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décimas jornadas nacionales sobre víctimas del delito 135<br />
sus ojos, quienes no quieran no importa, y pensar en el ser que más<br />
quieren en el mundo, piensen que ha sido lesionado, que le ha pasado<br />
algo supremamente grave, y ustedes con la tristeza en el alma acuden<br />
a la ayuda del servicio judicial. Cómo me gustaría que este servicio<br />
judicial responda a mi dolor, cómo me gustaría que este servicio judicial<br />
me dijera: “Siento mucho en realidad lo que le pasó a su hijo(a) y<br />
voy hacer todo lo posible para que el proceso avance”. Entonces la<br />
víctima sufre emocionalmente, no sólo la pérdida financiera, no solamente<br />
se trata de la pérdida de un recurso, es la pérdida de la vida<br />
que no se puede recuperar. No le puedo decir: “Vuelva mañana que<br />
ya tendremos a su hijo aquí”, esto es imposible, y el sufrimiento emocional,<br />
queridos colegas, no tiene precio, y un sufrimiento emocional<br />
que no es manejado lo vamos a llevar eternamente, o puede causar<br />
secuelas tan enormes que las vamos a proyectar en el servicio a víctimas.<br />
Porque encontramos a veces funcionarios gruñones, como decimos<br />
en Colombia, furiosos que no quieren hablar. Le dicen: “¿A qué viene<br />
señora” ¿Les hemos o nos hemos preguntado cuál es su pasado,<br />
que tienen ellos, qué viven o vivieron en sus familias Qué vivencias<br />
tienen para que no sean capaces de atender con dignidad a las víctimas,<br />
y obviamente hablamos de que no hay distinción de nadie, cualquiera<br />
que llegue a nuestros despachos, a nuestras oficinas, a nuestro<br />
consultorio tiene derecho a ser atendido sin discriminación alguna,<br />
independientemente de que nos guste su color, el sexo, la edad, lo que<br />
haga, su condición socioeconómica. Tiene todos los derechos, y además<br />
no solamente la víctima es el ser que viene frente a nosotros, no<br />
es ella sola, sino es un núcleo familiar, es una comunidad que quedó<br />
vulnerada.<br />
Aquí compartimos, como en Colombia, muchas comunidades indígenas.<br />
Cuando al indígena jefe lo matan, se le llama el mamo o el<br />
chamán, toda la comunidad sufre, porque el indígena líder le dice a<br />
la comunidad cuándo se casa, cuándo sembrar, cuándo tiene que<br />
hacer tal cosa, juzgan ellos mismos bajo una jurisdicción especial. Así<br />
pues, cuando se muere es como cuando murió Juan Pablo II, creyentes<br />
y no creyentes sufrieron porque era una figura de espiritualidad<br />
enorme que movía una población, muchas naciones, así que lo que<br />
debemos hacer con las víctimas es tratarlas con compasión y respeto,<br />
con la dignidad que nosotros esperamos de ser tratados cuando recibimos<br />
un servicio.