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lo que me pasó a mí a muchas de mis<br />
amigas. Queremos y necesitamos ayuda,<br />
pero no siempre la tenemos. Tenemos un<br />
auténtico problema: y saben cuál es ése<br />
problema? Ustedes. Ustedes son el problema.<br />
Ustedes, los médi-<br />
128 PADRES FUERTES, HIJAS FELICES<br />
cos y otros adultos. ¿Acaso no creen que podemos hacer algo? Estoy cansada de oírles decir que<br />
estamos descontroladas. Pues oigan esto: ¡no lo estamos!». Y después de decir eso, se bajó del<br />
estrado.<br />
Por muy estridente que se hubiera mostrado aquella chica, tenía razón. Les hemos fallado a<br />
nuestros hijos. No les hemos proporcionado normas. Nos hemos encogido de hombros ante la<br />
epidemia de enfermedades de transmisión sexual que hay entre los adolescentes y nos hemos<br />
limitado a decir que no se puede hacer nada, excepto proporcionarles preservativos e inmunizar a<br />
niñas de nueve años contra el papiloma. Pero mientras los adultos hemos renunciado a hacer algo,<br />
¿adivinan lo que está sucediendo con la actividad sexual de los adolescentes en todo el país? Pues<br />
que está empezando a declinar. Lo veo en mi práctica profesional, y en las amigas de mis hijas.<br />
Hablan abiertamente de sexo (no de los detalles, por supuesto). Tal vez usted debiera saber que<br />
muchas de las amigas de sus hijas no quieren tener relaciones sexuales, algunas no las tienen, y<br />
muchas otras están buscando ayuda paterna para no ser sexualmente activas. Acusan la presión<br />
de sus compañeras, tratan de evitarla y buscan desesperadamente que sus padres les presten<br />
ayuda.<br />
Realmente, los hijos nos escuchan y buscan información sobre la abstinencia sexual porque saben<br />
de forma instintiva que es buena. Si mi propia experiencia clínica puede servir de referencia, ella<br />
explicaría por qué la incidencia de la actividad sexual en las adolescentes ha empezado a<br />
reducirse.<br />
Recapitulando<br />
No quisiera atacar la educación sexual que se imparte en los colegios, pero es necesario que<br />
usted sepa que a su hija se le está dando un mensaje contradictorio, porque si por un lado se le<br />
aconseja que se abstenga del sexo, por el otro se le dice que si lo practica debería insistir en que<br />
su novio use el preservativo.<br />
Una paciente mía de trece años me dijo que durante las clases de educación sexual su profesora<br />
les animó a que se abstuvieran del sexo hasta que fueran mayores, porque era peligroso y<br />
porque las enfermedades que se podían contraer eran muchas. Pero no les explicó cómo podían<br />
evitar el sexo.