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Heroinas de la II Guerra Mundial - Kathryn J Atwood

Hubo otros muchos héroes en la Segunda Guerra Mundial cuyos nombres no son tan conocidos como los de los generales norteamericanos Patton y Eisenhower, pero cuyas valerosas acciones contribuyeron a ganar la guerra. Son las heroínas de la Segunda Guerra Mundial. Algunas de ellas ya eran famosas antes de la guerra y otras lo serían después, pero la mayoría eran mujeres corrientes. Peluqueras, relojeras, trabajadoras sociales, estudiantes universitarias, adolescentes y esposas, todas ellas mujeres muy distintas entre sí que solo tenían una cosa en común: la indignación hacia los actos de Hitler. Cada una de estas mujeres, procedentes de distintos países y actuando en distintas misiones, pudieron hacer realidad lo que con indignación tenían que ver día a día durante el tiempo que duró la contienda: Maria von Maltzan, la condesa que escondía judíos; Josephine Baker, la espía cantante; Hannie Schaft, el Símbolo de la Resistencia; Pearl Witherington, la correo que se convirtió en líder; Marlene Dietricht, la artista que convirtió en estandarte su lucha contra Hitler y su régimen… Relatos inspiradores de la vida de estas mujeres durante la II Guerra Mundial, algunas de ellas todavía en su adolescencia, cuyo coraje marcó una diferencia en los oscuros días de la guerra.

Hubo otros muchos héroes en la Segunda Guerra Mundial cuyos nombres no
son tan conocidos como los de los generales norteamericanos Patton y
Eisenhower, pero cuyas valerosas acciones contribuyeron a ganar la guerra.
Son las heroínas de la Segunda Guerra Mundial. Algunas de ellas ya eran
famosas antes de la guerra y otras lo serían después, pero la mayoría eran
mujeres corrientes. Peluqueras, relojeras, trabajadoras sociales, estudiantes
universitarias, adolescentes y esposas, todas ellas mujeres muy distintas
entre sí que solo tenían una cosa en común: la indignación hacia los actos de
Hitler. Cada una de estas mujeres, procedentes de distintos países y
actuando en distintas misiones, pudieron hacer realidad lo que con
indignación tenían que ver día a día durante el tiempo que duró la contienda:
Maria von Maltzan, la condesa que escondía judíos; Josephine Baker, la
espía cantante; Hannie Schaft, el Símbolo de la Resistencia; Pearl
Witherington, la correo que se convirtió en líder; Marlene Dietricht, la artista
que convirtió en estandarte su lucha contra Hitler y su régimen… Relatos
inspiradores de la vida de estas mujeres durante la II Guerra Mundial,
algunas de ellas todavía en su adolescencia, cuyo coraje marcó una
diferencia en los oscuros días de la guerra.

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Foto: Puerto <strong>de</strong> Gilleleje, don<strong>de</strong> muchos judíos daneses comenzaron<br />

su huida hasta Suecia.<br />

Museo <strong>de</strong> <strong>la</strong> Resistencia Danesa.<br />

EBBA LUND<br />

LA CHICA DE LA CAPUCHA ROJA<br />

ERA AGOSTO DE 1943. Ebba Lund, <strong>de</strong> veinte años, leía un cartel. Decía que, <strong>de</strong>bido<br />

al aumento <strong>de</strong> los actos <strong>de</strong> violencia contra <strong>la</strong>s fuerzas <strong>de</strong> ocupación alemanas en<br />

Dinamarca, el gobierno danés quedaba disuelto. Alemania tomaba el control absoluto<br />

sobre Dinamarca. Tras tres años <strong>de</strong> rebelión, Alemania ya no aguantaba más.<br />

Ebba se acordaba bien <strong>de</strong>l día en el que Dinamarca había sido invadida. Un<br />

sonido intenso, como el <strong>de</strong> un zumbido, <strong>la</strong> había <strong>de</strong>spertado, pero dado que no tenía<br />

ni i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> qué podía ser y era muy temprano para levantarse e ir a <strong>la</strong> escue<strong>la</strong>, se<br />

volvió a dormir. Horas <strong>de</strong>spués, camino <strong>de</strong> <strong>la</strong> escue<strong>la</strong> en su bicicleta por <strong>la</strong>s calles <strong>de</strong><br />

Copenhague, Ebba vio a un grupo <strong>de</strong> daneses alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> un grupo más pequeño <strong>de</strong><br />

soldados alemanes armados. Se <strong>de</strong>tuvo para ver qué pasaba.<br />

Un joven que estaba <strong>de</strong> pie a su <strong>la</strong>do dijo: «No me lo puedo creer».<br />

«¿Qué pasa?», preguntó Ebba.<br />

«¡Hemos sido invadidos!», le respondió.<br />

Ebba no terminaba <strong>de</strong> compren<strong>de</strong>r. ¿Dinamarca estaba en guerra? Siguió en su<br />

bicicleta hasta que llegó a <strong>la</strong> embajada británica. Había camiones aparcados <strong>de</strong><strong>la</strong>nte<br />

<strong>de</strong>l edificio. Se bajaron soldados alemanes, entraron en el edificio y salieron con<br />

personas a <strong>la</strong>s que obligaron a subir a los camiones. Eran diplomáticos británicos,<br />

ahora bajo arresto, dado que Alemania y Gran Bretaña se habían <strong>de</strong>c<strong>la</strong>rado <strong>la</strong> guerra<br />

algunos meses antes.<br />

Los daneses, en solidaridad, comenzaron a corear: «¡Hurra por los británicos!».<br />

De repente, un alemán gritó: «Cualquiera que trate <strong>de</strong> escapar será disparado». Su<br />

www.lectu<strong>la</strong>ndia.com - Página 118

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