Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
universidad. No sabía que los que ponen la otra mejilla se sienten mucho más felices y<br />
tranquilos y pue<strong>de</strong>n dormir mucho mejor.<br />
—Di clases durante treinta años —me cuchicheó Jurema al oído—, pero tengo que<br />
admitir que formé muchos alumnos agresivos, irritables, vengativos, faltos <strong>de</strong><br />
solidaridad y sin ninguna amabilidad.<br />
«Yo también», pensé. A veces, en los medios menos pensados, como la<br />
universidad, formamos dictadores. Sólo les falta el po<strong>de</strong>r.<br />
Mientras reflexionaba sobre estos asuntos, se armó cierto revuelo. Apareció<br />
Bartolomé con Bernabé. Los dos estaban completamente ebrios. Bartolomé se había<br />
sentido tan eufórico por el reencuentro con su amigo que había bajado la guardia.<br />
Decidió tomar un trago para celebrarlo y volvió a pasarse con el vodka.<br />
Los dos venían abrazados. Se les doblaban las piernas al caminar y, para no<br />
caerse, se apoyaban el uno en el otro. Llegaron cantando una canción <strong>de</strong> Nelson<br />
Gongalves.<br />
—«Bohemia, aquí me tienes <strong>de</strong> regreso, y suplicando te pido que me inscribas otra<br />
vez. Volví para ver a los amigos que un día <strong>de</strong>jé, para llorar <strong>de</strong> alegría».<br />
Como si la borrachera no bastaste, Bartolomé miró al grupo y dijo, animado, la<br />
frase que más le gustaba pronunciar:<br />
—¡Ah! ¡Cómo adoro esta vida!<br />
Todos reaccionamos a coro:<br />
—¡Cierra la boca, Bartolomé! —Y nos echamos a reír.<br />
Pero él no se calló. Cuando ya estaba cayéndose, tuvo el atrevimiento <strong>de</strong><br />
enfrentarse al maestro. Miraba a los invitados y se envalentonó. Dijo que ya sabía <strong>de</strong><br />
qué iba este asunto.<br />
—Escúcheme, jefe. Este asunto <strong>de</strong> ser humanos sin fronteras es antiguo. Muy<br />
antiguo, ¿sabía? —Trataba <strong>de</strong> chasquear los <strong>de</strong>dos para confirmar esa antigüedad. Y<br />
siguió—: Los alcohólicos conocen esta i<strong>de</strong>a <strong>de</strong>s<strong>de</strong> hace mucho tiempo. Ningún<br />
alcohólico es más importante que otro. Todos se besan, se abrazan, cantan juntos. No<br />
tenemos ban<strong>de</strong>ra. ¿Entien<strong>de</strong>?<br />
Observé al <strong>ven<strong>de</strong>dor</strong> <strong>de</strong> sueños. Él había <strong>de</strong>dicado mucho tiempo a formarnos.<br />
Había tenido una paciencia digna <strong>de</strong> Job, y ahora, cuando su sueño estaba en su punto<br />
culminante, tenía que soportar una frustración como aquélla. Pero el maestro avanzó<br />
hacia los dos borrachos y los abrazó.<br />
—Algunas personas pue<strong>de</strong>n vivir fuera <strong>de</strong>l capullo para siempre, y otras, <strong>de</strong> vez