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Como el tema era <strong>de</strong>licado, <strong>de</strong>cidimos discutirlo con todo el grupo. Después <strong>de</strong><br />
reflexionar sobre la propuesta y analizar el beneficio que tendría para la sociedad, nos<br />
pareció que era una buena iniciativa. A Boquita <strong>de</strong> Miel y a Bernabé les encantó la<br />
i<strong>de</strong>a. Jurema fue la única que no estaba <strong>de</strong> acuerdo. Precisamente ella, que tenía<br />
acciones en el grupo Megasoft. De todos modos, finamente cedió.<br />
Teníamos que organizar un plan para llevar al maestro al estadio. Lo pusimos en<br />
marcha, y el día acordado lo condujimos hacia allí. Cuando estábamos llegando,<br />
vimos que el tránsito estaba congestionado y que un número enorme <strong>de</strong> personas<br />
entraban por la puerta principal. Cuando nos acercamos a la entrada privada por<br />
don<strong>de</strong> nosotros <strong>de</strong>bíamos ir, al maestro le pareció extraño.<br />
—¿Por qué tenemos que entrar en este lugar? —preguntó, incómodo.<br />
Como no podíamos contarle lo <strong>de</strong>l homenaje, le dijimos que íbamos a un<br />
espectáculo. Como seguía preguntando, lo pusimos entre la espada y la pared.<br />
—A lo largo <strong>de</strong> nuestro periplo nos ha hecho muchísimas peticiones y siempre lo<br />
hemos escuchado. ¿No pue<strong>de</strong> aceptar sólo una vez lo que nosotros le pedimos? —<br />
Nuestra actitud fue un puro chantaje, pues él muchas veces nos había escuchado y<br />
apoyado. Presionado, nos siguió en silencio.<br />
Cuando íbamos a entrar en la sala vip, el maestro preguntó con temor:<br />
—¿Quién ha preparado el espectáculo?<br />
—Algunas personas que lo quieren mucho. Espere y verá —dijimos, sin darle más<br />
explicaciones.<br />
Los ejecutivos <strong>de</strong>l grupo Megasoft estaban en una sala especial, preparándolo<br />
todo. Don<strong>de</strong> nosotros nos encontrábamos había una mesa con frutas, fiambres y<br />
zumos <strong>de</strong> frutas. <strong>El</strong> maestro no comió nada. Estaba ensimismado, reflexivo. Nosotros<br />
nos abalanzamos sobre la comida como si estuviésemos muertos <strong>de</strong> hambre.<br />
Bernabé cogió un gran racimo <strong>de</strong> uvas sin semillas, y empezó a comérselo<br />
masticando varias uvas a la vez.<br />
—¡Qué gente tan distinguida! —dijo <strong>de</strong> un modo casi incomprensible.<br />
Bartolomé, que <strong>de</strong>voraba tres rodajas <strong>de</strong> salchichón y dos <strong>de</strong> jamón al mismo<br />
tiempo, farfulló:<br />
—Estos empresarios me gustan mucho. —Y a continuación se puso a canturrear<br />
para disimular lo que había dicho.<br />
Les hicimos una señal para que comieran pausadamente. <strong>El</strong> maestro percibió algo<br />
en el aire. Miraba inquieto hacia un lado y otro, como si quisiera abstraerse <strong>de</strong>l lugar