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60 PADRES FUERTES, HIJAS FELICES<br />
puede hacerlo usted. Usted puede ver las cosas en su justa perspectiva y sopesar las<br />
consecuencias de las acciones de un modo que ella no puede hacer. Los hijos<br />
jóvenes, en especial los que son inteligentes, tienen una sorprendente habilidad<br />
para manipular a sus padres. Así pues, querido hombre, mucho cuidado. Cuando su<br />
hijita de dos años tenga una rabieta póngala en dique seco e ignórela hasta que se<br />
tranquilice. Cuando su hija tenga dieciséis años, haga exactamente lo mismo. Y si<br />
tiene que mantener su postura durante una semana o un mes, hágalo. Y nunca tome<br />
como ataque personal el veneno que sale de su encantadora lengua. Todavía es una<br />
niña. Así que diríjala, no la deje ir. Ya tendrá ella tiempo de desempeñar su papel<br />
durante el resto de su vida, cuando tenga su propio hogar.<br />
4. No se hunda, persevere: los héroes continúan en la batalla hasta el final; jamás huyen.<br />
Por tanto, siga en la lucha; continúe comprometido con su hija y su familia; pase con ellos<br />
todo el tiempo que le sea posible y manténgase firme, amoroso, amable y paciente, y<br />
recuerde que usted es más resistente que su hija. Con frecuencia los padres dicen que los<br />
hijos se muestran muy reacios en las crisis de divorcio. Pero no lo son; los chicos no tienen<br />
alternativa. Usted sí. Usted puede optar por no salir corriendo cuando las cosas se complican.<br />
Como su hija no puede decirle esto, se lo diré yo: si existe alguna posibilidad de continuar<br />
con el matrimonio, hágalo. Incluso si su matrimonio parece condenado al fracaso, continúe;<br />
siga en el hogar con sus hijos mientras le sea posible; hágalo por ellos. Divorciarse cuando<br />
su hija tiene veinte años es mejor para ella que cuando tiene catorce. Y quizás se dé<br />
cuenta de que el mejor remedio para un mal matrimonio es hacerse notar. Las cosas<br />
pueden mejorar.<br />
No se doblegue por los comentarios y las presiones de sus allegados. Tendrá amigos<br />
(probablemente la mayor parte de ellos) que se mostrarán mucho más tolerantes con sus hijas. ¿Y<br />
qué? Los riesgos que se corren así son muy grandes. Yo los compruebo todos los días en mi<br />
consulta; y siento aprecio —y las hijas y las esposas también lo sienten— por los padres que se<br />
comportan como héroes; padres que