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La investigación-acción participativa puede ser una<br />
manera eficaz de organizar las evidencias y percepción<br />
comunitaria para mejorar el funcionamiento de los<br />
sistemas de salud, sobre todo cuando los resultados<br />
son triangulados con las evidencias de otras fuentes.<br />
Esto ha facilitado la comprensión y resuelto problemas<br />
en las funciones y relaciones dentro de los sistemas de<br />
salud. Al esclarecer los determinantes sociales de la<br />
salud, este enfoque añade evidencias para mejorar el<br />
desempeño y eficacia de los sistemas de salud, como<br />
se muestra en el ejemplo de la salud cardiovascular del<br />
Recuadro 7 abajo. Los métodos proporcionan un medio<br />
para reconocer y detectar oportunamente los problemas<br />
de salud, incluyendo aquellos que estaban encubiertos<br />
anteriormente—por ejemplo, enfermedades crónicas,<br />
problemas de salud laboral entre los trabajadores de<br />
la salud y aquellos relacionados a los determinantes<br />
sociales de la salud (Minkler, 2000; Waterman et al.,<br />
2001; Loewenson et al., 2011; Hatton y Fisher, 2011).<br />
La investigación-acción participa reconoce que el<br />
conflicto es una característica básica de la sociedad.<br />
Incluso donde existe un espacio político más amplio<br />
y las relaciones de poder son más consensuales,<br />
se ven como el resultado de una resolución<br />
previa de conflictos. Las formas emancipadoras<br />
de la investigación-acción participativa descritas<br />
anteriormente prestan atención a la manera cómo los<br />
procesos de generación de conocimiento se vinculan<br />
con la gente que está logrando control sobre sus vidas<br />
y superando la exclusión estructural, por medio de los<br />
comités de trabajadores de base y las organizaciones<br />
de ciudadanos.<br />
Los procesos de generación de conocimiento también<br />
incrementan el poder colectivo para impulsar<br />
transformaciones hacia sistemas de salud centradas en<br />
la gente. En la investigación sobre la salud mental, por<br />
ejemplo, este enfoque se ha utilizado para responder<br />
a las demandas por expresarse en la planeación y<br />
operación de los servicios y para estimular elección y<br />
alternativas en las formas de tratamiento (Otieno et al.,<br />
2009, Parte cinco, documento 5). Se reconoce cada vez<br />
más su utilidad en la investigación de salud indígena,<br />
pues tiene el potencial de reducir los efectos negativos<br />
—algunos sostendrán colonizantes—que han tenido<br />
muchas de las investigaciones convencionales en los<br />
pueblos indígenas (Baum et al., 2006).<br />
Estos enfoques pueden mejorar la comunicación<br />
dentro de los sistemas de salud y entre el personal<br />
de salud, las comunidades y otros. Pueden fomentar<br />
el respeto mutuo de sus respectivas experiencias y<br />
funciones (Mbwili-Muleya et al., 2008, Parte cinco,<br />
documento 6). Los métodos de la investigación-acción<br />
participativa incentivan a los trabajadores de atención<br />
primaria y a las comunidades a compartir el análisis y<br />
el poder para el beneficio de ambos. El proceso se basa<br />
en ciclos de aprendizaje, reflexión y acción y estimula<br />
a las comunidades y al niveles local de los sistemas<br />
de salud a desarrollen e implementen planes definidos<br />
localmente. Ha promovido valores comunitarios,<br />
identificado sus recursos para la salud y construido un<br />
entendimiento de la contribución de su voz y agencia<br />
para hacer frente a las barreras sociales y sistémicas<br />
del acceso a la atención a la salud, particularmente en<br />
comunidades vulnerables (Loewenson et al., 2011).<br />
VER PARTE 5: DOCUMENTO 5<br />
Othieno et al. (2009) dan un ejemplo de investigación-acción<br />
participativa usada para transformar las relaciones de poder<br />
entre personas muy carentes de poder y con un problema de uso<br />
nocivo del alcohol u otros problemas mentales y sus servicios,<br />
para involucrarse en los cambios necesarios para mejorar la<br />
prestación del servicio y el fortalecimiento de acciones colectivas<br />
para la salud mental comunitaria.<br />
Recuadro 7: Utilizando la investigación participativa en la salud<br />
cardiovascular<br />
La investigación de la salud cardiovascular ha estado dominada por paradigmas médicos que minimizan<br />
una perspectiva amplia de las causas de la enfermedad. La condición socioeconómica se encuentra<br />
claramente establecida por la investigación como un factor de riesgo para enfermedades cardiovasculares.<br />
No obstante este descubrimiento ha tenido muy poca influencia en la política de salud.<br />
La investigación participativa trajo descubrimientos contextualizados, clínicamente relevantes, a la<br />
planeación de programas y al ámbito de diseño de políticas. Esta investigación contribuyó a desarrollar<br />
políticas sociales y de salud significativas y relevantes para la prevención primaria. El programa abrió<br />
espacios en los ámbitos de la práctica y el diseño de políticas para plantear cuestiones relevantes sobre<br />
la salud de madres solteras de bajos recursos produciendo evidencias que no estaba en las bases de<br />
datos cuantitativas. La investigación encontró que el riesgo elevado de enfermedad cardiovascular<br />
en las mujeres obedece la ideología cultural donde la crianza de los hijos, frecuentemente realizada<br />
por las mujeres, es menos valorada cuando ellas no tienen una pareja y entre las estrategias para<br />
enfrentarla se encuentran conductas de alto riesgo, tales como fumar.<br />
Fuente: Young y Wharf Higgins (2010)<br />
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