08.06.2017 Views

El vendedor de sueños -- Augusto Cury

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

sobre nosotros y nadie es capaz <strong>de</strong> compren<strong>de</strong>rnos! —Mientras hablaba, se pasó el<br />

<strong>de</strong>do índice por el ojo <strong>de</strong>recho y luego por el izquierdo, y enjugó sus lágrimas. Tal vez<br />

sus cicatrices eran tanto o más profundas que aquellas otras, ajenas, que le habían sido<br />

expuestas.<br />

—Dime, ¿quién eres? —preguntó Julio César:<br />

La respuesta fue un cálido silencio.<br />

—¿Eres psiquiatra o psicólogo? —insistió, mientras pensaba que se encontraba<br />

ante un profesional nada común.<br />

—No —afirmó el extraño con rotundidad.<br />

—¿Y filósofo?<br />

—Me gusta el mundo <strong>de</strong> las i<strong>de</strong>as, pero no soy filósofo.<br />

—¿Eres un lí<strong>de</strong>r religioso? —dijo, con la sospecha <strong>de</strong> que podía tratarse <strong>de</strong> un<br />

lí<strong>de</strong>r católico, protestante, musulmán o budista.<br />

—¡No, no lo soy! —respondió el hombre con firmeza.<br />

Como no obtuvo ninguna respuesta satisfactoria, Julio César, intrigado, preguntó<br />

con impaciencia:<br />

—¿Estás loco?<br />

—Es probable —contestó el otro con una pequeña sonrisa en el rostro.<br />

Julio César no podía estar más confundido.<br />

—¿Quién eres? Dime.<br />

Lo presionaba, contemplado por una multitud confundida que no podía saber <strong>de</strong><br />

qué iba aquel diálogo en las alturas <strong>de</strong>l edificio. <strong>El</strong> psiquiatra, el jefe <strong>de</strong> bomberos y el<br />

<strong>de</strong> policía se esforzaban para oír la conversación, pero ésta no siempre era audible.<br />

Ante la insistencia <strong>de</strong> Julio César, la reacción <strong>de</strong>l misterioso hombre no pudo ser más<br />

inquietante. Abrió los brazos, los levantó y dijo:<br />

—Cuando pienso en lo breve que es la existencia, el ínfimo paréntesis <strong>de</strong> tiempo<br />

que representa, y reflexiono sobre todo lo que está más allá y <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> mí, percibo<br />

mi pequeñez. Cuando consi<strong>de</strong>ro que un día terminaré en el silencio <strong>de</strong> una tumba,<br />

engullido por la vastedad <strong>de</strong> la existencia, comprendo mis extensas limitaciones, y, al<br />

toparme con ellas, <strong>de</strong>jo <strong>de</strong> ser un dios, y eso me libera para po<strong>de</strong>r ser sólo un ser<br />

humano. Abandono la condición <strong>de</strong> centro <strong>de</strong>l universo para ser sólo un caminante<br />

hacia rumbos que <strong>de</strong>sconozco.<br />

Sus palabras no respondieron a las preguntas <strong>de</strong> Julio César, pero calaron en su<br />

interior, y le hicieron preguntarse lo mismo que ya se habían preguntado quienes

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!