08.06.2017 Views

El vendedor de sueños -- Augusto Cury

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

capitalista, una casta <strong>de</strong> burgueses explotadores. A ellos no les gustó la i<strong>de</strong>a, les<br />

inspiró temor. Pero, a pesar <strong>de</strong> todo, querían hurgar en las i<strong>de</strong>as <strong>de</strong> aquel hombre<br />

fascinante.<br />

Los lí<strong>de</strong>res no conocían el lugar don<strong>de</strong> el maestro los había citado, y a algunos les<br />

extrañó no haber oído hablar <strong>de</strong> él, pues estaban acostumbrados a organizar eventos<br />

en los mejores lugares <strong>de</strong> la ciudad. La noche <strong>de</strong>l encuentro, el <strong>ven<strong>de</strong>dor</strong> <strong>de</strong> sueños<br />

salió antes que nosotros. Aparentemente, quería meditar. «¿Querrá afinar su artillería?<br />

—me pregunté—. ¿Le estará pidiendo a su Dios sabiduría para hacer temblar los<br />

cimientos <strong>de</strong> la clase dominante? Es su oportunidad <strong>de</strong> oro para quebrar la espina<br />

dorsal <strong>de</strong> la élite financiera», seguí reflexionando. Pero me equivocaba. Lo que iba a<br />

pasar sería muy distinto y me <strong>de</strong>jaría atónito.<br />

Nosotros tampoco conocíamos la dirección y fuimos preguntando a medida que<br />

nos dirigíamos allí. Estábamos cerca <strong>de</strong> la numeración <strong>de</strong> la calle que el maestro nos<br />

había dado, pero no dábamos con el local <strong>de</strong>l evento. Era una calle mal iluminada.<br />

Después, nos encontramos a un grupo <strong>de</strong> personas que también parecían perdidas.<br />

Eran los empresarios. Pensaban que les habían dado una dirección equivocada, pero<br />

yo les confirmé que la dirección que tenían era correcta. De todos modos, pensé que<br />

tal vez tuvieran razón. Dada su condición social, quizá el maestro no conocía los<br />

centros <strong>de</strong> reunión <strong>de</strong> la ciudad y nos había dado unas señas equivocadas.<br />

Los empresarios estaban <strong>de</strong>cepcionados. Decidimos seguir caminando juntos y<br />

preguntar un poco más a<strong>de</strong>lante. Llegamos a un enorme y lúgubre cementerio. Se<br />

trataba <strong>de</strong>l famoso cementerio <strong>de</strong> la Recoleta. Perturbados, nos dimos cuenta <strong>de</strong> que el<br />

número coincidía con el que nos había dado el maestro. «Si ya tiene fama <strong>de</strong> loco,<br />

esto terminará <strong>de</strong> confirmar esa fama», pensé.<br />

—Yo puedo enfrentarme a los fantasmas <strong>de</strong> mi mente —dijo Salomón—, pero<br />

odio acercarme a un cementerio, y mucho más <strong>de</strong> noche. Abandonemos este lugar.<br />

Con ciertas dudas, lo tomé <strong>de</strong>l brazo. Le pedí que se calmara.<br />

Los participantes iban llegando en coches lujosos y se reunían en la entrada. Todos<br />

estaban confundidos. Por primera vez tuve que rebajarme ante aquellas personas y<br />

pedirles disculpas por haberles dado mal la dirección.<br />

De repente, cuando estábamos a punto <strong>de</strong> irnos, las puertas <strong>de</strong>l enorme cementerio<br />

se abrieron. De inmediato, Boquita <strong>de</strong> Miel abrazó a Mano <strong>de</strong> Ángel y empezó a<br />

temblar.<br />

—Si no es con varios litros <strong>de</strong> vodka encima, me niego a entrar en este lugar.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!