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Heroinas de la II Guerra Mundial - Kathryn J Atwood

Hubo otros muchos héroes en la Segunda Guerra Mundial cuyos nombres no son tan conocidos como los de los generales norteamericanos Patton y Eisenhower, pero cuyas valerosas acciones contribuyeron a ganar la guerra. Son las heroínas de la Segunda Guerra Mundial. Algunas de ellas ya eran famosas antes de la guerra y otras lo serían después, pero la mayoría eran mujeres corrientes. Peluqueras, relojeras, trabajadoras sociales, estudiantes universitarias, adolescentes y esposas, todas ellas mujeres muy distintas entre sí que solo tenían una cosa en común: la indignación hacia los actos de Hitler. Cada una de estas mujeres, procedentes de distintos países y actuando en distintas misiones, pudieron hacer realidad lo que con indignación tenían que ver día a día durante el tiempo que duró la contienda: Maria von Maltzan, la condesa que escondía judíos; Josephine Baker, la espía cantante; Hannie Schaft, el Símbolo de la Resistencia; Pearl Witherington, la correo que se convirtió en líder; Marlene Dietricht, la artista que convirtió en estandarte su lucha contra Hitler y su régimen… Relatos inspiradores de la vida de estas mujeres durante la II Guerra Mundial, algunas de ellas todavía en su adolescencia, cuyo coraje marcó una diferencia en los oscuros días de la guerra.

Hubo otros muchos héroes en la Segunda Guerra Mundial cuyos nombres no
son tan conocidos como los de los generales norteamericanos Patton y
Eisenhower, pero cuyas valerosas acciones contribuyeron a ganar la guerra.
Son las heroínas de la Segunda Guerra Mundial. Algunas de ellas ya eran
famosas antes de la guerra y otras lo serían después, pero la mayoría eran
mujeres corrientes. Peluqueras, relojeras, trabajadoras sociales, estudiantes
universitarias, adolescentes y esposas, todas ellas mujeres muy distintas
entre sí que solo tenían una cosa en común: la indignación hacia los actos de
Hitler. Cada una de estas mujeres, procedentes de distintos países y
actuando en distintas misiones, pudieron hacer realidad lo que con
indignación tenían que ver día a día durante el tiempo que duró la contienda:
Maria von Maltzan, la condesa que escondía judíos; Josephine Baker, la
espía cantante; Hannie Schaft, el Símbolo de la Resistencia; Pearl
Witherington, la correo que se convirtió en líder; Marlene Dietricht, la artista
que convirtió en estandarte su lucha contra Hitler y su régimen… Relatos
inspiradores de la vida de estas mujeres durante la II Guerra Mundial,
algunas de ellas todavía en su adolescencia, cuyo coraje marcó una
diferencia en los oscuros días de la guerra.

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PARTE IV<br />

PAÍSES BAJOS<br />

LA TARDE DEL 9 <strong>de</strong> mayo <strong>de</strong> 1940 los ho<strong>la</strong>n<strong>de</strong>ses escucharon a Hitler dar un<br />

discurso por <strong>la</strong> radio sobre Ho<strong>la</strong>nda en el que <strong>de</strong>cía que no tenían nada que temer<br />

acerca <strong>de</strong> los inminentes rumores <strong>de</strong> guerra. Como recompensa por <strong>la</strong> neutralidad <strong>de</strong><br />

los Países Bajos durante <strong>la</strong> Primera <strong>Guerra</strong> <strong>Mundial</strong>, Hitler les prometió que no<br />

invadiría el país.<br />

Sin embargo, varias horas <strong>de</strong>spués, a primera hora <strong>de</strong> <strong>la</strong> mañana <strong>de</strong>l 10 <strong>de</strong> mayo,<br />

se dieron cuenta <strong>de</strong> que <strong>la</strong> promesa <strong>de</strong> Hitler era mentira: sus tropas invadieron<br />

simultáneamente Francia, Bélgica, Luxemburgo y los Países Bajos. En <strong>la</strong>s <strong>de</strong>fensas<br />

ho<strong>la</strong>n<strong>de</strong>sas cundió <strong>la</strong> confusión cuando paracaidistas alemanes, disfrazados <strong>de</strong><br />

soldados ho<strong>la</strong>n<strong>de</strong>ses, se <strong>la</strong>nzaron sobre Ho<strong>la</strong>nda. Los rumores acerca <strong>de</strong> alemanes<br />

disfrazados se hicieron cada vez mayores y distrajeron a <strong>la</strong>s tropas ho<strong>la</strong>n<strong>de</strong>sas. La<br />

policía ho<strong>la</strong>n<strong>de</strong>sa paraba a <strong>la</strong> mayor gente posible en algunos puntos <strong>de</strong> control y les<br />

hacía pronunciar ciertas pa<strong>la</strong>bras para averiguar si eran ho<strong>la</strong>n<strong>de</strong>ses o alemanes.<br />

Da igual a cuántos impostores atrapaba <strong>la</strong> policía ho<strong>la</strong>n<strong>de</strong>sa, no alemanes seguían<br />

llegando. El ejército ho<strong>la</strong>ndés <strong>de</strong>splegó una fuerte <strong>de</strong>fensa para un pequeño país que<br />

no estaba lo suficientemente preparado para <strong>la</strong> guerra. Durante cinco días<br />

combatieron contra <strong>la</strong> Blitzkrieg nazi hasta que Hitler, sorprendido e impaciente por<br />

el retraso, or<strong>de</strong>nó que toda <strong>la</strong> ciudad <strong>de</strong> Rotterdam fuera <strong>de</strong>struida con bombar<strong>de</strong>os a<br />

plena luz <strong>de</strong>l día. Cientos <strong>de</strong> personas fueron asesinadas (muchas <strong>de</strong> el<strong>la</strong>s esco<strong>la</strong>res) y<br />

miles se quedaron sin hogar. Cuando los alemanes amenazaron con <strong>de</strong>struir otras<br />

ciuda<strong>de</strong>s ho<strong>la</strong>n<strong>de</strong>sas <strong>de</strong> manera simi<strong>la</strong>r, el ejército ho<strong>la</strong>ndés finalmente se rindió.<br />

Muchos ho<strong>la</strong>n<strong>de</strong>ses al principio se sintieron traicionados cuando se enteraron <strong>de</strong><br />

que <strong>la</strong> reina Guillermina había escapado al Reino Unido durante <strong>la</strong> invasión, pero<br />

luego se dieron cuenta <strong>de</strong> que se había llevado consigo el tesoro real, que los<br />

alemanes esperaban utilizar para financiar <strong>la</strong> maquinaria <strong>de</strong> guerra nazi. Des<strong>de</strong><br />

Ing<strong>la</strong>terra, <strong>la</strong> reina Guillermina también podía enviar mensajes por radio al pueblo<br />

www.lectu<strong>la</strong>ndia.com - Página 68

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