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PROTÉJALA Y DEFIÉNDALA 117<br />
marginado, como una chica poco a la moda, o<br />
una cretina anormal. Usted tendrá que equilibrar<br />
esta presión a la que la someten sus compañeras<br />
y compañeros. Si no le enseña las razones por las<br />
que debe retrasar las relaciones sexuales,<br />
empezará a tenerlas. Será necesario que le enseñe<br />
cuáles son sus reglas. Es la única forma de actuar,<br />
porque sus amigas tienen relaciones sexuales; y<br />
sus amigos. incluso los mejores, esperan tener<br />
relaciones con ella poco después de empezar a<br />
salir.<br />
También advertí otra tendencia en mi práctica médica. El prematuro inicio de la actividad<br />
sexual no sólo incrementa los casos de enfermedades de transmisión sexual, sino que<br />
muchas de mis pacientes tienen, en edades tempranas, múltiples parejas. Y también observé<br />
otra cosa: un rápido incremento en el número de chicas que padecen depresión. Al igual que a mis<br />
colegas, no me enseñaron el tratamiento de los estados depresivos mientras estuve en la<br />
facultad. Dejamos ese tema para los psiquíatras. No teníamos medicacion antidepresiva, ni<br />
siquiera un pleno conocimiento de las raíces de h depresión, como lo tenemos ahora.<br />
He llegado a ver a niñas de tan solo nueve años a las que sus padres trajeron a mi consulta<br />
porque sabían que algo terrible les estaba sucediendo. Con el tiempo encontré una evidente<br />
correlacion en mis pacientes: si eran sexualmente activas, corrían el riesgo de<br />
caer en la depresión. Y esto llegó al punto de que tuve que considerar la depresión como otra<br />
enfermedad de transmisión sexual. Los estudios no podían confirmar lo que yo estaba viendo en<br />
mi practica médica, por la sencilla razón de que no se habían hecho (aunque terminaron<br />
haciéndose, como veremos más adelante). Nadie prestaba atención a nuestras chicas. Todos<br />
los días, cuando dejo mi consulta, me sorprende la desconexión social y cultural reinante. En mi<br />
práctica veo cada vez con mayor frecuencia muchachas muy jóvenes que padecen<br />
depresiones y enfermedades de transmisión sexual. Y compruebo que en tiendas, revistas y<br />
televisión existe una cultura popular que no parece preocuparse por ello. Programas de<br />
marketing de productos bien conocidos y famosos seducen a las jovencitas para que se<br />
entreguen a la actividad sexual. El sexo sirve para vender ropa, champú. discos CD y hasta<br />
bolígrafos. Se les vende el sexo en atractivos mensajes de los medios de comunicación. Pero, al<br />
margen de ese mundo ficticio, yo