08.06.2017 Views

El vendedor de sueños -- Augusto Cury

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

loca y excitante <strong>de</strong> las proposiciones: ven<strong>de</strong>r sueños. «¿Cómo? ¿A quién? ¿Con qué<br />

objetivo? ¿Seré blanco <strong>de</strong> burlas o <strong>de</strong> aplausos?», pensaba. Al mismo tiempo que la<br />

invitación lo inquietaba, su mente se <strong>de</strong>jaba ganar por la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> que todo pensador<br />

<strong>de</strong>be transitar caminos nunca antes recorridos.<br />

Aunque pa<strong>de</strong>cía un grave trastorno emocional y tenía un gran orgullo, Julio César<br />

siempre había sido elogiado, nunca se lo había avergonzado en público. La primera<br />

vez había sido entonces, en el edificio San Pablo. Sabía que había sido protagonista<br />

<strong>de</strong>l mayor <strong>de</strong> los escándalos. No fingía; pensaba realmente en poner fin a su vida. Y<br />

como las armas o las pastillas le daban miedo, había subido allí.<br />

La invitación resonaba en su mente como una granada que explotara en mil<br />

pedazos, rompiendo todos sus paradigmas. Pasó un largo minuto. En conflicto<br />

consigo mismo, pensó: «Intenté vivir bajo el techo <strong>de</strong>l júbilo y sobre los cimientos <strong>de</strong><br />

la seguridad, pero me hundí. Intenté estimular a mis alumnos a pensar, pero sólo<br />

formé repetidores <strong>de</strong> información. Intenté ser útil a la sociedad, pero era una isla <strong>de</strong><br />

soberbia. Si consiguiera ven<strong>de</strong>r sueños a algunas personas, como hace este hombre,<br />

tal vez mi vida tendría más sentido <strong>de</strong>l que ha tenido hasta ahora». Entonces, resolvió<br />

seguirlo.<br />

Yo, el narrador <strong>de</strong> esta historia, soy Julio César, el primero <strong>de</strong> los discípulos <strong>de</strong> ese<br />

hombre extraordinario e inquietante. Él se convirtió en mi maestro. Fui el primero que<br />

se arriesgó a seguir una jornada sin <strong>de</strong>stino, sin agenda, completamente imprevisible.<br />

¿Locura? Tal vez, pero no menor que aquella que ya había vivido.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!