pared, roja de forzar la voz. Mirando el suelo, me dice:—Vas a perder todo. Vos sabés que vas a perdernos a todos. A mí, a tushermanos, a tus amigas. Por una mina. Si vos no la ves más, yo te prometoque me olvido de esto, y te podés quedar en casa. Si vos seguís tu vidanormal, yo te perdono. Si yo dejé de fumar, a vos te pueden dejar de gustarlas mujeres.Me ofrece un pacto de silencio. Una omisión. Un descorazonado «Aquíno pasó nada».Yo conozco el silencio. Lo conozco de cerca. Durante años, respirésilencio. Comí silencio. Vomité silencio. Me enfermé de silencio.Ella insiste:—Vas a perder todo. ¿Estás dispuesta a perder todo, Magalí?Y entonces pienso en ese texto de Nietzsche, que dice: «Si un demonioapareciera un día o una noche, frente a vos, y te dijera que esta vida talcomo la estás viviendo, la vas a vivir infinitas veces más. Cada dolor, cadaalegría, cada suspiro y cada pensamiento. En la misma sucesión. Esta vida,tal como la estás viviendo ahora, mil veces más. ¿Te parecería a vos unabendición o el más horrible infierno?».Y contesto:—Sí. Estoy dispuesta a perder todo. Porque si lo pierdo por ser quien soy,entonces lo que perdí no valía la pena.Pasan años de no hablarnos. De incómodas cenas e hirientes prejuicios.Yo no pierdo a mis amigas, tampoco mi trabajo. Sin embargo, en algún lugarde mí, siento vergüenza de lo que elijo. Así no me arrepienta, así no quieraelegir fingir otra cosa. En mi familia el tema no se habla. El silencio se instalaa pesar de mí. En mi cumpleaños número veinticinco, mi mamá me escribeuna carta:Yo, la primera mujer que sintió tu vida dentro de la mía, la primera quecompartió tus ojos… Te agradezco tu sonrisa, tu generosidad, tu amor. Ytambién te pido perdón a gritos por haber tocado tus alas de mariposa conun insulto, con un golpe. Es que soy humana e imperfecta. Te deseo que seasmuy feliz, que celebres la vida que te atraviesa, que no te pase por al lado.Maga, la que no aprendió a caminar caminando, sino corriendo veloz,gritándolo de alegría. «Yo puedo», parecías decir. Y vaya si podés. Te amo.
Mamá.Todos somos máscara. Pero también somos lo que está detrás de lamáscara. Y ese detrás, es el que importa.
- Page 2 and 3:
Relatos que entrelazan amores, dese
- Page 4 and 5:
Título original: Arde la vidaMagal
- Page 6 and 7:
PrólogoArde la vida. Como arde un
- Page 8 and 9:
dejamos soñar. Que la utopía sirv
- Page 10 and 11:
con el semáforo roto estuvo Perito
- Page 12 and 13:
Pompeya. Pero no me molestaba gasta
- Page 14 and 15:
sea un hongo extraño. Que también
- Page 16 and 17:
Frágil—Maga, vos no entendés la
- Page 18 and 19: —¿Por qué le dicen Pelusa?—Po
- Page 20 and 21: cuesta comprarla, ¿vos estás tira
- Page 22 and 23: VoldemortTengo once años. Estamos
- Page 24 and 25: playa. Después se quejan que está
- Page 26 and 27: Tres inviernos después, mi mamá c
- Page 28 and 29: Una plumaLos actos escolares son la
- Page 30 and 31: quejé. Y ella me enseñó: «La vi
- Page 32 and 33: Vivir esa quietud que llaman «Univ
- Page 34 and 35: diferentes dividido en fragmentos,
- Page 36 and 37: Los extrañosLas personas queremos
- Page 38 and 39: blanca?». Sonríe: «La blanca es
- Page 40 and 41: ¡Alto ahí!—El mundo del revés
- Page 42 and 43: De vivir solaLlegar al edificio. Sa
- Page 44 and 45: Pongo los fideos. Contesto algunos
- Page 46 and 47: recibido. Me distraigo. Se va la no
- Page 48 and 49: Eso que dueleDecían que eran parte
- Page 50 and 51: espalda, me quiero ir a la cama. Mi
- Page 52 and 53: Asiente.Salimos a su jardín y nos
- Page 54 and 55: ¡Alto ahí!—Aprendizajes—Apren
- Page 56 and 57: Doce cancionesNunca me gustaron los
- Page 58 and 59: Sube un pibe al escenario. «Siempr
- Page 60 and 61: descanso me siento mejor. Aunque no
- Page 62 and 63: gente que no quieras tanto. Porque
- Page 64 and 65: cansa de patearme. Entonces se agac
- Page 66 and 67: —¿Cuántas cosas vas a probar, M
- Page 70 and 71: PuenteSalimos de clase, y él me di
- Page 72 and 73: —No, gracias, tengo que esperar a
- Page 74 and 75: Se vuelve a reír y me abraza.—So
- Page 76 and 77: RefugioTengo veintitrés años. Est
- Page 78 and 79: inventar diferentes miradas para el
- Page 80 and 81: cuando te bajás. Pocas cosas me gu
- Page 82 and 83: perros, ancianos, estrellas de rock
- Page 84 and 85: hermanos. Porque yo me puedo morir
- Page 86 and 87: Entramos al cuarto y mi mamá está
- Page 88 and 89: Un secretoMe llevó muchos años de
- Page 90 and 91: —No sé. Te juro que no sé. Pero
- Page 92 and 93: Vivir sin sentidoFue docente mío d
- Page 94 and 95: Me di cuenta temprano que la vida n
- Page 96 and 97: La niña y la adultaSe encienden la
- Page 98 and 99: consultando. ¿Vos querés mejorar?
- Page 100 and 101: SaloméYo tenía siete años cuando
- Page 102 and 103: reímos, ella estuvo enojada varios
- Page 104 and 105: quedo parada mirando la escalera. N
- Page 106 and 107: que luchan, los que se reciben en l
- Page 108 and 109: porque detestaba la rutina. Apenas
- Page 110 and 111: La brújula rotaMe pierdo todo el t
- Page 112 and 113: ver a las personas tan felices todo
- Page 114 and 115: MiedoNos vemos una vez por semana e
- Page 116 and 117: cuando nos conocimos». «¿Por qu
- Page 118 and 119:
Entonces, resumiendoMe gustan el ca
- Page 120 and 121:
¡Alto ahí!—Al revés de mí—D
- Page 122 and 123:
Find what you love and let it kill
- Page 124 and 125:
¡Alto ahí!—Bonus Track: Locos
- Page 126:
A vos, que me leiste:Gracias.Este l