Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
cierto era que si Bartolomé se iba, al grupo iba a faltarle algo.<br />
—Mán<strong>de</strong>lo a… a… un hospital psi… psi…, un hospital <strong>de</strong> locos —propuso<br />
Dimas.<br />
—Maestro, ¿cuánto más tendremos que soportarlo? —preguntó el Milagrero.<br />
Como respuesta, el maestro usó las mismas palabras <strong>de</strong> Bartolomé:<br />
—Es un privilegio cargar con él.<br />
Al oír esas palabras, Bartolomé, a pesar <strong>de</strong> estar embriagado, se sintió importante.<br />
—¡Estoy oyendo lo que dice el jefe! —dijo <strong>de</strong> un modo bastante incomprensible,<br />
pero con la claridad suficiente para elevar la temperatura <strong>de</strong> nuestras emociones.<br />
—Es mejor cargar que ser cargado. Es mejor soportar que ser soportado —agregó<br />
el <strong>ven<strong>de</strong>dor</strong> <strong>de</strong> sueños.<br />
Y dijo algo que, nuevamente, chocó frontalmente contra mi ateísmo.<br />
—<strong>El</strong> dios creado por los hombres, el dios religioso, es implacable, intolerante,<br />
elitista, prejuicioso. Pero el Dios que se oculta en las bambalinas <strong>de</strong>l teatro <strong>de</strong> la<br />
existencia es generoso. Su capacidad <strong>de</strong> perdonar no tiene sentido común, nos alienta<br />
para que carguemos con los que nos han frustrado todas las veces que sean<br />
necesarias.<br />
Mientras él hablaba, yo dudaba <strong>de</strong> sus palabras. Recordaba mi análisis sociológico<br />
<strong>de</strong>l Antiguo Testamento, y me venía a la mente un dios rígido, agresivo, intolerante.<br />
«¿Dón<strong>de</strong> está ese Dios generoso, dón<strong>de</strong> está ese Dios tolerante, si sólo aceptaba al<br />
pueblo <strong>de</strong> Israel?», pregunté para mis a<strong>de</strong>ntros.<br />
Como si me hubiera leído el pensamiento, el maestro dijo:<br />
—Ese Dios generoso fue citado en prosa y en verso por el Maestro <strong>de</strong> los<br />
maestros. Se manifestó cuando Jesús llamó «amigo» a Judas en el acto <strong>de</strong> su traición.<br />
Se manifestó cuando Jesús, temblando en la cruz, dijo: «Padre, perdónalos porque no<br />
saben lo que hacen». Él protegió a los que lo odiaban, amó a sus enemigos, intercedió<br />
amorosamente por sus torturadores.<br />
Sus palabras penetraron por los callejones sin salida <strong>de</strong> mi personalidad y <strong>de</strong>jaron<br />
al <strong>de</strong>scubierto mi falta <strong>de</strong> generosidad. Yo nunca había sabido perdonar. Nunca<br />
perdoné a mi hijo por tomar drogas. Para mí, él había renegado <strong>de</strong> la excelente<br />
educación que yo le había dado. Nunca perdoné a mi esposa por haberme<br />
abandonado. Para mí, ella había <strong>de</strong>jado a uno <strong>de</strong> los mejores hombres <strong>de</strong>l mundo.<br />
Nunca perdoné a mi padre por haberse matado. Para mí, él había cometido el peor <strong>de</strong><br />
los crímenes al haberme abandonado siendo un niño. Nunca perdoné a mis colegas,