comentarios de - Escritura y Verdad
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322 OBRAS DE MARTlN LUTERO ROMANOS 323<br />
en<br />
una manera tal que el caso <strong>de</strong> la mayoría no liberada sino entregada<br />
e~ecto,<br />
a la enteramente justa con<strong>de</strong>nación <strong>de</strong>muestre a las claras cuál<br />
habría sido la suerte merecida por toda la humanidad, y a dón<strong>de</strong><br />
el bien merecido juicio <strong>de</strong> Dios habría conducido a aquellos exentos<br />
hacer esta <strong>de</strong>mostración en sus escogidos, a menos que<br />
pr~Vlamente les muestre lo débiles que son ellos, y a menos que les<br />
9ulte la fuerz~ <strong>de</strong> el!os y la reduzca a nada, a fin <strong>de</strong> que no se<br />
jacten <strong>de</strong> la mIsma. SIn embargo, este resultado no se daría si Dios<br />
no levantase contra sus escogidos a uno más po<strong>de</strong>roso que ellos<br />
que les aniquila las fuerzas, a fin <strong>de</strong> que luego, al quedar ellos liberados,<br />
vean claramente que la fuerza <strong>de</strong>l solo. Dios había sido el<br />
único factor operante. El sentido <strong>de</strong> lo dicho en el v.17 es, pues:<br />
Te he levantado para que abatas el presuntuoso orgullo <strong>de</strong> los míos<br />
a fin <strong>de</strong> que, viéndose tan cruelmente oprimidos, se dirijan a mi<br />
con sus clamores, y sea engran<strong>de</strong>cida entonces mi fuerza tanto en<br />
ellos como en ti. Este es el sentido al que me atuve en mi glosa 27.<br />
. . Pero s~ !e pu~<strong>de</strong> d~r a est~ texto también una interpretación<br />
dIstInta, qUIzas mejor, SI se entIen<strong>de</strong> la "fuerza" <strong>de</strong> Dios no como<br />
una fuerza para salvación, sino para perdición <strong>de</strong> otros. Entonces<br />
el cuadro es ya <strong>de</strong>s<strong>de</strong> sus comienzos el siguiente: Para el hecho <strong>de</strong><br />
que <strong>de</strong>pen<strong>de</strong> no <strong>de</strong>l que quiere, ni <strong>de</strong>l que corre, sino sólo <strong>de</strong> Dios<br />
q~e tiene misericordia - para este hecho tenemos como primer<br />
ejemplo a Jacob: Jacob llegó a ser bueno porque Dios tuvo misericordia<br />
d~ él: En cambio, para el hecho <strong>de</strong> que nadie llega a ser<br />
buen SI DIOS no tiene misericordia, tenemos como ejemplo a<br />
Faraon. De este modo tenemos un ejemplo tanto para lo uno como<br />
para lo otro: si uno ~orre, ello <strong>de</strong>pen<strong>de</strong> <strong>de</strong> Dios que tiene misericord~a;<br />
y si. un no. qui~re y no corre, ello <strong>de</strong>pen<strong>de</strong> <strong>de</strong> Dios que<br />
no tIene. mIserIcordia SInO que endurece el corazón <strong>de</strong>l hombre.<br />
Esta interpre.tación, creo yo, es muy buena, porque ambos ejemplos<br />
no~ lleva~ dlfect.am~nte ~ la conclusión: De manera que <strong>de</strong> quien<br />
qUIere, tIene mlserzcordza, y al que quiere endurecer, endurece<br />
(v: 18).. Buena me parece esta interpretación también por cuanto<br />
DIOS dIce: Para mostrar en ti mi po<strong>de</strong>r (v. 17). Dios quiere que la<br />
perdición <strong>de</strong> Faraón sirva para glorificar Su fuerza divina.<br />
v. 21. ¿O no tiene potestad el alfarero (para hacer <strong>de</strong> la misma masa<br />
un vaso para honra y otro para <strong>de</strong>shonra)<br />
En el cap. 99 <strong>de</strong>l Enchiridion 28 , S~n Agustín dice: "El género<br />
h~l!1ano en~ero en su raíz apóstata ha sido con<strong>de</strong>nado por un juicio<br />
dIVInO t~n justo que, aun cuando no quedara exento hombre alguno,<br />
nadIe tendría el <strong>de</strong>recho <strong>de</strong> censurar la justicia <strong>de</strong> Dios. Y la<br />
exención <strong>de</strong> los que quedan liberados <strong>de</strong>l juicio <strong>de</strong>be operarse <strong>de</strong><br />
27<br />
28 Notas escritas por Lutero para su uso personal en el aula. WA56,92,4.<br />
AlUstín, Enchiridion ad Laurentium, 98, Patrol. Ser. Lat. XL, 278.<br />
si no hu~iera intervenido su nada merecida misericordia; para que<br />
así ·'se CIerre toda boca' <strong>de</strong> los que quieren gloriarse <strong>de</strong> sus propios<br />
méritos (Ro. 3: 19), y para que 'el que se gloría, se gloríe en el<br />
Señor' (1 Co. 1:31)". iEn verdad, palabras importantes que <strong>de</strong>biéramos<br />
meditar con toda seriedad, porque nos humillan y aterran en<br />
gran manera! Palabras, a<strong>de</strong>más, que nos muestran claramente por<br />
qué el apóstol dijo todo aquello, a saber: para llevarnos a la humildad.<br />
Pues este pasaje <strong>de</strong> la carta <strong>de</strong> Pablo no está puesto ahí para<br />
que cunda en nosotros el horror y la <strong>de</strong>sesperación, sino para que<br />
sea ensalzada la gracia <strong>de</strong> Dios y <strong>de</strong>struida la presunción <strong>de</strong> los<br />
hombres, lo cual es por cierto una <strong>de</strong>sesperación saludable. Por<br />
esto dice San Agustín en el cap. 98 <strong>de</strong> la obra citada: "Resumiendo<br />
todo esto en un profundísimo y muy saludable misterio, y, por 405<br />
<strong>de</strong>cirlo así, mirando al rostro <strong>de</strong> las Sagradas <strong>Escritura</strong>s, el apóstol<br />
parece querer recordarnos que 'quien se gloría, gloríese en el Señor'<br />
(1 Co. 1:31 )". Y en el mismo capítulo leemos: "Si Dios tiene misericordia,<br />
es por su gran bondad; y si endurece a alguien, no comete<br />
ninguna injusticia, <strong>de</strong> modo que ni pue<strong>de</strong> el liberado jactarse <strong>de</strong> sus<br />
méritos, ni pue<strong>de</strong> el con<strong>de</strong>nado quejarse <strong>de</strong>l juicio que merecidamente<br />
cayó sobre él. Pues es la gracia sola la que separa a los redimidos<br />
<strong>de</strong> los perdidos, ya que por una causa común que se remonta<br />
al origen mismo <strong>de</strong> la humanidad, todos están confundidos en una<br />
única masa <strong>de</strong> perdición".<br />
Por lo tanto, estas palabras <strong>de</strong>l apóstol hacen que el hombre se<br />
dé cuenta <strong>de</strong> su situación <strong>de</strong> con<strong>de</strong>nado, y <strong>de</strong>sespere <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r salvarse<br />
con sus propias fuerzas. Esta situación lo tendría sin cuidado<br />
si sólo supiese que en Adán, él también cayó; pues <strong>de</strong> aquella caída<br />
espera po<strong>de</strong>r levantarse por medio <strong>de</strong>l libre albedrío, incluso alar<strong>de</strong>a<br />
<strong>de</strong> po<strong>de</strong>r hacerlo. Aquí empero apren<strong>de</strong> otra cosa: lo que lo levanta<br />
es la gracia, antes que cualquier albedrío y más allá <strong>de</strong> su propio<br />
albedrío.<br />
v.27. (Si fuese el número <strong>de</strong> los hijos <strong>de</strong> Israel como la arena <strong>de</strong>l<br />
mar), tan sólo el remanente será salvo.<br />
. El término "remanente" aparece en los escritos proféticos con<br />
CIerta frecuencia, así como también el pensamiento que el apóstol<br />
expresa en este pasaje.<br />
He aquí algunos ejemplos:<br />
Is. 4:3: "Y acontecerá que el que quedare en Sion, y el que<br />
fuere <strong>de</strong>jado en Jerusalén, será llamado santo; todos los que en Jeru-<br />
WA