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mucha riqueza verbal.<br />
Poco después, desconecta el ordenador y<br />
se va a su dormitorio para relajarse un poco o<br />
para hacer sus tareas. Se coloca entonces los<br />
auriculares para escuchar música; una<br />
música que se va filtrando a<br />
232 PADRES FUERTES, HIJAS FELICES<br />
través de sus oídos y le inunda el cerebro. Ahora ya no está comunicándose con nadie.<br />
Después de cenar, se entrega a sus correos electrónicos. Envía recados que desaparecen<br />
para aparecer en las pantallas del ordenador de alguien. De nuevo está comunicándose; pero<br />
de nuevo también está sola.<br />
Si su hija es una chica normal y corriente, se pasará entre seis y ocho horas diarias en<br />
contacto con aparatos electrónicos de una u otra especie. A los padres no suelen importarles<br />
mucho esas actividades de sus hijos, porque les permiten entregarse a sus cosas, liberarse de<br />
la presencia de los chicos y disfrutar de un rato de ocio. Pero si bien la electrónica puede<br />
ayudarle para que usted haga sus cosas, también reduce, y de forma dramática, el tiempo que<br />
podría pasar con sus hijos. Y esa soledad perjudica la relación con su hija.<br />
Mientras tanto, ella mantiene relaciones que no son de carne y hueso. El correo electrónico<br />
es menos real que el Messenger, éste es menos real que las llamadas telefónicas y éstas menos<br />
reales que un contacto personal.<br />
A la mayoría de las jóvenes americanas les encantan los mensajes instantáneos. Las chicas<br />
no solamente hablan más que los chicos, sino que también teclean más. En este tipo de<br />
mensajes, las palabras se subrayan con interrogaciones, puntos de exclamación y caritas<br />
sonrientes. Este tipo de lenguaje puede tener cierta gracia, y resulta divertido y entretenido<br />
para los chicos, pero está en las antípodas de lo que pudiera ser un contacto humano. Al cabo<br />
de algún tiempo usted podrá darse cuenta de que a su hija le resulta dificil mantener una<br />
conversación con usted, ya sea en el coche, en casa o en un restaurante, porque estar cara a<br />
cara le resulta demasiado intenso y la amedrenta, pues ya se ha acostumbrado al anonimato de<br />
la electrónica. Cuando ella ve su rostro, ya no hay escapatoria para los sentimientos o<br />
pensamientos que usted pueda manifestar. La vida real se convierte en algo demasiado intenso<br />
para sus sentidos. Las voces parecen demasiado altas. El contacto físico resulta algo extraño. Las<br />
miradas perforan y alteran sus perspectivas. Usted se ha convertido para ella en una figura<br />
distante y amenazadora.<br />
No permita que eso suceda. No hay necesidad de eliminar los aparatos electrónicos, pero<br />
asegúrese de que el tiempo que su hija pasa con ellos se compensa con el que pasa con usted.<br />
Las llamadas<br />
UNIDO A ELLA 233<br />
telefónicas no son demasiado recomendables. Es necesario que ustedes estén juntos.<br />
Es algo fundamental para su desarrollo emocional, intelectual y físico. Es necesario que<br />
se dé cuenta de que su hija ha sido preparada para relacionarse de forma muy diferente<br />
a la que le enseñaron a usted. No es cierto que los hombres tengan mayor dificultad para<br />
la intimidad que las mujeres. No estoy muy segura de que eso sea verdad; al menos, no<br />
en lo que se refiere a las relaciones entre padres e hijas. Usted se pasa horas en<br />
conversaciones personales; ella se las pasa charlando por un aparato. Usted puede