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Heroinas de la II Guerra Mundial - Kathryn J Atwood

Hubo otros muchos héroes en la Segunda Guerra Mundial cuyos nombres no son tan conocidos como los de los generales norteamericanos Patton y Eisenhower, pero cuyas valerosas acciones contribuyeron a ganar la guerra. Son las heroínas de la Segunda Guerra Mundial. Algunas de ellas ya eran famosas antes de la guerra y otras lo serían después, pero la mayoría eran mujeres corrientes. Peluqueras, relojeras, trabajadoras sociales, estudiantes universitarias, adolescentes y esposas, todas ellas mujeres muy distintas entre sí que solo tenían una cosa en común: la indignación hacia los actos de Hitler. Cada una de estas mujeres, procedentes de distintos países y actuando en distintas misiones, pudieron hacer realidad lo que con indignación tenían que ver día a día durante el tiempo que duró la contienda: Maria von Maltzan, la condesa que escondía judíos; Josephine Baker, la espía cantante; Hannie Schaft, el Símbolo de la Resistencia; Pearl Witherington, la correo que se convirtió en líder; Marlene Dietricht, la artista que convirtió en estandarte su lucha contra Hitler y su régimen… Relatos inspiradores de la vida de estas mujeres durante la II Guerra Mundial, algunas de ellas todavía en su adolescencia, cuyo coraje marcó una diferencia en los oscuros días de la guerra.

Hubo otros muchos héroes en la Segunda Guerra Mundial cuyos nombres no
son tan conocidos como los de los generales norteamericanos Patton y
Eisenhower, pero cuyas valerosas acciones contribuyeron a ganar la guerra.
Son las heroínas de la Segunda Guerra Mundial. Algunas de ellas ya eran
famosas antes de la guerra y otras lo serían después, pero la mayoría eran
mujeres corrientes. Peluqueras, relojeras, trabajadoras sociales, estudiantes
universitarias, adolescentes y esposas, todas ellas mujeres muy distintas
entre sí que solo tenían una cosa en común: la indignación hacia los actos de
Hitler. Cada una de estas mujeres, procedentes de distintos países y
actuando en distintas misiones, pudieron hacer realidad lo que con
indignación tenían que ver día a día durante el tiempo que duró la contienda:
Maria von Maltzan, la condesa que escondía judíos; Josephine Baker, la
espía cantante; Hannie Schaft, el Símbolo de la Resistencia; Pearl
Witherington, la correo que se convirtió en líder; Marlene Dietricht, la artista
que convirtió en estandarte su lucha contra Hitler y su régimen… Relatos
inspiradores de la vida de estas mujeres durante la II Guerra Mundial,
algunas de ellas todavía en su adolescencia, cuyo coraje marcó una
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Una noche a Stefania <strong>la</strong> <strong>de</strong>spertaron unos gritos penetrantes. Cuando a <strong>la</strong> mañana<br />

siguiente le preguntó al guardia <strong>de</strong>l gueto, este se encogió <strong>de</strong> hombros y le dijo que<br />

había habido una Aktion en el gueto.<br />

Unas pocas noches <strong>de</strong>spués, Stefania se <strong>de</strong>spertó <strong>de</strong> nuevo <strong>de</strong>bido a los gritos<br />

provenientes <strong>de</strong> otra Aktion. Esta vez, pudo escuchar c<strong>la</strong>ramente <strong>la</strong> voz <strong>de</strong> <strong>la</strong> Sra.<br />

Diamant gritando por encima <strong>de</strong> <strong>la</strong>s <strong>de</strong>más. «¡No puedo abandonar a mis hijos!»,<br />

gritaba, «¿Qué será <strong>de</strong> mis hijos?». A <strong>la</strong> mañana siguiente Stefania supo que <strong>la</strong> Sra.<br />

Diamant había sido enviada al campo <strong>de</strong> concentración <strong>de</strong> Auschwitz.<br />

Poco tiempo <strong>de</strong>spués, una noche, Stefania oyó que l<strong>la</strong>maban a <strong>la</strong> puerta. Al abrir<br />

se encontró a un joven con <strong>la</strong> ropa rasgada y manchada <strong>de</strong> mugre y sangre.<br />

«Soy Joseph», dijo, mientras Stefania le observaba.<br />

«¿Qué Joseph?», preguntó Stefania. Era el hijo <strong>de</strong> <strong>la</strong> Sra. Diamant. Estaba tan<br />

sucio y ensangrentado que Stefania no le había reconocido. Mientras le vendaba <strong>la</strong>s<br />

heridas, él le contó cómo había saltado <strong>de</strong>s<strong>de</strong> un tren que se dirigía a un campo <strong>de</strong><br />

concentración y regresado a <strong>la</strong> ciudad. Ninguno <strong>de</strong> sus antiguos amigos po<strong>la</strong>cos <strong>de</strong><br />

Przemysl quería escon<strong>de</strong>rle, así que, finalmente, había regresado al apartamento que<br />

en un tiempo había sido su hogar.<br />

Joseph estaba muy enfermo, pero cuando se recuperó fue a buscar a <strong>la</strong> prometida<br />

<strong>de</strong> su hermano, Danuta, que seguía atrapada en el gueto, y <strong>la</strong> trajo al apartamento. El<br />

gueto sería cerrado en poco tiempo, y todos los judíos enviados a campos <strong>de</strong><br />

concentración o asesinados. Joseph y Danuta <strong>de</strong>jaron a muchos amigos en el gueto,<br />

más <strong>de</strong> los que podían escon<strong>de</strong>rse en el apartamento <strong>de</strong> los Diamant. Stefania se<br />

preguntaba <strong>de</strong> qué modo podía ayudar. La hermana menor <strong>de</strong> Stefania <strong>de</strong> seis años,<br />

Helena, también había ido a vivir con el<strong>la</strong> porque su madre había sido obligada a<br />

abandonar Polonia y trabajar en una fábrica <strong>de</strong> municiones <strong>de</strong> Alemania. Stefania<br />

necesitaba encontrar un lugar que fuera lo suficientemente gran<strong>de</strong> para el<strong>la</strong>, su<br />

hermana menor, Joseph, Danuta, y a tantos amigos suyos como fuera posible, pero…<br />

¿dón<strong>de</strong> estaba esa casa?<br />

Stefania nunca había sido especialmente religiosa, aunque acudía a <strong>la</strong> iglesia con<br />

su familia <strong>de</strong> niña. Ahora, sentía una apremiante necesidad <strong>de</strong> rezar. Salió fuera y<br />

caminó a través <strong>de</strong> una zona vacía <strong>de</strong> <strong>la</strong> ciudad que una vez había estado rebosante <strong>de</strong><br />

judíos. Empezó a rezar para que Dios le mostrara un nuevo lugar don<strong>de</strong> vivir.<br />

Entonces, tal como re<strong>la</strong>taría años más tar<strong>de</strong>, escuchó una voz. Esta le dijo que cuando<br />

dob<strong>la</strong>ra <strong>la</strong> siguiente esquina, habría dos mujeres en <strong>la</strong> calle con escobas. El<strong>la</strong>s le<br />

dirían dón<strong>de</strong> encontrar un apartamento.<br />

www.lectu<strong>la</strong>ndia.com - Página 41

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