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comentarios de - Escritura y Verdad

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276 OBRAS DE MARTIN LUTERO 1.0MANOS 277<br />

suele darse, el esforzarse por conseguir lo bueno y evitar lo malo."<br />

WA Luego, haciendo referencia a la afirmación <strong>de</strong> Pablo <strong>de</strong> que "la<br />

364 pru<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> la carne es enemistad contra Dios", San Agustín pasa<br />

a explicar por qué el apóstol dice que "es enemistad", a saber:<br />

porque "no se sujeta a la ley <strong>de</strong> Dios", para que no se le ocurra a<br />

algún maniqueo 19 pensar que una naturaleza cualquiera, digamos:<br />

una naturaleza proveniente <strong>de</strong> un principio opuesto, es enemiga <strong>de</strong><br />

Dios. "Se obe<strong>de</strong>ce empero la ley <strong>de</strong> Dios cuando esta pru<strong>de</strong>ncia ha<br />

sido <strong>de</strong>struida y su lugar ha sido ocupado por la pru<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong>l espíritu,<br />

con el resultado <strong>de</strong> que ya no ciframos nuestra esperanza en<br />

los bienes temporales ni tememos los males temporales. Pues en la<br />

una naturaleza <strong>de</strong> nuestra alma habitan y se manifiestan las dos<br />

pru<strong>de</strong>ncias: la pru<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> la carne, cuando da curso a los <strong>de</strong>seos<br />

bajos, y la pru<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong>l espíritu, cuando aspira a lo más elevado"<br />

no por interés sino por amor. "Pasa como con la una naturaleza <strong>de</strong>l<br />

agua, que tiene la propiedad <strong>de</strong> congelarse con el frío, y <strong>de</strong> evaporarse<br />

con el calor. Así se dice .también: 'La pru<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> la carne<br />

no se sujeta a la ley <strong>de</strong> Dios, ni tampoco pue<strong>de</strong>' (Ro. 8:7)". "Pero<br />

si por la aplicación <strong>de</strong>l calor el agua pier<strong>de</strong> su consistencia y se<br />

convierte en vapor, ya nadie la pue<strong>de</strong> llamar nieve".<br />

Así dice también el Señor en Mí. 12:33: "O haced el árbol<br />

bueno, y el fruto bueno, o haced el árbol malo, y el fruto malo",<br />

o sea: si la "pru<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> la carne" - el árbol malo - no fuere<br />

cambiado en "pru<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong>l espíritu", - el árbol bueno -, no<br />

podrá llevar buen fruto, aun cuando aparente llevar frutos buenos.<br />

El árbol no es producto <strong>de</strong> los frutos, sino que los frutos son producto<br />

<strong>de</strong>l árbol. La virtud no es producto <strong>de</strong> las obras y las acciones,<br />

como sostiene Aristóteles'O, sino que las obras son producto<br />

<strong>de</strong> las virtu<strong>de</strong>s, como enseña Cristo. Pues el segundo paso presupone<br />

el primero; el requisito previo para que se produzca una obra es la<br />

existencia <strong>de</strong> una sustancia y una fuerza; para que pueda haber un<br />

efecto tiene que haber una causa.<br />

Esos "bienes temporales" empero <strong>de</strong>ben enten<strong>de</strong>rse como el<br />

conjunto <strong>de</strong> todo lo que está 'fuera' <strong>de</strong> Dios, sea lo que percibimos<br />

mediante los sentidos o lo que captamos mediante el intelecto, sea<br />

la vida o el saber ola justicia, como se acaba <strong>de</strong> <strong>de</strong>cir en un párrafo<br />

anterior. Análogamente, con "majes temporales" hemos <strong>de</strong> enten<strong>de</strong>r<br />

todo lo opuesto a aquellos bienes, como p.ej. la muerte, la ignorancia,<br />

el pecado etc. El que es pru<strong>de</strong>nte en cuanto al espíritu, no<br />

19 El maniqueísmo, secta fundada por el persa Mani o Manes (226-276<br />

<strong>de</strong>sp. <strong>de</strong> Cr.) admitía la existencia <strong>de</strong> dos principios opuestos, ambos eternos<br />

y absolutos: la luz, principio <strong>de</strong>l bien, y las tinieblas, principio <strong>de</strong>l mal.<br />

'0 Comp. pág. 43, nota 33.<br />

teme ninguno <strong>de</strong> estos males, ni tampoco ama y estima aquellos<br />

bienes. En cambio, el que es pru<strong>de</strong>nte en cuanto a la carne, les tiene<br />

un miedo terrible a la muerte, a la necedad, al pecado etc.<br />

Por consiguiente: si sientes que la muerte te inspira temor<br />

más bien que amor, tómalo como una señal inequívoca <strong>de</strong> que<br />

todavía te tiene envuelta la "pru<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> la carne". Asimismo,<br />

si sientes horror al pecado; si tiemblas al pensar en el juicio veni<strong>de</strong>ro;<br />

si tu pecado te lleva a la <strong>de</strong>sesperación, has <strong>de</strong> saber que todo<br />

esto son señales <strong>de</strong> que la pru<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> la carne todavía no ha <strong>de</strong>saparecido,<br />

que sigue viviendo. No que estas cosas no las tengamos<br />

que temer, que no tengan que inspirarnos horror, sino que su función<br />

real es hacernos conocer la "pru<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> la carne", a fin <strong>de</strong><br />

que los débiles se esfuercen por ser liberados <strong>de</strong> ese horror y ser<br />

trasladados a la esperanza <strong>de</strong> seguridad, por medio <strong>de</strong> la gracia <strong>de</strong><br />

Dios. Pues los que aún pa<strong>de</strong>cen <strong>de</strong> esta <strong>de</strong>bilidad, todavía están bajo<br />

la ley, a menos que suspiren por la gracia y dirijan su rostro hacia<br />

ella para así ser arrancados <strong>de</strong> sus temores.<br />

Pero los que poseen las "pru<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong>l espíritu", aman la WA<br />

voluntad <strong>de</strong> Dios y la aplau<strong>de</strong>n, porque están perfectamente <strong>de</strong> 365<br />

acuerdo con ella. Por esto, aunque saben que es la voluntad <strong>de</strong> Dios<br />

que venga el Juicio Final y lo llene todo <strong>de</strong> espanto y revele la ira<br />

divina, no se amilanan, sino que lo esperan con gozo y <strong>de</strong>sean que<br />

llegue pronto. Así, lo que para otros es el colmo <strong>de</strong> los horrores, es<br />

para ellos la más gran<strong>de</strong> alegría por cuanto su voluntad coinci<strong>de</strong> <strong>de</strong>l<br />

todo y en todo con la voluntad <strong>de</strong> Dios. Pues don<strong>de</strong>quiera que<br />

exista tal voluntad, no hay ni dolor ni horror, sino que allí están<br />

el ansia <strong>de</strong> que se produzca lo que se ha <strong>de</strong>seado, el cumplimiento<br />

<strong>de</strong> lo que se ha querido, y la aceptación complacida <strong>de</strong> lo que se ha<br />

anhelado. Así se lee en el Salmo 97:8: "Las hijas <strong>de</strong> Judá, oh Sefior,<br />

se gozaron por tus juicios". Y el Señor mismo, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> haber<br />

<strong>de</strong>scrito los hechos terribles que se producirán en el Día <strong>de</strong>l Juicio,<br />

afiadió: "Cuando estas cosas comiencen a suce<strong>de</strong>r, erguíos y levantad<br />

vuestra cabeza, porque vuestra re<strong>de</strong>nción está cerca"(Lc. 21 :28).<br />

Es en vano, por en<strong>de</strong>, que algunos, impulsados por su sentir<br />

humano, prorrumpan en lamentos por las miserias que caerán sobre<br />

ellos mismos y sobre los <strong>de</strong>más. Pues no correspon<strong>de</strong> ponerse a pensar<br />

cómo podríamos eludir estas miserias por medio <strong>de</strong>l temor.<br />

Tampoco correspon<strong>de</strong> que prediquemos acerca <strong>de</strong> dichas miserias<br />

con el propósito <strong>de</strong> que los hombres sean presa <strong>de</strong> terror y espanto,<br />

a menos que lo hagamos ante los que se revuelcan en el lodo <strong>de</strong><br />

este mundo. Para éstos sí pue<strong>de</strong> resultar muy útil tal predicación<br />

porque así el miedo los inducirá al arrepentimiento. Peró a los que<br />

ya están arrepentidos y afligidos, hay que predicarles en forma<br />

alentadora, para que aprendan a esperar con regocijo las cosas que<br />

habrán <strong>de</strong> suce<strong>de</strong>r, y a rogar que aquel día venga cuanto antes.

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