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ENSÉÑELA A CONOCER A DIOS 191<br />
ñaron religión en el colegio; desconocemos los temas religiosos y por eso no les hablamos de<br />
ello.<br />
Pero no se trata de nosotros; se trata de nuestros hijos y de lo que ellos necesitan. Es preciso que<br />
le diga a su hija lo que usted cree y piensa. Sus ideas ejercerán un profundo impacto en lo que<br />
ella llegue a creer. Y si usted siente que debe empezar esa iniciación religiosa a su lado, hágalo.<br />
Ella se lo agradecerá.<br />
La clarificación es orden. Cuando digo que su hija necesita a Dios, me estoy refiriendo a la<br />
tradición judeocristiana, que es la vivida por más de dos tercios de los adolescentes americanos (el<br />
52 por ciento son protestantes; el 23 por ciento son católicos, y el 1,5 por ciento son judíos). 117 El 84<br />
por ciento de los muchachos entre trece y diecisiete años dicen ser creyentes, el 12 por ciento no<br />
están seguros, y sólo el 3 por ciento afirma que no cree en Dios. 1 "<br />
Estos porcentajes están de acuerdo con la experiencia que tengo de mis pacientes y de los<br />
adolescentes con los que he trabajado a lo largo y ancho del país. Los chicos pueden hablar de<br />
diversa manera sobre la existencia de Dios, pero son pocos los ateos. Como afirma Christian Smith:<br />
«En contra de muchas especulaciones y estereotipos populares, el carácter de la religiosidad de<br />
los adolescentes es extraordinariamente convencional [...] la gran mayoría [...] no se muestran<br />
distantes ni se rebelan ante los temas religiosos» 119 . El hecho es que su hija está ansiosa por saber<br />
qué piensa usted de Dios, y hay muchas probabilidades de que siga sus mismas creencias.<br />
Los seres humanos nacen con el sentimiento inherente de que la vida es algo más que lo que se<br />
ve. Cuando pregunto a los jóvenes sobre su vida espiritual, ellos saben muy bien de lo que estoy<br />
hablando. Se dan cuenta de que son un cuerpo carnal, y de que también pueden, por ejemplo,<br />
tocar el piano; pero de algún modo ven dentro de sí una parte real, maravillosa e invisible que no<br />
se puede definir. Existe un ámbito en el interior de cada uno que corresponde al alma, y cualquier<br />
muchacho, por joven que sea, entiende esto: esa dimensión desconocida, profunda e inexplorada,<br />
difícil de definir o especificar. La creencia de que poseen un alma hace que las jóvenes<br />
117 Christian Smith y Melinda Lundquist Denton, op. cit., pp. 30-71.<br />
118 Ibíd.<br />
119 Ibíd., p. 260.