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ENSÉÑELE HUMILDAD 103<br />
Al cabo del año, la factura de su teléfono<br />
móvil ascendía a trescientos dólares. Los<br />
padres se lo quitaron. Ella se puso furiosa.<br />
Después tuvo dos o tres accidentes de coche y<br />
la compañía de seguros puso el precio de la<br />
póliza por las nubes. Muy acertadamente, los<br />
padres la obligaron a que pagara el<br />
incremento de precio de la póliza. El padre se<br />
sentía muy mal porque la chica se metía<br />
continuamente en problemas; pero, aunque<br />
tanto él como su esposa la ayudaban. la<br />
actitud de la chica no cambiaba. Estaba muy<br />
enojada porque sus padres no le permitían<br />
usar el coche para ir al instituto y le hacían<br />
pagar parre de la matrícula.<br />
—Pero creo que lo que más me molesta —decía el padre— es que cree que nuestro deber es<br />
pagarle todos los gastos del colegio. Como somos sus padres, hemos de costear su educación, su<br />
telefono móvil y su coche. Cree que éstos son sus derechos.<br />
Yo podía notar la frustración que le dominaba. No era solamente que su hija estuviera<br />
pasando por la crisis de la adolescencia, Mostraba una mala actitud que tenía que cambiar, si no<br />
quería comportarse así para siempre. Tenía unos buenos padres a los que<br />
juzgaba ahora muy duramente. Ellos se cuestionaban todo lo que su hija hacía —todo cuanto<br />
había hecho a lo largo de sus dieciocho años de existencia— y se preguntaban qué habían podido<br />
hacer para tener una hija tan egoísta.<br />
—En realidad es una buena chica —decía su padre moviendo la cabeza—. Es dulce, lista y muy<br />
afectuosa. Pero algunas veces la detesto, porque no parece apreciar nada de lo que hacemos por<br />
ella.<br />
La mayoría de las adolescentes no suelen apreciar los sacrificios el trabajo de sus padres. Eso<br />
es normal. Lo que ya no es norma: es la idea de esta chica de que «se merece» lo que tiene, y<br />
que es «su derecho» seguir teniéndolo. Ahora bien, muchos padres al conocer su actitud se<br />
dirían «¡ qué mocosa tan consentida!». Y creo que eso es lo que justamente piensan sus padres.<br />
Pero, en realidad. ella tiene una peligrosa idea que comparten muchos jóvenes. La única diferencia<br />
es que ella la expresa. Su problema es que no tiene humildad.<br />
No sabe considerar las necesidades de los demás. La cosa es así de sencilla. Desde que nació,<br />
su intuición le dijo que tomara cuanto necesitase, que todo era suyo y que podía conseguir más.<br />
Tales fueron los deseos que gobernaron su conducta. Y todo lo que la rodea potencia esa forma de<br />
pensar. Las tiendas alimentan sus aspiraciones