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ENSÉÑELE HUMILDAD 93<br />
todo lo que hacen, que sean más bonitas, más listas,<br />
mejores que los demás, podemos confundir nuestras<br />
prioridades y las suyas.<br />
Nuestras hijas no necesitan demasiados halagos para<br />
sentirse bien consigo mismas. En lo profundo de su ser,<br />
su hija sabe que es buena para algunas cosas y no tan<br />
buena para otras. A menudo ve sus capacidades de<br />
forma más realista que sus padres; y cuanto más la<br />
alaben ellos, más se preguntará: «¿Por eso me<br />
quieren tanto mis padres? ¿Porque toco muy bien el<br />
violín?».<br />
Otro problema es el egocentrismo. Cuando las<br />
actividades familiares giran en torno a lo que creemos<br />
que «necesitan» o «quieren» nuestros hijos, a fin de<br />
hacerles sentirse mejor consigo mismos, estamos<br />
fomentando su egocentrismo. Muchas veces, las<br />
chicas que sobresalen en algo adquieren un<br />
sentimiento de superioridad sobre sus camaradas. Y<br />
cuando sucede esto se aíslan de sus amigos y de su<br />
familia. Empieza a aparecer la competitividad. Su<br />
sentido de superioridad hace que su mundo les resulte<br />
pequeño. No encuentran la menor alegría en lo que les<br />
rodea. Se centran en el éxito, no en los amigos.<br />
El escritor Henry Fairlie estaba en lo cierto al<br />
apuntar: «El orgullo nos incita a complacernos<br />
exageradamente con nosotros mismos, no nos anima<br />
a que nos complazcamos con la humanidad y con<br />
aquello que compartimos generalmente con todos los<br />
demás, como seres sociales».<br />
El orgullo es lo opuesto a la humildad. Recuerde lo<br />
que Dante escribió sobre el orgullo en la Divina<br />
comedia. Los orgullosos arden en sus propios placeres,<br />
solos y aislados para toda la eternidad. En cuanto<br />
Dante abandona su círculo, el Ángel de la Humildad se<br />
le aparece llevando consigo esplendor, paz y contento:<br />
«Lo envolvía tal auténtica umilita que parecía estar<br />
diciendo: estoy en paz». La humildad trae consigo un<br />
profundo gozo y una gran satisfacción, porque nos<br />
impide caer en la manía del egocentrismo.<br />
No permita que eso le pase a su hija. Haga que su<br />
mundo sea más grande que ella misma y que el talento<br />
que pueda tener. Guíela suavemente para que<br />
reconozca su fuerza, y también sus limitaciones.<br />
Déjela que falle. Hágale saber que usted sigue<br />
queriéndola a pesar de sus posibles fallos. Dígale que<br />
ella es importante para usted, no por lo que hace sino<br />
por lo que es. Esta es una magnífica oportuni-