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Heroinas de la II Guerra Mundial - Kathryn J Atwood

Hubo otros muchos héroes en la Segunda Guerra Mundial cuyos nombres no son tan conocidos como los de los generales norteamericanos Patton y Eisenhower, pero cuyas valerosas acciones contribuyeron a ganar la guerra. Son las heroínas de la Segunda Guerra Mundial. Algunas de ellas ya eran famosas antes de la guerra y otras lo serían después, pero la mayoría eran mujeres corrientes. Peluqueras, relojeras, trabajadoras sociales, estudiantes universitarias, adolescentes y esposas, todas ellas mujeres muy distintas entre sí que solo tenían una cosa en común: la indignación hacia los actos de Hitler. Cada una de estas mujeres, procedentes de distintos países y actuando en distintas misiones, pudieron hacer realidad lo que con indignación tenían que ver día a día durante el tiempo que duró la contienda: Maria von Maltzan, la condesa que escondía judíos; Josephine Baker, la espía cantante; Hannie Schaft, el Símbolo de la Resistencia; Pearl Witherington, la correo que se convirtió en líder; Marlene Dietricht, la artista que convirtió en estandarte su lucha contra Hitler y su régimen… Relatos inspiradores de la vida de estas mujeres durante la II Guerra Mundial, algunas de ellas todavía en su adolescencia, cuyo coraje marcó una diferencia en los oscuros días de la guerra.

Hubo otros muchos héroes en la Segunda Guerra Mundial cuyos nombres no
son tan conocidos como los de los generales norteamericanos Patton y
Eisenhower, pero cuyas valerosas acciones contribuyeron a ganar la guerra.
Son las heroínas de la Segunda Guerra Mundial. Algunas de ellas ya eran
famosas antes de la guerra y otras lo serían después, pero la mayoría eran
mujeres corrientes. Peluqueras, relojeras, trabajadoras sociales, estudiantes
universitarias, adolescentes y esposas, todas ellas mujeres muy distintas
entre sí que solo tenían una cosa en común: la indignación hacia los actos de
Hitler. Cada una de estas mujeres, procedentes de distintos países y
actuando en distintas misiones, pudieron hacer realidad lo que con
indignación tenían que ver día a día durante el tiempo que duró la contienda:
Maria von Maltzan, la condesa que escondía judíos; Josephine Baker, la
espía cantante; Hannie Schaft, el Símbolo de la Resistencia; Pearl
Witherington, la correo que se convirtió en líder; Marlene Dietricht, la artista
que convirtió en estandarte su lucha contra Hitler y su régimen… Relatos
inspiradores de la vida de estas mujeres durante la II Guerra Mundial,
algunas de ellas todavía en su adolescencia, cuyo coraje marcó una
diferencia en los oscuros días de la guerra.

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Bruse<strong>la</strong>s, Bélgica, hasta España, casi 2000 kilómetros— que permitiría a los soldados<br />

aliados escapar <strong>de</strong> Bélgica. La mujer se l<strong>la</strong>maba Andrée <strong>de</strong> Jongh, y <strong>la</strong> ruta <strong>de</strong> escape<br />

que se estaba probando aquel<strong>la</strong> noche en <strong>la</strong>s frías aguas <strong>de</strong>l río Somme terminaría<br />

l<strong>la</strong>mándose <strong>la</strong> Línea Cometa, <strong>de</strong>bido a su sorpren<strong>de</strong>nte rapi<strong>de</strong>z.<br />

Andrée <strong>de</strong> Jongh había nacido en Bruse<strong>la</strong>s, Bélgica, hacía 25 años. Era artista y<br />

enfermera en prácticas cuando los alemanes invadieron Bélgica en <strong>la</strong> primavera <strong>de</strong><br />

1940. Su inspiración para estudiar enfermería había sido Edith Cavell, <strong>la</strong> heroica<br />

enfermera británica que fue ejecutada en Bruse<strong>la</strong>s por un pelotón <strong>de</strong> fusi<strong>la</strong>miento<br />

durante <strong>la</strong> Primera <strong>Guerra</strong> <strong>Mundial</strong> porque había ayudado a un soldado británico a<br />

escapar <strong>de</strong> Bélgica.<br />

El padre <strong>de</strong> Andrée, Fre<strong>de</strong>ric, que había sobrevivido a aquel<strong>la</strong> guerra, se echó a<br />

llorar <strong>de</strong> rabia y <strong>de</strong>sesperación cuando vio a los alemanes marchar por <strong>la</strong>s calles <strong>de</strong><br />

Bruse<strong>la</strong>s, <strong>la</strong> capital <strong>de</strong> Bélgica. Andrée, que nunca antes había visto llorar a su padre,<br />

le dijo: «Haces mal en llorar. Ya verás lo que les hacemos. Lo vas a ver. Van a per<strong>de</strong>r<br />

esta guerra. Ellos <strong>la</strong> han empezado, pero <strong>la</strong> van a per<strong>de</strong>r. No te preocupes».<br />

Cuando Andrée se enteró <strong>de</strong> que había soldados aliados atrapados en Bélgica<br />

porque habían tratado d ayudar al ejército Belga contra <strong>la</strong> invasión nazi, organizó una<br />

serie <strong>de</strong> casas seguras <strong>de</strong>ntro y alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> Bruse<strong>la</strong>s don<strong>de</strong> los soldados podían<br />

ocultarse, obtener ropa <strong>de</strong> civil (para evitar ser i<strong>de</strong>ntificados como soldados aliados),<br />

y conseguir i<strong>de</strong>ntificaciones falsas. Aunque no podían quedarse allí eternamente;<br />

tenían que regresar Ing<strong>la</strong>terra <strong>de</strong> alguna manera. El camino <strong>de</strong> vuelta hasta Ing<strong>la</strong>terra<br />

era a través <strong>de</strong> Francia, cruzando los Pirineos y entrando en España, que era neutral, y<br />

luego a Gran Bretaña.<br />

Tras el ensayo <strong>de</strong> <strong>la</strong> ruta que <strong>la</strong> había tenido <strong>de</strong> un <strong>la</strong>do a otro <strong>de</strong>l río Somme,<br />

Andrée estaba <strong>de</strong>cidida a intentarlo <strong>de</strong> nuevo. El<strong>la</strong> y Arnold Depée, el hombre que <strong>la</strong><br />

había ayudado en el ensayo, no conseguían ponerse <strong>de</strong> acuerdo sobre <strong>la</strong> seguridad <strong>de</strong><br />

<strong>la</strong> ruta principal, así que se separaron y acordaron reunirse al sur <strong>de</strong> <strong>la</strong> frontera<br />

franco-belga. Andrée esperó y esperó en el punto <strong>de</strong> reunión, pero Arnold no llegó.<br />

Andrée sintió que <strong>de</strong>bía continuar con sus «paquetes», como l<strong>la</strong>maba a los soldados.<br />

Andrée no tardó en <strong>de</strong>scubrir que todas <strong>la</strong>s personas que participaron en el ensayo<br />

<strong>de</strong> <strong>la</strong> Línea Cometa habían sido arrestadas al poco <strong>de</strong> cruzar <strong>la</strong> frontera hispanofrancesa.<br />

Se dio cuenta <strong>de</strong> que para hacer que <strong>la</strong> ruta fuese efectiva, <strong>de</strong>bía ponerse en<br />

contacto directamente con <strong>la</strong>s autorida<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l consu<strong>la</strong>do británico en España: seguro<br />

que ellos podían proteger a los soldados aliados.<br />

www.lectu<strong>la</strong>ndia.com - Página 98

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