Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
amiga canta para el culo». «Sí, ja, ja, no sabía que cantaba tan mal. No
puedo creer lo que desafina y en un momento me escupió». «Ja, ja, sí». Yo
sigo haciendo chistes porque no quiero hablar, porque hablar es hablar de
separarse. Pero a las dos cuadras se me terminan los chistes. Y entonces me
dice que: «bueno, vos querías que nos juntemos, y yo te quiero decir que las
cosas ya no están como antes», y yo pienso ¿qué cómo cuándo?, pero le digo
que las cosas pueden volver a ser como antes. Y me dice que no, que ya está,
que no es lo mismo. Que me ama, pero que no funcionamos. Que estamos
discutiendo mucho, que necesita hacer cosas nuevas y que en su nueva vida
yo no entro. Como si yo fuera un mueble antiguo y roto en un departamento a
estrenar. Me duele lo que me dice pero no me sale resignarme, entonces digo
algo estúpido como «Yo no tengo problema con nada de lo que hagas,
podemos vernos menos, mucho menos, no sé. Una vez por semana, o una vez
cada dos semanas…». Y mientras se lo digo, me enredo con las palabras,
como si las palabras fueran independientes de mí. Como si ellas cuando yo
las pronuncio, me pudieran burlar. Como si se expulsaran errantes de mi
boca, decidieran no ser acertadas. Por simple diversión, para jugar conmigo.
Quiero encontrar palabras que conmuevan, que hagan que cambie de opinión,
que le den un recuerdo hermoso que haga que se arrepienta. Pero están
escondidas, amotinadas en algún lugar de mi cabeza, negándose a salir.
Porque esas palabras saben que ya no me ama. No quieren irse inútilmente. Y
las palabras torpes, que hasta ahora me estaban ayudando, se dan cuenta que
tampoco son útiles y se van. Me dejan muda. Y entonces, me doy cuenta, que
estoy llorando.
Un río de lágrimas en las mejillas, no puedo entender cómo no lo sentí
antes. Y entonces me dice: «pará, no nos separemos». «Sí, ya está». «No, no.
Pará. Tomémonos otro tiempo». Nos miramos. «Porque aparte yo quería ir
al Parque de la Costa con vos el domingo»…
Me dice eso y las palabras en mi cabeza enloquecen. ¿Me estás
cargando?, gritan. ¿Por qué no te vas a la concha de tu madre, egoísta?
¿Sabés cuánta Cindor te hace falta? No sé por qué se me viene la Cindor, son
pensamientos estúpidos que no puedo reprimir. Como cuando en los
velatorios pienso «Traigan el pan, que ya está el fiambre» o cuando esas
veces antes de dormir se me aparece Cannon eres mi colchón, cuando en ti