fernando, en la provincia de Cádiz. Estas dos chicas decidieron<br />
un día tender una trampa a una de sus compañeras de instituto: una<br />
trampa con fines criminales. Al parecer, las dos chicas convencieron a<br />
una compañera, de 16 años, para que les acompañara a una fiesta de<br />
cumpleaños. De ese modo, consiguieron engañar a la chica, a la que<br />
llevaron a un lugar seguro, donde una de ellas le asestó 25 puñaladas<br />
mientras otra la sujetaba. A los pocos minutos murió.