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Revista Etnias & Política No 7 - Observatorio Étnico Cecoin

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de manera uniforme por el continente europeo<br />

ideologías racistas y nacionalistas que abogaban por<br />

el despliegue imperialista a lo largo del planeta, y<br />

por la confrontación militar como destino inevitable<br />

de los imperios de la época. Durante el periodo<br />

comprendido entre finales de la década de 1860 y el<br />

inicio de la guerra en 1914, la racionalidad europea<br />

sufrió modificaciones sustantivas: de la exaltación<br />

romántica de la nación, propia de mediados del siglo<br />

XIX, se saltó a las justificaciones positivistas de la nacionalidad<br />

apoyadas en ideologías de superioridad<br />

racial y hostilidad contra otras naciones. En palabras<br />

de Hannah Arendt, “[l]a verdad histórica de la cuestión<br />

es que el pensamiento racial con sus raíces afirmadas<br />

en el siglo XVIII, emergió simultáneamente<br />

en todos los países occidentales durante el siglo XIX.<br />

El racismo había sido la poderosa ideología de las<br />

políticas imperialistas desde el comienzo de nuestro<br />

siglo [XX]” (2004, p. 221). Habitualmente, este tipo<br />

de doctrinas tenía como pilares el predominio de los<br />

fuertes sobre los débiles, la presunta grandeza de las<br />

naciones basadas en la pureza étnica, y la superioridad<br />

de los pueblos conquistadores por sobre los<br />

conquistados.<br />

Tal vez el más recordado de los pensadores de la época<br />

sea Gobineau, teórico francés del siglo XIX, quien<br />

sostenía que la raza blanca (como si existiese algo así<br />

como la “raza blanca”) era la única que había podido<br />

desarrollar una vida cultural activa, mientras las razas<br />

negra y amarilla (como si existiese algo así como<br />

la “raza negra” o la “raza amarilla”) no mostraban<br />

vida propia o energía alguna. En ese orden, si tales<br />

“razas” mostraban tales caracteres de inferioridad,<br />

debían ser gobernadas por la “raza” blanca, la única<br />

que podía generar el progreso y la historia. 3<br />

[3] Para una exposición crítica del pensamiento de<br />

Gobineau ver Ernst Cassirer (1996, pp. 264 y ss.).<br />

Este tipo de planteamientos justificaba tres operaciones<br />

diferentes y complementarias: 1) la expansión<br />

colonial de los imperios europeos en Asia,<br />

África, Oceanía y el Caribe; 2) la franca hostilidad<br />

contra las potencias competidoras; y 3) la cohesión<br />

nacional-popular y la afinidad de los pueblos con<br />

sus gobernantes, lo que permitía contener las intenciones<br />

de voto dirigidas a los partidos socialistas y<br />

comunistas que pregonaban doctrinas internacionalistas<br />

contrarias al racismo.<br />

Pero la fortaleza de tales ideologías no radicaba<br />

únicamente en el mensaje que emitían al servicio<br />

de las elites fanáticas de la época; su operación fundamental<br />

era fungir como catalizador de las lógicas<br />

de acumulación en un contexto donde los intereses<br />

de los Estados tendían a coincidir con sus empresas<br />

nacionales. Como lo ha señalado David Harvey,<br />

durante este periodo se presentó una oleada masiva<br />

de inversión europea alrededor del planeta, apalancada<br />

con ocupaciones de territorios por la vía militar<br />

que, o bien protegían las inversiones realizadas, o<br />

bien abrían espacio para aprovechar nuevos flancos<br />

para la acumulación (Harvey, 2004, p. 50). En suma,<br />

durante el periodo de ascenso de los imperialismos<br />

europeos las ideologías chovinistas, racistas y de nacionalismo<br />

hostil se convirtieron en el revestimiento<br />

ideológico para la expansión de capital, el sustento<br />

del colonialismo, la contención de los movimientos<br />

populares europeos, y la glorificación de la guerra<br />

entre potencias.<br />

Resulta crucial comprender lo ocurrido durante este<br />

periodo histórico para establecer coincidencias y<br />

diferencias entre las viejas formas del racismo y las<br />

doctrinas contemporáneas que sugieren nuevas justificaciones<br />

de la violación de los derechos y la discriminación.<br />

En ese sentido, dividamos el argumento<br />

en dos momentos. En primer lugar, comparemos el<br />

marco histórico/económico de la etapa anterior a<br />

17<br />

editorial PUntoS de ViStA indígenas de América Actualidad documentos<br />

[ Alejandro Mantilla ]<br />

Junio de 2008

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