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comentarios de - Escritura y Verdad

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60 OBRAS DE MARTIN LUTERO ROMANOS 61<br />

si se trata <strong>de</strong> una relación homosexual o heterosexual, se la <strong>de</strong>signa<br />

juzgar la calidad <strong>de</strong> su cuero. Con increíble presunción nos aseguran<br />

con otros nombres.<br />

que con respecto a Dios, su justicia y su majestad, las cosas son<br />

Consejo a seguir: Cuando una persona joven no tiene en su<br />

exactamente así como ellos se las imaginan; y aunque carecen por<br />

corazón una chispa <strong>de</strong> respeto a Dios, y cuando veo cóMo va por su<br />

completo <strong>de</strong>l Espíritu que escudriña aun lo profundo <strong>de</strong> Dios,62<br />

camino sin gastar un pensamiento en el Señor, se me hace difícil<br />

hacen como si estuvieran llenos <strong>de</strong> él hasta el estado <strong>de</strong> ebriedad. A<br />

creer que esta persona sea una persona casta. Pues como fo~zosamente<br />

tiene que vivir conforme a la carne o conforme al espírItu, es<br />

todos los que se hallan al margen <strong>de</strong> la gracIa <strong>de</strong> DIos; pues nadIe<br />

esta categoría pertenecen los herejes, los jU~íos, lo.s engreídos, .y<br />

preciso también que arda o su carne, o su espíritu. No hay mejor<br />

pue<strong>de</strong> pensar acerca <strong>de</strong> Dios lo que es correc.to a me.nos que el<br />

modo <strong>de</strong> vencer el ardor <strong>de</strong> la carne, que el huirlo y apartar <strong>de</strong> él. el<br />

Espíritu <strong>de</strong> Dios esté en él. Sin la guía <strong>de</strong>l Espíntu <strong>de</strong> DIOS, el h0n:tbre<br />

yerra en su enseñanza y en sus juicios, ya sea que se pronunc~e<br />

corazón mediante sincera oración. Don<strong>de</strong> ar<strong>de</strong> la llama <strong>de</strong>l espíntu,<br />

pronto se entibia y se enfría la carne, y viceversa.<br />

acerca <strong>de</strong> la justicia y misericordia <strong>de</strong> Dios, o acerca <strong>de</strong> su propIa<br />

persona o la <strong>de</strong> otros; pues es imprescindible que el Espíritu dé<br />

testimonio a nuestro espíritu. 63<br />

El motivo <strong>de</strong>l tercer tipo <strong>de</strong>l "ser entregado" (menos vergonzoso<br />

que los otros dos) es la falta <strong>de</strong> conocimiento <strong>de</strong> Dios; así<br />

V.25. Y rindieron culto y sirvieron a las criaturas antes que al Creador.<br />

dice el apóstol:<br />

El motivo para el segundo tipo <strong>de</strong>l "ser entregado"61 es la idolatría<br />

practicada mediante actos visibles, así como el motivo para el<br />

primer tipo fue la idolatría espiritual, consistente en que los hombres<br />

equiparaban a Dios con imágenes etc. El castigo por la idolatría<br />

"practicada" es tanto más grave por cuanto también la culpa es más<br />

grave. En efecto: la ignominia es mayor cuando hace extensiva la<br />

acción vergonzosa también a otra persona, <strong>de</strong>gradando no solamente<br />

el propio cuerpo en sí mismo, sino incluso en el cuerpo <strong>de</strong><br />

otro o <strong>de</strong> otros. Pues mayor es también la culpa, que radica en que<br />

ahora el pecado <strong>de</strong> la idolatt:fa y <strong>de</strong>sestimación <strong>de</strong> Dios ya no está<br />

confinado en la mente <strong>de</strong>l individuo, sino que se traduce en acciones<br />

visibles, para ejemplo, seducción y tropiezo <strong>de</strong> otros. Si estas<br />

personas, en lo que a ellas se refiere, <strong>de</strong>shonran a Dios (pese a la<br />

reverencia que tributan a su majestad) abrigando en cuanto a él<br />

pensamientos que disminuyen su divina dignidad, entonces es justo<br />

que ello recaiga sobre sus propias cabezas, <strong>de</strong> modo que su pensar<br />

y obrar en cuanto a ellos mismos también vaya en <strong>de</strong>trimento <strong>de</strong> su<br />

dignidad humana. Pero ¡ay! también en nuestros días hay muchos<br />

que tienen <strong>de</strong> Dios un concepto por <strong>de</strong>más pobre y que con gran<br />

<strong>de</strong>sprecio y hasta con temeridad <strong>de</strong>claranpúblicamenteque Dios es<br />

<strong>de</strong> tal naturaleza o <strong>de</strong> tal otra. Ninguno <strong>de</strong> ellos se aviene a conce<strong>de</strong>r<br />

a Dios el honor suficiente como para colocar la sobremanera gran<strong>de</strong><br />

majestad divina por encima <strong>de</strong> su propio juicio y sobre todo entendimiento<br />

humano. No, al contrario: ellos erigen un trono en el cielo<br />

a su propia sapiencia, tan alto que <strong>de</strong>s<strong>de</strong> allí el juzgar a Dios no les<br />

parece más dificil ni más arriesgado que a un pobre zapatero el<br />

v.2B. Ellos no aprobaron tener en cuenta a Dios.<br />

Debido a esta culpa, los hombres fueron entregados a diversos<br />

vicios; es <strong>de</strong>cir, diversos y numerosos son los vicios a los cuales<br />

(a algunos, o a todos) Dios entregó a los hombres (a todos, o a<br />

algunos). Pues como ya fue dicho en otra ocasión: no todos fueron<br />

homicidas o personas implicadas en todos los <strong>de</strong>más críme.nes;<br />

porque el hecho es que Dios no los entrega a todos <strong>de</strong> la mIsma<br />

manera al castigo, aunque hayan cometido más o menos los mismos<br />

pecados. La razón para ello la hemos <strong>de</strong> ver en el juicio oculto <strong>de</strong><br />

Dios, y en el hecho <strong>de</strong> que un hombre hace, a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> lo ma~o,<br />

también algo <strong>de</strong> bueno, y el otro nada, o menos que nada. DIOS<br />

quiere tapar toda boca <strong>de</strong>svergonzada, para que nadie lo importune<br />

con reglas conforme a las cuales él <strong>de</strong>bería castigar un cierto pecado<br />

o premiar una acción buena. Por esto, Dios permite que dos pe.rsonas<br />

caigan en igual maldad, y sin embargo, <strong>de</strong> una <strong>de</strong> ellas tIene<br />

misericordia, y la [l~rdona, y a la otra le endurece el corazón y la<br />

con<strong>de</strong>na. Y aSImismo permite que dos personas se <strong>de</strong>diquen por<br />

igual a una vida caracterizada por el bien hacer; y sin embargo, a<br />

una <strong>de</strong> ellas la reprueba y la echa fuera, a la otra la recibe en su<br />

gracia y le da la corona <strong>de</strong> la vida.<br />

WA<br />

186<br />

6l Véase pág. 49.<br />

62 Comp. 1 Ca. 2:10.<br />

63 Comp. Ro. 8:16.

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