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Heroinas de la II Guerra Mundial - Kathryn J Atwood

Hubo otros muchos héroes en la Segunda Guerra Mundial cuyos nombres no son tan conocidos como los de los generales norteamericanos Patton y Eisenhower, pero cuyas valerosas acciones contribuyeron a ganar la guerra. Son las heroínas de la Segunda Guerra Mundial. Algunas de ellas ya eran famosas antes de la guerra y otras lo serían después, pero la mayoría eran mujeres corrientes. Peluqueras, relojeras, trabajadoras sociales, estudiantes universitarias, adolescentes y esposas, todas ellas mujeres muy distintas entre sí que solo tenían una cosa en común: la indignación hacia los actos de Hitler. Cada una de estas mujeres, procedentes de distintos países y actuando en distintas misiones, pudieron hacer realidad lo que con indignación tenían que ver día a día durante el tiempo que duró la contienda: Maria von Maltzan, la condesa que escondía judíos; Josephine Baker, la espía cantante; Hannie Schaft, el Símbolo de la Resistencia; Pearl Witherington, la correo que se convirtió en líder; Marlene Dietricht, la artista que convirtió en estandarte su lucha contra Hitler y su régimen… Relatos inspiradores de la vida de estas mujeres durante la II Guerra Mundial, algunas de ellas todavía en su adolescencia, cuyo coraje marcó una diferencia en los oscuros días de la guerra.

Hubo otros muchos héroes en la Segunda Guerra Mundial cuyos nombres no
son tan conocidos como los de los generales norteamericanos Patton y
Eisenhower, pero cuyas valerosas acciones contribuyeron a ganar la guerra.
Son las heroínas de la Segunda Guerra Mundial. Algunas de ellas ya eran
famosas antes de la guerra y otras lo serían después, pero la mayoría eran
mujeres corrientes. Peluqueras, relojeras, trabajadoras sociales, estudiantes
universitarias, adolescentes y esposas, todas ellas mujeres muy distintas
entre sí que solo tenían una cosa en común: la indignación hacia los actos de
Hitler. Cada una de estas mujeres, procedentes de distintos países y
actuando en distintas misiones, pudieron hacer realidad lo que con
indignación tenían que ver día a día durante el tiempo que duró la contienda:
Maria von Maltzan, la condesa que escondía judíos; Josephine Baker, la
espía cantante; Hannie Schaft, el Símbolo de la Resistencia; Pearl
Witherington, la correo que se convirtió en líder; Marlene Dietricht, la artista
que convirtió en estandarte su lucha contra Hitler y su régimen… Relatos
inspiradores de la vida de estas mujeres durante la II Guerra Mundial,
algunas de ellas todavía en su adolescencia, cuyo coraje marcó una
diferencia en los oscuros días de la guerra.

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escatar a los judíos <strong>de</strong>seaban ayudar, pero necesitaban dinero para participar en <strong>la</strong><br />

operación <strong>de</strong> rescate. Si los alemanes les atrapaban, o si le sucedía algo a su barco<br />

durante el viaje a Suecia, per<strong>de</strong>rían su sustento. Ebba y los <strong>de</strong>más que trabajaban con<br />

el<strong>la</strong> consiguieron reunir suficiente dinero en cuestión <strong>de</strong> días. Se pidió a muchos ricos<br />

hacendados que hicieran donaciones y <strong>la</strong> mayoría lo hizo generosamente. Ebba<br />

también ayudó a recaudar fondos entre <strong>la</strong> gente <strong>de</strong> Copenhague.<br />

Tenían los barcos. Tenían el dinero. Ahora necesitaban los refugiados. De nuevo,<br />

<strong>la</strong> voz se corrió rápidamente y se organizaron casas seguras en Copenhague —entre<br />

el<strong>la</strong>s <strong>la</strong> <strong>de</strong> Ebba Lund— don<strong>de</strong> pudieran escon<strong>de</strong>rse los judíos hasta po<strong>de</strong>r ser<br />

llevados a salvo hasta el puerto.<br />

Pronto, ciento <strong>de</strong> judíos estaban acudiendo en manada a Copenhague y siendo<br />

enviados a Suecia en el grupo <strong>de</strong> barcos que Ebba había organizado. La mayoría <strong>de</strong><br />

<strong>la</strong>s <strong>de</strong>más misiones <strong>de</strong> rescate se llevaban a cabo bajo <strong>la</strong> protección <strong>de</strong> <strong>la</strong> oscuridad,<br />

pero Ebba hizo su trabajo a plena luz <strong>de</strong>l día. Su razón era que los alemanes habían<br />

establecido el toque <strong>de</strong> queda y el<strong>la</strong> no quería mayores problemas. A<strong>de</strong>más, ¿quién<br />

sospecharía que se estaba llevando una operación <strong>de</strong> rescate a plena luz <strong>de</strong>l día?<br />

Durante <strong>la</strong>s operaciones <strong>de</strong> rescate, Ebba fue conocida como <strong>la</strong> Chica <strong>de</strong> <strong>la</strong><br />

Capucha Roja, Capucha roja, o Caperucita Roja porque llevaba una capucha roja<br />

como señal para que los judíos que serían escoltados hasta el puerto <strong>la</strong> buscaran.<br />

Luego, Ebba les subiría a los barcos, pagaría a los pescadores y se aseguraría <strong>de</strong> que<br />

los judíos escapaban a salvo. Los barcos que Ebba usó en <strong>la</strong> operación podían<br />

escon<strong>de</strong>r aproximadamente entre 25 y 30 personas a <strong>la</strong> vez <strong>de</strong>bajo <strong>de</strong> <strong>la</strong> cubierta en<br />

los camarotes para los pasajeros.<br />

Un día, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> que Ebba ayudara a un grupo <strong>de</strong> judíos a subir a un barco y se<br />

hubiera quitado <strong>la</strong> capucha roja, se encontraba <strong>de</strong> pie en el muelle cuando cinco<br />

alemanes con el uniforme gris <strong>de</strong> <strong>la</strong> Wehrmacht comenzaron a caminar hacia el<strong>la</strong>. Si<br />

registraban su bolso, encontrarían una gran suma <strong>de</strong> dinero —10 000 coronas— lo<br />

cual era suficiente para levantar sospechas acerca <strong>de</strong> lo que Ebba estaba haciendo en<br />

el muelle. Tenía que pensar rápido.<br />

Los pescadores vieron acercarse a los alemanes. Ebba se acercó rápidamente a<br />

uno <strong>de</strong> ello, le agarró por el brazo, y le sonrió cariñosamente. El pescador captó <strong>la</strong><br />

indirecta y le <strong>de</strong>volvió <strong>la</strong> sonrisa. Los alemanes se quedaron mirando a <strong>la</strong> pareja <strong>de</strong><br />

enamorados durante un instante, luego se dieron <strong>la</strong> vuelta y se alejaron.<br />

Hubo muchas razones por <strong>la</strong>s que Ebba no tuvo más sustos como este. Una <strong>de</strong><br />

el<strong>la</strong>s es que los miembros <strong>de</strong>l grupo Holger Danske y los guardacostas daneses<br />

contaban con una patrullera armada para <strong>la</strong>s operaciones <strong>de</strong> rescate. Los alemanes,<br />

muchos <strong>de</strong> ellos soldados <strong>de</strong> <strong>la</strong> Wehrmacht y no <strong>de</strong> <strong>la</strong> SS que odiaba a los judíos, lo<br />

sabían y, al parecer, no querían que los mataran por una operación <strong>de</strong> rescate. Otros<br />

habían sido sobornados para mirar hacia otro <strong>la</strong>do. Alguno <strong>de</strong> ellos incluso les <strong>de</strong>cían<br />

a los guardacostas daneses exactamente cuándo iban a salir a patrul<strong>la</strong>r por el puerto y<br />

cuándo se iban a ir.<br />

www.lectu<strong>la</strong>ndia.com - Página 121

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