08.06.2017 Views

El vendedor de sueños -- Augusto Cury

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

dirigiendo mi vida? Todas estas preguntas me daban vueltas en la cabeza. Antes <strong>de</strong><br />

que las dudas me carcomieran, el maestro me arrojó un jarro <strong>de</strong> agua fría.<br />

—No te preocupes. Yo no soy Él. Sólo trato <strong>de</strong> enten<strong>de</strong>rlo —me dijo.<br />

—¿No eres quién? —le pregunté, sin compren<strong>de</strong>r lo que <strong>de</strong>cía.<br />

—No soy el Maestro <strong>de</strong> los maestros. Soy una persona insignificante que trata <strong>de</strong><br />

enten<strong>de</strong>rlo —me contestó con calma.<br />

Por unos instantes, me sentí aliviado.<br />

—Pero ¿quién eres tú? —le pregunté con ansiedad; quería más explicaciones, pero<br />

éstas no llegaban.<br />

—Ya te he dicho quién soy. ¿No me crees? —me interpeló con énfasis.<br />

En ese momento, Bartolomé, que era imposible que se callara, trató <strong>de</strong> corregirme<br />

diciendo:<br />

—¿No crees que él es el jefe <strong>de</strong> los extraterrestres?<br />

—¡Cállate, boca sucia!<br />

—¡Boca sucia, no! Boquita <strong>de</strong> Miel. No intentes rebajarme, tú, que no eres más<br />

que un intelectual <strong>de</strong> segunda. —Y adoptó una pose <strong>de</strong> lucha, imitando a un karateca.<br />

Éste fue uno <strong>de</strong> los primeros roces que surgieron entre los discípulos.<br />

<strong>El</strong> maestro se dirigió a mí y me reprendió con <strong>de</strong>lica<strong>de</strong>za. Él no invadía la<br />

privacidad <strong>de</strong> los otros; sólo exponía nuestra <strong>de</strong>snu<strong>de</strong>z sin castigarnos. Pero sus<br />

actitu<strong>de</strong>s tenían más efecto que un castigo.<br />

—Julio César, eres muy inteligente, y por eso sabes que ningún artista es dueño <strong>de</strong><br />

su obra. En cambio, el que la interpreta la posee, le da color y sabor. Si Bartolomé<br />

cree que soy el jefe <strong>de</strong> los extraterrestres, ¿por qué te angustias? Quiero generosidad,<br />

no obediencia. ¡Sé generoso contigo mismo!<br />

En ese momento, me pareció que la última frase había sido mal formulada. Que en<br />

lugar <strong>de</strong> <strong>de</strong>cir que fuera generoso conmigo mismo tendría que haberme indicado que<br />

lo fuera con Bartolomé. Más a<strong>de</strong>lante <strong>de</strong>scubrí que el que no es generoso consigo<br />

mismo jamás lo será con los <strong>de</strong>más. <strong>El</strong> que se exige <strong>de</strong>masiado es un verdugo con los<br />

otros.<br />

La generosidad era uno <strong>de</strong> los gran<strong>de</strong>s sueños que el maestro ansiaba difundir en<br />

el gran manicomio social. Los «normales» vivían en sus madrigueras, aislados en su<br />

mundo, habían perdido el sabor inigualable <strong>de</strong> entregarse, <strong>de</strong> abrazar a los <strong>de</strong>más, <strong>de</strong><br />

ser capaces <strong>de</strong> dar una nueva oportunidad a los otros.<br />

<strong>El</strong> término «generosidad» figuraba en los diccionarios, pero rara vez se encontraba

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!