02.05.2018 Views

83899389-Padres-Fuertes-Hijas-Felices

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

Capítulo 10<br />

Unido a ella<br />

caso.<br />

¿Estás loco?—le dije a mi marido. Pero él no me hizo<br />

Mientras entraba en los dormitorios de nuestras hijas, no dejaba de decir:<br />

—¡Venga, vamos! Os voy a enseñar algo.<br />

Era la una y media de la madrugada.<br />

Yo seguía en el rellano superior de las escaleras. Él fue reuniendo a las chicas, una a una, y<br />

las llevó a la veranda de la parte delantera de la casa. Allí, sobre el suelo de cemento,<br />

mantuvo juntos y sentados durante una hora a aquellos cuerpecillos cansados y soñolientos,<br />

que miraban entre parpadeos las luces relampagueantes que cruzaban el cíelo norteño. Incluso<br />

en el mes de junio la noche era lo sufícientemente fresca como para que sus naricillas heladas<br />

expulsaran vaho. Yo hubiera querido regañar a mi marido por exponer a las pequeñas al<br />

riesgo de una posible neumonía, pero guardé silencio.<br />

Nadie habló mucho durante la hora pasada en la oscuridad. Nos limitamos a contemplar<br />

aquellas hermosas y brillantes hojas verdes y rojas (al menos, eso es lo que parecían) que<br />

refulgían en la negrura de la noche. Después, todos volvimos a subir las escaleras y nos<br />

metimos de nuevo en nuestros tibios lechos.<br />

No me resultó fácil volver a dormir. La aurora boreal había sido muy hermosa, pero ¿qué<br />

iba a pasar con aquellas criaturas que se

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!