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El Cuadro 8 añade a la discusión de la sección 2.7<br />
sobre el uso de la investigación-acción participativa<br />
en los sistemas de salud dando ejemplos de diferentes<br />
países de todas las regiones.<br />
Estos ejemplos demuestran el uso de estas<br />
aproximaciones para lograr el cambio en políticas o<br />
gestión en sistemas de salud, basándose en el contenido<br />
de los artículos publicados. Una limitación a la que<br />
se enfrentan los informes de la investigación-acción<br />
participativa es que no siempre incluyen detalles sobre<br />
los cambios que se produjeron, pues se pueden haber<br />
dado después de la publicación del artículo como parte<br />
de un proceso más a largo plazo. El cuadro, entonces,<br />
incluye exclusivamente artículos donde los cambios en<br />
la política o la gestión se reportaron o fueron evidentes<br />
y no hace suposiciones sobre los artículos en los que<br />
no se reportan, salvo para señalar que esta información<br />
importante no se incluye en el artículo publicado.<br />
Estos artículos sugieren que es más probable que se<br />
utilice la investigación-acción participativa en políticas<br />
de salud que incluyen la participación comunitaria<br />
como un componente principal, como fue el caso con la<br />
estrategia adoptada para las “Comunidades o Ciudades<br />
Sanas” en cuanto a una política de promoción de la<br />
salud en las Américas (Minkler, 2000; Pan American<br />
Health Organization, undated). Las experiencias más<br />
exitosas de colaboración entre las autoridades locales<br />
y la población local organizada parecen estar basadas<br />
en una agenda común fundamentada en el derecho a la<br />
participación social.<br />
Un ejemplo de esto se da en el caso de Bogotá, el cual<br />
se describe en esta sección (Grupo G. Fergusson y<br />
Secretaría Distrital de Salud, 2007). Algunos artículos<br />
muestran la intención de influir en las políticas<br />
aunque no siempre indican el resultado. Liu et al.<br />
(2006: Recuadro 24) usó procesos de investigación<br />
participativa en China para establecer tanto un diálogo<br />
democrático entre un grupo de ciudadanos ancianos,<br />
funcionarios gubernamentales y líderes del pueblo<br />
como un plan de acción del gobierno local para la<br />
promoción de salud que satisficiera las necesidades<br />
de salud de los ancianos. Byrne y Sahay (2007:<br />
Recuadro 26) propusieron un modelo para involucrar<br />
a los usuarios de un sistema de información y aquellos<br />
afectados por éste en su diseño.<br />
Minkler et al. (2012) destacan algunas prácticas<br />
para facilitar la incorporación de la investigaciónacción<br />
participativa en las políticas. En primer lugar,<br />
mencionan la necesidad de construir y mantener<br />
asociaciones efectivas que incluyan una variedad de<br />
gente interesada. Además de los investigadores y a las<br />
comunidades, sugieren que una estrategia eficaz para<br />
asegurar el resultado deseado es involucrar a los líderes<br />
locales con una visión compartida (Minkler et al.,<br />
2012). Lo demuestran con el ejemplo de una comunidad<br />
en California que se involucró exitosamente con los<br />
funcionarios de la ciudad para crear espacios para<br />
caminar a fin de enfrentar la obesidad en la comunidad<br />
(Minkler et al., 2012). Otros ejemplos que enfatizan<br />
la importancia de este factor incluyen el artículo de<br />
Minkler sobre la construcción de comunidades sanas<br />
en los Estados Unidos (2000), así como el trabajo de<br />
Inmuong et al. (2011: Parte cinco, documento 9) sobre<br />
el desarrollo de regulaciones para controlar los riesgos<br />
de salud pública en Tailandia.<br />
En consonancia con su conceptualización de las<br />
comunidades como almacenes de conocimiento y<br />
sabiduría, subrayan que las comunidades deben ser<br />
alentadas tanto a identificar los problemas como a<br />
encontrar las soluciones a dichos problemas (Minkler<br />
et al., 2012). Además del ejemplo de California que se<br />
mencionó arriba, esta aproximación ha sido aplicada<br />
con éxito en otros casos en los Estados Unidos<br />
(Minkler, 2000). Otros ejemplos incluyen los de<br />
las zonas rurales de China y Fiji. En el primero, los<br />
ancianos desfavorecidos utilizaron la investigaciónacción<br />
participativa con éxito para influir en la política<br />
en cuestiones que les afectaban directamente (Liu et<br />
al., 2006). En el ejemplo de Fiji, Terry y Khatri (2009)<br />
informan sobre el uso de estos procesos para resolver<br />
el problema de los residuos porcinos a nivel aldea.<br />
Otra práctica importante, teniendo la especificidad<br />
cultural en mente, es la de reflejar las perspectivas<br />
comunitarias y garantizar la sustentabilidad a largo<br />
plazo de la colaboración. Esto requiere armonizar el<br />
enfoque de la investigación y el proceso con la cultura<br />
de la comunidad, incluso cuando esto significa que el<br />
proyecto se vuelva más lento. Esto es particularmente<br />
importante en comunidades tribales donde es clave<br />
para el éxito acercarse a los ancianos de la tribu y<br />
explicar la investigación y el deseo de la colaboración<br />
(Minkler et al., 2012). Proyectos de investigaciónacción<br />
participativa exitosos han seguido esta ruta,<br />
por ejemplo en el proyecto examinado por Garwick<br />
y Augur (2003: Parte cinco, documento 8) sobre el<br />
desarrollo de intervenciones apropiadas culturalmente<br />
para tratar el asma entre los niños Nativo-americanos.<br />
Al igual que otros autores, (Loewenson et al., 2010)<br />
Minkler et al. (2012) abogan por el uso de múltiples<br />
métodos para facilitar la acción política, incluyendo<br />
cifras, experiencias personales y presentaciones<br />
simples pero llamativas tales como gráficas y cuadros.<br />
La importancia de métodos variados es reconocida<br />
ampliamente y es una característica de la mayoría<br />
de los trabajos empíricos que ha tenido impacto en<br />
las políticas (Minkler, 2000; Rasmussen et al., 2006;<br />
Inmuong et al., 2011).<br />
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