comentarios de - Escritura y Verdad
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32 OBRAS DE MARTIN LUTERO ROMANOS 33<br />
Dios", en el sentido moral y tropológico, es toda persona en sí, y<br />
para sí mismo. El "siervo <strong>de</strong> Dios" en el sentido alegórico es una<br />
persona para otros y por encima <strong>de</strong> otros y a causa <strong>de</strong> otros. Por<br />
esto, el "siervo <strong>de</strong> Dios" en sentido alegórico significa dignidad y<br />
honor, el "siervo <strong>de</strong> Dios" en sentido moral y tropológico significa<br />
total sujeción y humildad. Consecuentemente, el segundo, o sea,<br />
el "siervo <strong>de</strong> Dios" en sentido alegórico implica certidumbre y <strong>de</strong>be<br />
inspirar ánimo, cosa que <strong>de</strong> ninguna manera es aplicable en el caso<br />
<strong>de</strong>l primero, o sea, <strong>de</strong>l "siervo <strong>de</strong> Dios" en sentido moral y tropológico.<br />
A<strong>de</strong>más: el segundo es una ayuda para los <strong>de</strong>más y su servicio<br />
está ajustado a las necesida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> sus semejantes; el primero es <strong>de</strong><br />
provecho solamente para el individuo mismo. El segundo es un don<br />
especial conferido a ciertas personas; el primero <strong>de</strong>be ser común a<br />
todos. El segundo tiene asignadas tareas específicas y traza límites<br />
<strong>de</strong>terminados, el primero en cambio incluye todo cuanto una persona<br />
sea capaz <strong>de</strong> hacer. El segundo pue<strong>de</strong> existir sin gracia, el primero<br />
no. Por en<strong>de</strong>, el segundo otorga mayor dignidad, pero el primero es<br />
más salutífero. El segundo es manifiesto a los hombres que resi<strong>de</strong>n<br />
en la gloria, el primero en cambio no es suficientemente conocido<br />
ni siquiera para el individuo mismo, como lo hice ver en un párrafo<br />
anterior.<br />
Llamado apóstol.<br />
Esto significa, para expresarlo más claramente, "llamado para<br />
ser un apóstol" o "llamado al apostolado". Con estas palabras,<br />
Pablo <strong>de</strong>scribe <strong>de</strong> un modo aún más específico su servicio, o su<br />
ministerio. Muchos hay, en efecto, que son siervos y ministros <strong>de</strong><br />
Jesucristo, mas no todos son apóstoles. Todos los apóstoles empero<br />
son también siervos, esto es, ministros, o sea, personas que hacen<br />
la obra <strong>de</strong> Dios, sobre otros y para otros, en el lugar <strong>de</strong> Dios y como<br />
representantes suyos. A<strong>de</strong>más, con la primera palabra - "llamado"<br />
Pablo asesta un violento golpe a tres tipos <strong>de</strong> hombres que no son<br />
llamados a oficios <strong>de</strong> honor. Los primeros son los falsos profetas,<br />
que en aquel entonces abundaban por todas partes, a los cuales el<br />
diablo sembró como cizaña entre el trigo (Mt. 13:25) y a quienes<br />
envió <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el norte cual la olla hirviente <strong>de</strong> Jeremías (Jer. 1: 13).<br />
Los segundos son los que entran en el ministerio impulsados por su<br />
ambición personal. Estos quizás no sean falsos profetas o falsos<br />
siervos, ya que enseñan lo correcto y verda<strong>de</strong>ro y guían a los<br />
<strong>de</strong>más <strong>de</strong> una manera genuinamente católica. No obstante, por<br />
cuanto no han sido llamados para <strong>de</strong>sempeñar un cargo, caen bajo la<br />
acusación expresada con la palabra "llamado". También es posible<br />
que no sean "ladrones y salteadores" (Jn. 10: 1) como los primeros.<br />
Sin embargo, son asalariados (Jn. 10: 12) que no tienen en vista más<br />
que su propio interés, no el <strong>de</strong> Jesucristo. Las ovejas les importan<br />
sólo en la medida en que puedan obtener <strong>de</strong> ellas ganancias en<br />
forma <strong>de</strong> honores, oro o placeres. La iglesia <strong>de</strong> hoy día está llena<br />
<strong>de</strong> gente =-= ~sta naturaleza. Es verdad que en las <strong>Escritura</strong>s no se los<br />
acu~ y cun<strong>de</strong>na <strong>de</strong> la misma manera como a los falsos profetas y<br />
falsos apóstoles, esto es, a los heréticos y cismáticos y pérfidos, <strong>de</strong><br />
los cuales se dice que "corren sin haber sido enviados y hablan sin<br />
haber recibido el encargo para ello" (Jer. 23:21) y que "buscan la<br />
mentira" (Sal. 4:2) etc. Sin embargo, Dios no los consi<strong>de</strong>ra aceptables,<br />
por cuanto asumen y buscan para sí un cargo honorífico no<br />
por amor <strong>de</strong>sinteresado sino por avi<strong>de</strong>z <strong>de</strong> remuneraciones. Similares<br />
a éstos son los <strong>de</strong>l tercer tipo, que entran en el oficio por la fuerza,<br />
o que son introducidos por la fuerza por otros, aun contra el <strong>de</strong>seo<br />
<strong>de</strong> sus súbditos. Este tipo es peor que el segundo, pero no tan malo<br />
como el primero. Siendo pues tan sublimes los ministerios sagrados,<br />
hay que cuidarse muy bien <strong>de</strong> no entrar en este oficio sin haber sido<br />
llamado por Dios; más aún: Hay que cuidarse <strong>de</strong> ello más que <strong>de</strong><br />
todo otro peligro que pudiera haber eh este siglo y en el siglo veni<strong>de</strong>ro,<br />
porque en verdad, no hay peligro comparable al <strong>de</strong> ser un siervo<br />
sin haber sido llamado. Mas ¡ay!, ¡cuánta insensibilidad existe hoy<br />
día en mucha gente! Ven todo esto, pero no le <strong>de</strong>dican siquiera una<br />
fugaz reflexión. Ni aun los que han sido llamados por Dios gozan <strong>de</strong><br />
seguridad plena; y aquéllos: ¿en dón<strong>de</strong> aparecerán 17 Sucumbió el<br />
apóstol Judas, cayó Saúl, cayó también David, el hombre escogido,<br />
todos ellos personas llamadas y ungidas <strong>de</strong> una manera peculiar.<br />
¡Ay <strong>de</strong> aquellos otros miserables!<br />
. Con el segundo término, apóstol, Pablo pone <strong>de</strong> relieve la dignidad<br />
<strong>de</strong> su ministerio, para hacer que aumente entre sus feligreses y<br />
oyentes la respetuosa estima <strong>de</strong>l mismo. Pues si a todo siervo <strong>de</strong><br />
Dios se lo <strong>de</strong>be recibir con reverencia y amor por el hecho <strong>de</strong> que<br />
realiza entre nosotros la obra <strong>de</strong> Dios, ¡con cuánto mayor reverencia<br />
se <strong>de</strong>be recibir a un apóstol! El es el mensajero <strong>de</strong> Dios <strong>de</strong> más<br />
elevado rango, y el ángel más eminente <strong>de</strong> las huestes <strong>de</strong>l Señor, es<br />
<strong>de</strong>cir, <strong>de</strong> Jesucristo.<br />
Por cierto, entre los <strong>de</strong>más beneficios que Dios nos brinda en<br />
número tan alto, <strong>de</strong>bemos reconocer con alabanzas y con el más<br />
humil<strong>de</strong> agra<strong>de</strong>cimiento también este beneficio: que Dios en su gran WA<br />
piedad haya dado tal po<strong>de</strong>r a seres humanos, a fin <strong>de</strong> que no fuéra- 164<br />
mos amedrentados en <strong>de</strong>masía, con el resultado <strong>de</strong> que la obra <strong>de</strong><br />
Dios entre nosotros se habría visto entorpecida por nuestro excesivo<br />
temor, cosa que sin duda habría ocurrido si Dios hubiese actuado en<br />
17 Evi<strong>de</strong>nte alusi6n al P.4:18.