comentarios de - Escritura y Verdad
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174 OBRAS DE MARTlN LUTERO ROMANOS 175<br />
En primer lugar, el salmista dice: "Bienaventurado (esto es,<br />
¡dichoso <strong>de</strong> él!) el que es liberado", o sea, el que por medio <strong>de</strong> la<br />
gracia es librado <strong>de</strong> la carga <strong>de</strong>l crimen o "pecado actual" que ha<br />
cometido. Pero esto no basta a mene os que al mismo tiempo le sea<br />
"cubierto su pecado", es <strong>de</strong>cir, a menos que la maldad <strong>de</strong> fondo<br />
que hay en él no le sea imputada como pecado. Pues el pecado es<br />
"cubierto" cuando, a pesar <strong>de</strong> seguir existiendo, no se lo mira, no<br />
se lo observa, no se lo pone en la cuenta <strong>de</strong>l que lo cometió. Que<br />
el hombre es liberado - o mejor dicho: que el hombre, por ser<br />
liberado, virtualmente ya es libre - significa que obtiene la liberación<br />
no por sus propias fuerzas, sino por medio <strong>de</strong> la actividad <strong>de</strong><br />
Dios, siendo el hombre el objeto pasivo <strong>de</strong> la misma. Pues no dice:<br />
"Bienaventurado el que se libera (lo que implicaría: "por sus propios<br />
méritos"), sino: el que es liberado.<br />
A esto <strong>de</strong>bo agregar: el "cubrir los pecados" se produce por<br />
medio <strong>de</strong> Cristo que habita en nosotros. En la persona <strong>de</strong> Rut<br />
tenemos un ejemplo para ello cuando ella dijo a Booz: "Extien<strong>de</strong><br />
el bor<strong>de</strong> <strong>de</strong> tu capa sobre tu sierva, por cuanto eres pariente cercano"<br />
(Rut 3:9). "Y ella levantó el bor<strong>de</strong> <strong>de</strong> la capa <strong>de</strong> Booz y se<br />
acostó a sus pies" (Rut 3:7), esto es: el alma se acuesta a los pies<br />
<strong>de</strong> la benignidad <strong>de</strong> Cristo y es cubierta con Su justicia. Hay otros<br />
textos más que vienen al caso: Ez. 16:8: "Y extendí mi manto<br />
sobre ti, y cubrí tu <strong>de</strong>snu<strong>de</strong>z". Sal. 63:7: "En la sombra <strong>de</strong> tus<br />
alas me regocijaré". Sal. 45: "Hijas <strong>de</strong> reyes andan en tu gloria" 19 ,<br />
es <strong>de</strong>cir, en tu esplendor, cuando son honradas por ti y tú en ellas.<br />
y "en tu gloria y tu esplendor marcha, cabalga" (Sal. 45:3,4), porque<br />
el mal obrar ha sido perdonado y el residuo <strong>de</strong>l pecado o <strong>de</strong><br />
ese "fomes" no es imputado hasta quedar sanado.<br />
Entonces pue<strong>de</strong> afirmarse en tercer lugar que ya el hombre aún<br />
impío es en realidad un hombre justificado, porque si bien todavía<br />
es un pecador, no es un impío 20. Pues "impío" es llamado el hombre<br />
que no honra a Dios, sino que le da las espaldas y no le teme<br />
ni respeta. Mas el hombre que ha sido justificado y cuyos "pecados<br />
han sido cubiertos", ya está en<strong>de</strong>rezado hacia Dios, ya es piadoso,<br />
porque reverencia a Dios y lo busca con fe y temor. Y por tal motivo<br />
Dios lo consi<strong>de</strong>ra piadoso y justo. En el mismo salmo (32:5)<br />
le.emos: "Tú perdonaste la impiedad <strong>de</strong> mi pecado". Lo que el salmista<br />
llama aquí "impiedad", lo llamó anteriormente "pecado";<br />
19 En la Vulgata: Sal. 44: 10, citado por Lutero en forma fragmentaria y<br />
<strong>de</strong>scontextualizada.<br />
20 El primer "impío" <strong>de</strong>be enten<strong>de</strong>rse en el sentido <strong>de</strong> "pecador, pero<br />
con el pecado cubierto"; el segundo, conforme a la explicación que Lutero da<br />
a continuación.<br />
pues lo mismo es <strong>de</strong>cir "Perdonaste la impiedad" que "El Sefior<br />
no culpó <strong>de</strong> pecado" (32:2). El sentido es, por ~o tanto: No basta<br />
con que nosotros mismos nos tengamos por pIadosos, porque el<br />
tenernos por tales es cosa que correspon<strong>de</strong> al Sefior, y él tiene por<br />
piadosos solamente a aquellos "cuyos pecados ha~ sido p~rdo.nads<br />
y cubiertos" (32: 1). Es a ellos a quienes Dios no lffiputara la ImpIedad,<br />
sino antes bien la piedad, porque "en el espíritu <strong>de</strong> el~os no<br />
habrá engafio" (32:2); pero sí tiene que haberlo en el espíntu <strong>de</strong><br />
los que no se tienen por impíos aunque sus pecados no han quedado<br />
cubiertos por Dios ni sus iniquida<strong>de</strong>s perdonadas.<br />
Corolario<br />
Es una tontería absurda <strong>de</strong>cir que "Dios nos obligó a poseer<br />
la gracia, luego nos obligó a algo imposible"21. No puedo menos<br />
que salir en <strong>de</strong>fensa <strong>de</strong> nuestro tan piadoso Dios. El nada tiene que<br />
ver con lo que aquí se le reprocha. No hizo tal cosa. No obligó a nadie<br />
a poseer la gracia. A lo quenos obligó fue a cumplir la ley, a fin<br />
<strong>de</strong> que él tuviera la oportunidad <strong>de</strong> darnos su gracia, cuando, humillados,<br />
se la pedimos. Aquéllos en cambio convierten la gracia en algo<br />
que <strong>de</strong>spierta nuestra indignación y se la imaginan como algo que<br />
merece ser odiado. Pues ¿qué se quiere <strong>de</strong>cir con esto: "Dios nos<br />
obligó a poseer la gracia; Dios no admite un cumplimiento <strong>de</strong> la<br />
ley que es sólo un cumplimiento conforme al acto en sí pero no<br />
conforme a la intención <strong>de</strong>l legislador" 22 ¿Acaso no se quiere<br />
<strong>de</strong>cir: "En realidad, nosotros po<strong>de</strong>mos cumplir la ley también sin<br />
poseer la gracia. ¿No basta con que Dios nos haya echado encima la<br />
carga <strong>de</strong> la ley ¿Qué necesidad tiene <strong>de</strong> imponernos esa nueva exigencia<br />
<strong>de</strong> poseer su gracia" ¡Qué presunción! ¡Qué ignorancia en<br />
cuanto al pecado, a Dios, a la ley! A pesar <strong>de</strong> que Dios ofrece a los<br />
míseros pecadores su gracia porque ve que no somos capaces <strong>de</strong><br />
cumplir su ley, a fin <strong>de</strong> que en virtud <strong>de</strong> su gracia la podamos cumplir<br />
- a pesar <strong>de</strong> esto, aquellos teólogos todavía no han quedado<br />
humillaclos, todavía no saben que la ley no se pue<strong>de</strong> cumplir ni<br />
aun "conforme al acto en sí" (como lo expresan ellos mismos), a<br />
no ser que con el "acto en sí" se entienda sólo la operación exterior,<br />
cosa que ellos sin embargo no hacen, sino que incluyen también<br />
la operación interior. En efecto, según la <strong>de</strong>finición <strong>de</strong> ellos,<br />
se trata <strong>de</strong> un actuar por causa <strong>de</strong> Dios y originado en el corazón<br />
mediante la provocación, en forma natural, <strong>de</strong> un acto volitivo;<br />
todo esto confluye en aquel "acto en sí". ¡Necios que son! No se<br />
2 I Comp. 10 dicho en el Corolario, págs. SS ss.<br />
22 Comp. pág. 170, nota 12.<br />
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