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Heroinas de la II Guerra Mundial - Kathryn J Atwood

Hubo otros muchos héroes en la Segunda Guerra Mundial cuyos nombres no son tan conocidos como los de los generales norteamericanos Patton y Eisenhower, pero cuyas valerosas acciones contribuyeron a ganar la guerra. Son las heroínas de la Segunda Guerra Mundial. Algunas de ellas ya eran famosas antes de la guerra y otras lo serían después, pero la mayoría eran mujeres corrientes. Peluqueras, relojeras, trabajadoras sociales, estudiantes universitarias, adolescentes y esposas, todas ellas mujeres muy distintas entre sí que solo tenían una cosa en común: la indignación hacia los actos de Hitler. Cada una de estas mujeres, procedentes de distintos países y actuando en distintas misiones, pudieron hacer realidad lo que con indignación tenían que ver día a día durante el tiempo que duró la contienda: Maria von Maltzan, la condesa que escondía judíos; Josephine Baker, la espía cantante; Hannie Schaft, el Símbolo de la Resistencia; Pearl Witherington, la correo que se convirtió en líder; Marlene Dietricht, la artista que convirtió en estandarte su lucha contra Hitler y su régimen… Relatos inspiradores de la vida de estas mujeres durante la II Guerra Mundial, algunas de ellas todavía en su adolescencia, cuyo coraje marcó una diferencia en los oscuros días de la guerra.

Hubo otros muchos héroes en la Segunda Guerra Mundial cuyos nombres no
son tan conocidos como los de los generales norteamericanos Patton y
Eisenhower, pero cuyas valerosas acciones contribuyeron a ganar la guerra.
Son las heroínas de la Segunda Guerra Mundial. Algunas de ellas ya eran
famosas antes de la guerra y otras lo serían después, pero la mayoría eran
mujeres corrientes. Peluqueras, relojeras, trabajadoras sociales, estudiantes
universitarias, adolescentes y esposas, todas ellas mujeres muy distintas
entre sí que solo tenían una cosa en común: la indignación hacia los actos de
Hitler. Cada una de estas mujeres, procedentes de distintos países y
actuando en distintas misiones, pudieron hacer realidad lo que con
indignación tenían que ver día a día durante el tiempo que duró la contienda:
Maria von Maltzan, la condesa que escondía judíos; Josephine Baker, la
espía cantante; Hannie Schaft, el Símbolo de la Resistencia; Pearl
Witherington, la correo que se convirtió en líder; Marlene Dietricht, la artista
que convirtió en estandarte su lucha contra Hitler y su régimen… Relatos
inspiradores de la vida de estas mujeres durante la II Guerra Mundial,
algunas de ellas todavía en su adolescencia, cuyo coraje marcó una
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Foto: Andrée Virot a principio <strong>de</strong> los anos cuarenta.<br />

Andrée Virot Peel, Lobertas Publishing.<br />

ANDRÉE VIROT<br />

La agente rosa<br />

LOS ALEMANES SE acercaban. Todo el mundo en Brest, un pueblo costero <strong>de</strong><br />

Francia en <strong>la</strong> lejana provincia <strong>de</strong> <strong>la</strong> Bretaña, al noroeste, se había encerrado en el<br />

interior <strong>de</strong> sus casas. Andrée Virot estaba en su hermoso salón, llena <strong>de</strong> una profunda<br />

tristeza. Las calles en el exterior estaban en absoluta calma.<br />

De repente, uno pasos que corrían hicieron añicos el silencio. Andrée corrió hasta<br />

<strong>la</strong> ventana. Soldados franceses trataban <strong>de</strong> escapar <strong>de</strong> los alemanes, que se<br />

aproximaban a toda velocidad. Con su uniforme militar, serían tomados como<br />

prisioneros con toda seguridad por los alemanes. Andrée les invitó rápidamente a que<br />

se escondieran en su hermoso salón. Luego corrió <strong>de</strong> casa en casa, pidiendo a los<br />

vecinos ropa <strong>de</strong> hombre. Todo el mundo <strong>de</strong>seaba ayudar, y los soldados pudieron<br />

seguir su camino vestido <strong>de</strong> civiles.<br />

Al cabo <strong>de</strong> poco tiempo, un enorme <strong>de</strong>stacamento <strong>de</strong> tropas alemanas apareció en<br />

<strong>la</strong> calle, haciendo un gran estruendo con sus motocicletas, y empujando a <strong>la</strong> gente <strong>de</strong><br />

Brest con fuerza contra los muros para que pudieran pasar. Mientras Andrée<br />

observaba, un oficial alemán se acercó a el<strong>la</strong>, y con <strong>de</strong>sprecio le dijo en un buen<br />

francés: «Esto os molesta, ¿verdad? ¡Somos los conquistadores!».<br />

Andrée no se dio cuenta <strong>de</strong> cuánto valoraba su libertad y su país hasta aquel día,<br />

cuando perdió a ambos a manos <strong>de</strong> los alemanes. Cuando quedó c<strong>la</strong>ro que los<br />

alemanes iban a contro<strong>la</strong>r todo lo que se publicara en los periódicos que llegaran a<br />

Brest, Andrée se dio cuenta <strong>de</strong> que <strong>la</strong> libertad <strong>de</strong> conocer <strong>la</strong> verdad era algo por lo<br />

que el<strong>la</strong> quería luchar. Así que cuando el<strong>la</strong> y sus amigos escucharon por <strong>la</strong> radio el<br />

www.lectu<strong>la</strong>ndia.com - Página 53

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