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Una banda de locos Eran las cuatro
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desinteresada. Era la primera vez q
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epetir el gesto. —¡Estás jugand
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Sin dar ninguna explicación, el ma
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Las pequeñas y valientes golondrin
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Miré al maestro de reojo y descubr
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Después de reflexionar sobre estos
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Los espacios más sobrios del manic
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dónde se está metiendo. Era un fu
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Un solemne homenaje Yo había pasad
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la elogió por su gesto de generosi
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Sofía, la madre de Antonio, profun
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Como sociólogo, yo sabía que no h
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alzar la voz y dijo con firmeza:
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astante severas: —Los milagros no
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primos. Uno de ellos, que tenía un
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personas pensaron que estábamos em
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anónimo de la vida real posee un m
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obsesivo compulsivo, el maestro nos
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como había hecho yo. Tenía grande
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Poniendo un asilo patas arriba Al d
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también comenzó a observar muchas
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Pero antes de salir, el maestro se
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de trenzas negras. Salomón se pint
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inocentes están las cicatrices de
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asura después de ser usado. Me dep
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Nosotros lo seguimos, desconfiados.
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—¿Por qué me agredes si yo no t
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—Algún día. Dile que tenga much
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por tener ordenadores, al menos deb
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No tengo brújula ni agenda. No ten
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Bartolomé no se quedó atrás y ta
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El veneno del asedio social Mientra
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eso había creado el embrión de un
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cierto era que si Bartolomé se iba
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contundente, destruía cada detalle
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construcción de tu pensamiento. So
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en un centro de beneficencia, y que
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—Error —dijo, y permaneció en
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El templo de la moda, una sonrisa e
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millones de mujeres buscaran compul
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igual de violenta que la discrimina
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que era necesario callarse, percibi
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Mónica nunca había visto una band
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—¿A qué mujer tengo que llamar?
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—¿Y su olor? ¿Usará dentadura?
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mi formación. Admiraba su forma de
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El virus del prejuicio, que estaba
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—Háblenos de su fallecido marido
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volviendo más famoso que los polí
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La jornada Tres días después, el
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solamente para los judíos. Al insi
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Recordad que el reino de la sabidur
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Enviando a los discípulos Después
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adoptaron y nunca más la vio. Dima
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cristianos, musulmanes, judíos y b
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universidad. No sabía que los que
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El vendedor de sueños en el templo
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Después de que Bartolomé hiciera
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duró toda la vida. Para ellos, los
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¿Quién le teme al futuro? La mayo
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La casa del terror Las últimas con
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Como el tema era delicado, decidimo
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pasmada a la derecha. No conocemos
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Augusto Cury (Colina, 2 de octubre