08.06.2017 Views

El vendedor de sueños -- Augusto Cury

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

Después <strong>de</strong> reflexionar sobre estos temas, Bartolomé me hizo volver a la realidad a<br />

la velocidad <strong>de</strong>l rayo. Me provocó, no sé si con un elogio o con una ofensa.<br />

—Superego, si fueras miedoso y <strong>de</strong>cidieras irte, te respetaríamos. Pero eres<br />

importante para el equipo.<br />

Respiré hondo. Pensé en el hombre que había evitado mi suicidio y me había<br />

llevado a dormir <strong>de</strong>bajo <strong>de</strong> un puente. Él no era Cristo, pero tenía vocación mesiánica.<br />

No hacía milagros. No prometía el Reino <strong>de</strong> los cielos, tampoco nos prometía un reino<br />

terrenal ni nos daba ninguna seguridad. No tenía dón<strong>de</strong> vivir, era pobre, no tenía<br />

coche, no tenía seguro médico. Pero tenía un magnetismo impresionante. Vivía el arte<br />

<strong>de</strong> la solidaridad, soñaba con abrir la mente <strong>de</strong> las personas, con combatir el virus <strong>de</strong>l<br />

sistema, con luchar contra el egocentrismo.<br />

¿No sería menos peligroso <strong>de</strong>jar que la sociedad siguiera siendo una fábrica <strong>de</strong><br />

locura? ¿No sería mejor <strong>de</strong>jar que la gente se ensuciara con el individualismo, no sería<br />

más cómodo <strong>de</strong>jar a las mentes ser obtusas, que no pensaran en los misterios <strong>de</strong> la<br />

existencia sino en los misterios superficiales <strong>de</strong> los productos <strong>de</strong> los centros<br />

comerciales, <strong>de</strong> los or<strong>de</strong>nadores, <strong>de</strong> la moda? Somos <strong>de</strong>masiado pequeños para hacer<br />

algo contra el po<strong>de</strong>roso sistema. Podrían encarcelarnos, podrían herirnos y podrían<br />

calumniarnos todavía más.<br />

Mientras todo esto bullía en mi mente, el maestro seguía aguardando. La paciencia<br />

era su virtud número uno. Al verme afligido, llamó a Boquita <strong>de</strong> Miel y a Mano <strong>de</strong><br />

Ángel, y <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> un largo minuto en silencio, narró una parábola simple, casi<br />

ingenua, pero que llegó al fondo <strong>de</strong> mis miedos.<br />

—Cierta vez, hubo una inundación en un inmenso bosque. <strong>El</strong> coro <strong>de</strong> nubes, que<br />

<strong>de</strong>bían anunciar la vida, esta vez anunció la muerte. Los gran<strong>de</strong>s animales, para no<br />

ahogarse, huyeron, <strong>de</strong>jando incluso a sus crías <strong>de</strong>trás. Arrasaban con todo lo que<br />

encontraban a su paso. Los animales más pequeños seguían su rastro. De repente, una<br />

pequeña golondrina, completamente empapada, apareció a contracorriente, buscando<br />

a quién salvar.<br />

»Las hienas observaron la actitud <strong>de</strong> la golondrina, que les pareció muy llamativa.<br />

Le dijeron: “¡Estás loca! ¿Qué pue<strong>de</strong>s hacer con un cuerpo tan frágil?”. Los buitres<br />

graznaron: “¡Sé realista! ¡Date cuenta <strong>de</strong> tu propia pequeñez!”. Por don<strong>de</strong> pasaba, la<br />

frágil golondrina era ridiculizada. De todos modos, ella seguía buscando<br />

insistentemente a alguien a quien rescatar. Sus alas se movían fatigadas cuando vio a<br />

un polluelo <strong>de</strong> pájaro mosca <strong>de</strong>batiéndose en el agua, a punto <strong>de</strong> ahogarse. Aunque

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!