You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
revuelve el pelo. «Me hizo muy bien desayunar». «A mí también». Lo miro y
sonrío.
Con el tiempo nos vamos haciendo más amigos. Él me acompaña a otros
lugares, escucha mis miedos, y yo sus corajes. Diego me muestra la belleza
de lo imprevisto, de lo no planificado, del fluir. Me habla de sus viajes, de sus
errores, de sus sueños. Y yo todo me lo guardo en la cajita de los
aprendizajes.
Entiendo que lo quiero mucho, tal y como es. Entiendo también que él me
quiere a mí de la misma forma. Y eso me sana. Me gusta no tener que
mentirle para que me acepte. Es, en esa época, la primera persona que me
convence de que no sirve que te quieran por lo que no sos.
—¿Sabés a qué me hacés acordar con esto que me contás, Maga? En
Villa La Angostura, cerca de mi casa, hay dos puentes. Uno ya no se usa más
para los autos, lo usan las personas. Abajo de ese puente hay un río. Habrá
tres metros de distancia entre el río y el puente. Y siempre que íbamos con
mis amigos a tirarnos a ese río, yo pasaba un montón de tiempo estancado en
el puente, y todos mis amigos que ya se habían tirado, me gritaban «Dale,
Diego, siempre lo mismo». Yo no saltaba, pero tampoco me iba. Había
decidido saltar… Pero en el fondo no, porque seguía ahí parado. En un
momento, me impulsaba, y lo hacía. Y mientras estaba en el aire, tenía la
sensación de estar saltando al vacío. Ya habíamos ido mil veces a comprobar
que no había piedras en donde caíamos, pero mientras estaba en el aire, no
sabía adonde iba a caer. Y me daba vértigo, y también alegría,
incertidumbre…
»Yo creo que saltaste, Maga. Y ahora estás en el aire. No te va a
tranquilizar que te diga que abajo no hay piedras, porque la sensación de
saltar al vacío es insoportable. Solamente cuando toques algo de agua vas a
estar más tranquila. Vos tomaste una decisión. Y te felicito por eso, porque
ya no estás cómoda en el puente. Bancá el vacío ahora.