02.05.2020 Views

Arde la vida - Magali Tajes

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

El domador de abejas

Estamos sentados en el sillón de su casa. Él mira fútbol y yo le cuento las

cosas que hice el fin de semana. Me comenta que él también tuvo un finde

heavy, que el sábado fumó un nevado que lo dejó como loco. Me dice que

tiene otro, si quiero prenderme a fumarlo con él. Me quedo. No, boludo, yo

nunca probé y en un rato arranco para lo de una amiga. No da. Me dice que

no pasa nada, que tiene poca cocaína, que está mezclada con una marihuana

copada, que me va a levantar. «Mientras no comas, vas a estar arriba, no te

va a hacer nada». Le cuento que tengo una personalidad adictiva, que no

tengo prejuicios con la droga, pero sí cuidado. No quiero probar cosas que me

dejen tirada en una zanja, vendiendo hasta los muebles para tomar un poco

más, le digo seria. Él se ríe y me repite que no va a pasar nada. Que es una

experiencia. Que él ya tomó de todo, y de todo salió. Entonces me acuerdo de

esa frase que dice otro amigo fisura que tengo: «Hay que probar todos los

tornillitos, pero no hay que enroscarse con ninguno».

Enfrento el miedo y acepto. Fumamos un Bariloche, como le dice él

mientras me lo pasa, entre los dos. Le pregunto qué sensaciones voy a tener

ahora. «Se te va a dormir la lengua, mucho. Se te van a dormir los dientes».

«¿Qué? Los dientes no se duermen». «Sí, los vas a sentir dormidos». «Ah,

¿por eso se mueve la mandíbula cuando se consume cocaína?», le pregunto.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!