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Arde la vida - Magali Tajes

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deja solo.

Pasan horas y ninguno de los dos habla. Ni siquiera nos miramos, ni

siquiera nos movemos. Quedamos ahí, tirados en su sillón, aislados, inertes.

«La merca te hace pensar cosas malas», me dice de repente. «Te trae

malos recuerdos». Yo me doy cuenta que estoy triste, pero no pienso en nada

en particular. Eso me sorprende. No poder tener un pensamiento, hilar

palabras todo el tiempo. Como si el inconsciente estuviera más vivo. Y yo

más muerta y desinteresada. Me pega un cachetazo en el brazo y grito.

«Tenés que comer, estás muy flaca vos, amiga». «No, no estoy flaca». «¿Y

entonces por qué gritas?». «Porque me dolió». «Te dolió porque no tenés el

colchón de carne». «No soy un pastel de papas para tener un colchón de

carne, salame». Nos reímos.

Me cuenta que le gusta pegar. Abro los ojos como platos y le pregunto si

le pega a las mujeres. «Sí». «¿Vos me estás jodiendo?». «No, boluda, pero

cogiendo. No le pego a las mujeres, solamente cogiendo». «Ah, está bien,

pero ahí hay varios que pegan». «Sí». «No te vayas de mambo». «No, ni

loco».

El malhumor se me intensifica. Tengo ganas de vomitar y de comer al

mismo tiempo. Asumo que no voy a ir a lo de mi amiga, y que tampoco voy a

hacer ninguna de las cosas que tenía pendientes para esa noche. Estoy

desganada. Como si hubiera corrido kilómetros, como si tuviera 90 años. Ya

no me siento triste. Ya no siento nada. Es el vacío.

Se me viene a la cabeza el baño de mi abuela materna. Vivía en un

conventillo y no tenía inodoro, tenía esos agujeros que existían antes. Me

acuerdo que le tenía terror a ir a ese baño de chica, que el agujero medía

como yo, que me daba miedo caer ahí. Desaparecer. Entonces, antes de hacer

pis, cuando ya no aguantaba más, miraba con atención el agujero. Lo

investigaba. Trataba de adivinar qué había en toda esa oscuridad. Y percibo

que eso hice también con el Bariloche: Buscar experimentar la caída en esas

sombras. Asomarme a ver qué había en esa oscuridad en la que se perdían

tantos. Y te voy a decir una cosa: Está llena de fantasmas. Y vos estás

completamente solo.

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