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convenciones. Nos inhibió el hecho <strong>de</strong> que personas tan bien vestidas nos ro<strong>de</strong>aran.<br />
Algunos i<strong>de</strong>ntificaron al maestro. Rápidamente, éste empezó a exponer sus polémicas<br />
i<strong>de</strong>as.<br />
—Cuando las mujeres se sentían en el trono <strong>de</strong>l sistema masculino, el mundo <strong>de</strong> la<br />
moda las encerró en el más sutil estereotipo. —Y citó el número «dos»,<br />
profundamente triste.<br />
No sabía adón<strong>de</strong> quería llegar.<br />
Sabía que los estereotipos son un problema sociológico. <strong>El</strong> estereotipo <strong>de</strong>l loco,<br />
<strong>de</strong>l drogadicto, <strong>de</strong>l político corrupto, <strong>de</strong>l socialista, <strong>de</strong>l burgués, <strong>de</strong>l judío, <strong>de</strong>l<br />
terrorista, <strong>de</strong>l homosexual. Usamos los estereotipos como un patrón torpe para<br />
encasillar a las personas en <strong>de</strong>terminados comportamientos. No nos fijamos en cómo<br />
son realmente: si tienen <strong>de</strong>terminadas actitu<strong>de</strong>s, inmediatamente las encerramos en las<br />
mazmorras <strong>de</strong>l estereotipo, clasificándolas como adictas, corruptas, <strong>de</strong>mentes. Los<br />
estereotipos reducen la dimensión humana.<br />
Pero ¿cuál es la relación entre el seductor mundo <strong>de</strong> la moda y los estereotipos?<br />
Las mujeres tenían libertad para vestirse como quisieran, comprar la ropa que más les<br />
gustara o tener el cuerpo que <strong>de</strong>seasen. No entendía por qué la preocupación <strong>de</strong>l<br />
maestro era tan gran<strong>de</strong>. Pero me impresionaba el modo en que exponía sus i<strong>de</strong>as.<br />
—<strong>El</strong> estereotipo <strong>de</strong> lo bello, en el mundo <strong>de</strong> la moda, está <strong>de</strong>terminado por la<br />
excepción genética. ¡Qué <strong>de</strong>sastre! ¡Qué injusticia!<br />
Bartolomé no entendía muy bien <strong>de</strong> qué hablaba.<br />
—Jefe, ¿ese estereotipo es caro? —preguntó, pensando que el maestro hablaba <strong>de</strong><br />
una marca <strong>de</strong> ropa.<br />
—Sus implicaciones son carísimas. —Y le explicó—: Para ven<strong>de</strong>r más y atraer a<br />
las mujeres, el mundo <strong>de</strong> la moda empezó a utilizar como prototipo <strong>de</strong> belleza el<br />
cuerpo <strong>de</strong> jóvenes que se salían por completo <strong>de</strong>l patrón corriente. Una joven entre<br />
diez mil, <strong>de</strong>lgadísima y con facciones, ca<strong>de</strong>ras, nariz, busto y cuello bien mo<strong>de</strong>lados se<br />
volvió, con el tiempo, en estereotipo <strong>de</strong> lo bello. ¡Y eso tuvo consecuencias profundas<br />
en el inconsciente colectivo!<br />
Cada vez se acercaba más gente. Después <strong>de</strong> una breve pausa, el maestro<br />
continuó:<br />
—La excepción genética se volvió la regla. Las niñas llevaron sus muñecas<br />
Barbies, con sus cuerpos perfectos, al teatro <strong>de</strong> la vida, y las adolescentes hicieron <strong>de</strong><br />
las mo<strong>de</strong>los un i<strong>de</strong>al <strong>de</strong> belleza inalcanzable. Este proceso hizo que cientos <strong>de</strong>