comentarios de - Escritura y Verdad
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94 OBRAS DE MARTIN LUTERO ROMANOS 95<br />
texto original griego - "Fueron creídas las palabras dichas por<br />
Dios", sin indicar por quién fueron creídas, porque esto inmediatamente<br />
daba lugar a la objeción (a la que el apóstol se apresura<br />
en replicar) <strong>de</strong> que "las palabras dichas por Dios no fueron creídas<br />
por todos". El significado es, pues: lo importante es que la circuncisión<br />
fue <strong>de</strong> utilidad no sólo para los judíos, sino para el mundo<br />
entero: en ella fueron creídas las palabras dichas por Dios, o sea:<br />
W A entre los <strong>de</strong> la circuncisión fueron halladas personas que daban<br />
210 crédito a lo dicho por Dios, y así fue recibida la promesa <strong>de</strong> la<br />
misericordia y gracia <strong>de</strong> Dios, que ahora fue comunicada también<br />
a los gentiles. Si lo dicho por Dios no hubiera sido creído allí, en<br />
la circuncisión, entre los judíos, no habría sido creído en ninguna<br />
parte, pero entonces tampoco se habría recibido en ninguna parte<br />
la promesa <strong>de</strong> la misericordia. Así, pues, la circuncisión fue provechosa<br />
en todas maneras para la justicia que habría <strong>de</strong> venir, aun<br />
cuando el mero poseer la circuncisión no hacía justo a nadie.<br />
Otros objetan: Al fin <strong>de</strong> cuentas, las palabras dichas por<br />
Dios no hallaron crédito alguno entre los <strong>de</strong> la circuncisión, pues<br />
es un hecho innegable que "no todos las creyeron"; así que el ser<br />
judío no reporta ninguna ventaja, y la circuncisión carece <strong>de</strong> utilidad.<br />
La respuesta <strong>de</strong>l apóstol es: ¿Pues qué, si algunos <strong>de</strong> ellos han<br />
sido incrédulos ¿Su incredulidad habrá hecho nula la fi<strong>de</strong>lidad <strong>de</strong><br />
Dios (Ro.3:3), esto es: como entre los <strong>de</strong> la circuncisión fueron<br />
creídas las palabras <strong>de</strong> Dios, también sigue siendo válida la promesa<br />
<strong>de</strong> Dios. Dios contrajo un compromiSo al dar su promesa; y como<br />
él es veraz, cabe esperar que él cumpla con la palabra dada. Pero si<br />
la promesa sigue en pie porque hubo quienes la creyeron, entonces<br />
la incredulidad <strong>de</strong> algunos <strong>de</strong> ninguna manera podría invalidar la<br />
fi<strong>de</strong>lidad y veracidad <strong>de</strong> Dios. Por lo tanto, la circuncisión fue <strong>de</strong><br />
una utilidad admirable: con ella fue iniciada y confirmada la promesa<br />
<strong>de</strong> Dios; y siendo esto así, se pue<strong>de</strong> esperar con entera certeza<br />
el cumplimiento <strong>de</strong> la misma, ya que Dios es veraz. Por esto dice el<br />
Señor en Jn.4:22: "La salvación viene <strong>de</strong> los judíos", aunque los<br />
judíos mismos quizás no sean salvos. Pues en lo que a su promesa<br />
se refiere, Dios da más importancia a su propia veracidad a causa<br />
<strong>de</strong> la fe <strong>de</strong> algunos, que a la multitud <strong>de</strong> los incrédulos que podrían<br />
invalidar su promesa; porque Dios no miente, sino que es veraz.<br />
_ 2. Se pue<strong>de</strong> interpretar este pasaje también <strong>de</strong> otra manera,<br />
tomando "las palabras dichas por Dios" como una referencia al<br />
evangelio. Entonces, el significado es éste: era preciso que la palabra<br />
fuese predicada primeramente a los judíos (Hch. 13:46), a causa <strong>de</strong><br />
la promesa <strong>de</strong> Dios. Y así pasó <strong>de</strong> los judíos también a los gentiles,<br />
razón por la cual la circuncisión fue <strong>de</strong> grandísimo provecho: a ella<br />
se le concedió el privilegio <strong>de</strong> ser la receptora <strong>de</strong> la ley <strong>de</strong>l evangelio,<br />
<strong>de</strong> la cual luego fueron hechos partícipes también los gentiles. Y<br />
esta fue entonces la "ventaja <strong>de</strong>l judío": que las palabras dichas por<br />
Dios no las hayan recibido ellos <strong>de</strong> los gentiles, sino a la inversa: los<br />
gentiles las recibieron <strong>de</strong> ellos, <strong>de</strong> los judíos. Sin embargo, mejor es<br />
la primera interpretación. Pues si con "las palabras dichas por Dios"<br />
enten<strong>de</strong>mos no la predicación pública en sí (como en Hch. 13:46)<br />
sino el mensaje mismo <strong>de</strong>l evangelio, el judío tiene no sólo la ventaja<br />
<strong>de</strong> ser poseedor <strong>de</strong> la palabra divina, sino también la otra<br />
ventaja <strong>de</strong> ser el primer poseedor <strong>de</strong> los dones y <strong>de</strong> la gracia <strong>de</strong><br />
Dios, como que también los apóstoles, conductores <strong>de</strong> la iglesia<br />
y a la vez su exponente principal y más noble, son <strong>de</strong> proce<strong>de</strong>ncia<br />
judía<br />
ẏ así llegamos a la siguiente interpretación: El hecho <strong>de</strong> que<br />
algunos hayan sido incrédulos, no constituye una <strong>de</strong>sventaja para el<br />
pueblo judío o para la circuncisión. Es suficiente que hayan creído<br />
algunos, por cuya fe la promesa fue cumplida y recibida. Y así su<br />
ventaja radica en que ellos tuvieron las palabras dichas por Dios<br />
antes que los gentiles. A esto se refiere Pablo al <strong>de</strong>cir en el capítulo<br />
9:6: "No que la palabra (esto es: la promesa) <strong>de</strong> Dios haya<br />
fallado" por el hecho <strong>de</strong> que muchos no la creyeron. Este hecho, en<br />
efecto, parece ser la causa por qué Dios <strong>de</strong>sechó a su pueblo y no<br />
cumplió sus promesas. La verdad es que las palabras dichas por Dios WA<br />
no fueron creídas, y esta es la razón por qué el judío no tiene 211<br />
ventaja sobre el gentil. Sin embargo, "la incredulidad <strong>de</strong> ellos no<br />
anulará la fi<strong>de</strong>lidad <strong>de</strong> Dios", quiere <strong>de</strong>cir, no será el motivo que<br />
nos obligue a <strong>de</strong>cir que Dios no es veraz; "Dios no ha <strong>de</strong>sechado a<br />
su pueblo, al cual antes conoció" (Ro. 11: 2). Y no olvi<strong>de</strong>mos: "su<br />
pueblo" no son todos los que son israelitas según la carne, sino los<br />
que lo son según la promesa. Para con ellos Dios cumplió sus promesas,<br />
porque a ellos solos iban <strong>de</strong>stinadas. Reconstruyamos pues<br />
lo expuesto por Pablo en el v.2 <strong>de</strong> la siguiente manera:<br />
Primero (esto es: principalmente, o ante todo) porque a ellos<br />
les ha sido confiada la palabra <strong>de</strong> Dios. Esto quiere <strong>de</strong>cir: A los <strong>de</strong><br />
la circuncisión Dios los distinguió con el privilegio <strong>de</strong> darles, en la<br />
ley, sus promesas, un privilegio que a los gentiles por cierto no les<br />
fue concedido. Por esto se nos dice en el capítulo 15:8,9 que Dios<br />
hizo conocer a Cristo a los judíos por ser el Dios <strong>de</strong> la <strong>Verdad</strong>, a los<br />
gentiles empero por ser el Dios <strong>de</strong> la Misericordia. Pues no lo prometió<br />
a los gentiles, sino a los judíos, entre los cuales sus dichos fueron<br />
recibidos mediante la fe. Podrías objetar: Si Dios hizo su promesa a<br />
los <strong>de</strong> la circuncisión, o si sus dichos fueron confiados a ellos,<br />
entonces tendría que haberles manifestado también la promesa en<br />
una forma tal que todos los <strong>de</strong> la circuncisión podían hacerse beneficiarios<br />
<strong>de</strong> la inisma. Pues <strong>de</strong> no ser así, fácilmente se podría llegar<br />
a creer que Dios no cumple su promesa y que por en<strong>de</strong> no es ni tan<br />
fiel ni tan veraz; e incluso que no les hizo promesa alguna (ya que,