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Heroinas de la II Guerra Mundial - Kathryn J Atwood

Hubo otros muchos héroes en la Segunda Guerra Mundial cuyos nombres no son tan conocidos como los de los generales norteamericanos Patton y Eisenhower, pero cuyas valerosas acciones contribuyeron a ganar la guerra. Son las heroínas de la Segunda Guerra Mundial. Algunas de ellas ya eran famosas antes de la guerra y otras lo serían después, pero la mayoría eran mujeres corrientes. Peluqueras, relojeras, trabajadoras sociales, estudiantes universitarias, adolescentes y esposas, todas ellas mujeres muy distintas entre sí que solo tenían una cosa en común: la indignación hacia los actos de Hitler. Cada una de estas mujeres, procedentes de distintos países y actuando en distintas misiones, pudieron hacer realidad lo que con indignación tenían que ver día a día durante el tiempo que duró la contienda: Maria von Maltzan, la condesa que escondía judíos; Josephine Baker, la espía cantante; Hannie Schaft, el Símbolo de la Resistencia; Pearl Witherington, la correo que se convirtió en líder; Marlene Dietricht, la artista que convirtió en estandarte su lucha contra Hitler y su régimen… Relatos inspiradores de la vida de estas mujeres durante la II Guerra Mundial, algunas de ellas todavía en su adolescencia, cuyo coraje marcó una diferencia en los oscuros días de la guerra.

Hubo otros muchos héroes en la Segunda Guerra Mundial cuyos nombres no
son tan conocidos como los de los generales norteamericanos Patton y
Eisenhower, pero cuyas valerosas acciones contribuyeron a ganar la guerra.
Son las heroínas de la Segunda Guerra Mundial. Algunas de ellas ya eran
famosas antes de la guerra y otras lo serían después, pero la mayoría eran
mujeres corrientes. Peluqueras, relojeras, trabajadoras sociales, estudiantes
universitarias, adolescentes y esposas, todas ellas mujeres muy distintas
entre sí que solo tenían una cosa en común: la indignación hacia los actos de
Hitler. Cada una de estas mujeres, procedentes de distintos países y
actuando en distintas misiones, pudieron hacer realidad lo que con
indignación tenían que ver día a día durante el tiempo que duró la contienda:
Maria von Maltzan, la condesa que escondía judíos; Josephine Baker, la
espía cantante; Hannie Schaft, el Símbolo de la Resistencia; Pearl
Witherington, la correo que se convirtió en líder; Marlene Dietricht, la artista
que convirtió en estandarte su lucha contra Hitler y su régimen… Relatos
inspiradores de la vida de estas mujeres durante la II Guerra Mundial,
algunas de ellas todavía en su adolescencia, cuyo coraje marcó una
diferencia en los oscuros días de la guerra.

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Cartil<strong>la</strong> <strong>de</strong> racionamiento ho<strong>la</strong>n<strong>de</strong>sa.<br />

Diet Eman.<br />

El Beje se convirtió en el hogar permanente <strong>de</strong> varios refugiados judíos y el<br />

temporal <strong>de</strong> muchos más (nunca más <strong>de</strong> 12 a <strong>la</strong> vez) que estaban <strong>de</strong> paso hacia un<br />

lugar más seguro don<strong>de</strong> escon<strong>de</strong>rse.<br />

Los miembros <strong>de</strong> una red nacional <strong>de</strong> <strong>la</strong> Resistencia ho<strong>la</strong>n<strong>de</strong>sa oyeron hab<strong>la</strong>r <strong>de</strong><br />

los refugiados <strong>de</strong>l Beje y enviaron a un arquitecto para que creara un cuarto secreto<br />

adyacente a <strong>la</strong> habitación <strong>de</strong> Corrie, lo suficientemente gran<strong>de</strong> para escon<strong>de</strong>r a todos<br />

los refugiados <strong>de</strong>l Beje <strong>de</strong> una so<strong>la</strong> vez. Luego enviaron a un electricista para que<br />

insta<strong>la</strong>ra un timbre <strong>de</strong> a<strong>la</strong>rma que avisara a todo el mundo para que se escondiera en<br />

el cuarto secreto en el caso <strong>de</strong> una redada <strong>de</strong> <strong>la</strong> Gestapo.<br />

La precaria salud <strong>de</strong> Betsie le impidió ser tan activa como Corrie fuera <strong>de</strong> casa,<br />

pero se esforzaba mucho para que hubiera un ambiente agradable para los refugiados<br />

que vivían en el Beje. Organizó lecturas <strong>de</strong> poesía, obras <strong>de</strong> teatro y tar<strong>de</strong>s musicales.<br />

Mientras los ten Boom proseguían con sus <strong>de</strong>beres y celebraciones cristianas,<br />

también trataban <strong>de</strong> hacer que sus huéspe<strong>de</strong>s estuvieran a gusto y ahora observaban<br />

los rituales y <strong>la</strong>s fiestas judías. Los ten Boom nunca pretendieron convertir a ningún<br />

judío al cristianismo, aunque sí que tuvieron muchas discusiones animadas con sus<br />

huéspe<strong>de</strong>s respecto a sus diferencias <strong>de</strong> fe.<br />

Una noche, Corrie estaba enferma y se llevó consigo a <strong>la</strong> cama una maleta con<br />

documentos importante <strong>de</strong> <strong>la</strong> Resistencia. Estos documentos contenían los nombres y<br />

<strong>la</strong>s direcciones <strong>de</strong> los refugiados que iban a necesitar cartil<strong>la</strong>s <strong>de</strong> racionamiento ese<br />

mes. Sin embargo, estaba tan enferma, que pronto <strong>la</strong> maleta se le resbaló <strong>de</strong> <strong>la</strong>s<br />

manos y cayó al suelo mientras el<strong>la</strong> se quedaba dormida.<br />

En sueños oía el timbre <strong>de</strong> a<strong>la</strong>rma que no paraba <strong>de</strong> sonar, el sonido <strong>de</strong> pies<br />

corriendo y susurros nerviosos. Se <strong>de</strong>spertó. ¿Por qué había gente corriendo hasta el<br />

cuarto secreto? No había ningún simu<strong>la</strong>cro preparado para ese día. Entonces, <strong>de</strong><br />

repente, se dio cuenta <strong>de</strong> lo que estaba pasando. ¡Era una redada! ¡Les habían<br />

traicionado! ¡La Gestapo estaba en <strong>la</strong> puerta! Todos los refugiados se metieron en el<br />

cuarto secreto y Corrie bajó el panel secreto. Pudo oír fuertes pisadas subiendo por<br />

<strong>la</strong>s escaleras que se aproximaban a su dormitorio. De repente, vio <strong>la</strong> maleta sobre el<br />

suelo. Estaba llena <strong>de</strong> nombres y direcciones <strong>de</strong> refugiados. Corrie abrió rápidamente<br />

www.lectu<strong>la</strong>ndia.com - Página 90

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